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Carta de la editora | 271

Desdoblamientos

No es una novedad que la cantidad de cesáreas en Brasil es muy superior a lo que recomienda la OMS. En 2015 nacieron por esa vía 1,6 millones de bebés en el país, lo que representa el 55,5% del total de partos. Un estudio encabezado por científicos de la ciudad de Pelotas (Rio Grande do Sul) revela que un 48% de las cesáreas se realizaron antes de que la madre iniciara el trabajo de parto. Si se descuentan las intervenciones por razones de salud, se estima que 370 mil bebés nacieron por vía quirúrgica electiva antes de las 39 semanas de gestación.

Estos datos ponen de manifiesto que la cantidad de partos anticipados crece continuamente a la par del aumento de la escolaridad materna. El reportaje de la página 52 especifica que el porcentaje de cesáreas anticipadas fue del 13,2% entre las 163 mil mujeres que ostentaban hasta cuatro años de escolaridad y del 49,2% entre las que habían cursado estudios superiores. El parto precoz quirúrgico es preocupante, pues esos bebés corren mayor riesgo de sufrir complicaciones de salud durante las primeras semanas de vida y, a futuro, problemas de desarrollo cognitivo. Entre las contingencias que podrían sobrevenir al comienzo de la vida figuran las dificultades respiratorias a causa de unos pulmones sin la suficiente madurez y la incapacidad de mamar adecuadamente, que pueden derivar en hipoglucemia y requerir el suministro de fórmulas alimenticias suplementarias que exponen al bebé innecesariamente a proteínas potencialmente inductoras de alergias alimentarias.

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Los productos químicos que combaten plagas, aliados a la mecanización, permitieron la expansión de la agricultura a punto tal que no es por falta de alimentos que (muchas) personas hoy en día aún pasan hambre. De cualquier manera, a la industria de los pesticidas, agroquímicos o agrotóxicos muchos la miran con desconfianza y la desaprueban.

Un proyecto de ley (PL) que propone nuevas reglas para su registro y utilización ha sido objeto de acaloradas discusiones en Brasil. Así como por un lado no existen evidencias incontrastables de que el consumo humano de alimentos producidos con el uso de pesticidas dañe la salud, estudios científicos han comprobado el impacto negativo de su aplicación sobre el medio ambiente, al contaminar la flora, la fauna y las napas freáticas, así como sobre la salud de los trabajadores rurales. Si bien la contaminación ambiental tiene que ver fundamentalmente con la actividad de las grandes haciendas de monocultivos, productoras de commodities tales como la soja y la caña de azúcar, es en el cultivo de los alimentos de la mesa del brasileño que los pequeños y medianos productores se intoxican. Entre 2007 y 2015, hubo más de 80 mil casos.

El artículo de Yuri Vasconcelos (página 18) plantea los puntos polémicos del PL: la palabra final sobre la aprobación del uso de nuevas sustancias, una responsabilidad compartida actualmente por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama), el Ministerio de Agricultura y la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), los criterios de evaluación para los nuevos productos, y los plazos para ese análisis. Los retos que deberán afrontarse incluyen la falta de equipos capacitados para analizar las solicitudes de registro con mayor celeridad, la carencia de una metodología destinada a evaluar el uso simultáneo de diversos productos y la necesidad de una amplia y rigurosa capacitación e inspección de los productores rurales en cuanto al uso de equipamientos de protección individual, de dosificación y de aplicación correcta de los productos en los cultivos.

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Cuatro ediciones atrás, este editorial finalizaba celebrando el bicentenario del Museo Nacional, efeméride signada por una crisis. No hay palabras para expresar la tristeza al ver en llamas el patrimonio conformado por 20 millones de piezas, el centro de investigaciones y posgrado y el museo, una institución única e irreemplazable.

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