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INNOVACIÓN

Diálogo avanzado

La FAPESP y empresas crean centros de investigación en ingeniería sobre temas situados en la frontera del conocimiento con financiación a largo plazo

030-033_Centros de engenharia_214-1RAUL AGUIARLa estrategia de la FAPESP, consistente en estimular la investigación científica en el ámbito empresarial y promover la confluencia de la universidad y el sector productivo toma nuevo cuerpo con el advenimiento de los centros de investigación en ingeniería con financiación a largo plazo y abordaje de temas en la frontera del conocimiento, patrocinados por la Fundación y empresas privadas. Cuatro compañías ‒la automovilística Peugeot Citroën Brasil, la industria brasileña de cosméticos Natura, la empresa de petróleo y gas BG Brasil y la multinacional farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK)‒ firmaron recientemente acuerdos de cooperación con la FAPESP, seguidos de la apertura de llamados a la presentación de proyectos para la creación de esos centros, donde confluirán investigadores de instituciones y universidades paulistas y de las empresas. Por medio de tales acuerdos, la FAPESP y empresas asociadas compartirán inversiones por 114 millones de reales, durante un período de entre cinco y diez años. A ese valor se le sumará el de las inversiones de las instituciones que albergarán los centros, bajo la forma de gastos operativos y sueldos. “Los centros de investigación en ingeniería instaurados mediante la cooperación entre la FAPESP y las empresas son innovadoras en el ámbito de la colaboración entre universidades y empresas en Brasil, abriendo la posibilidad para planes de investigación articulados y a largo plazo, y generando una interacción mucho más efectiva entre investigadores académicos y las empresas que aquélla que se verifica en proyectos de corta duración”, dice Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la FAPESP.

Ya se anunció el resultado de la convocatoria de Peugeot Citroën: investigadores de las universidades de Campinas (Unicamp), de São Paulo (USP), del Instituto Tecnológico de Aeronáutica (ITA) y del Instituto Mauá de Tecnología, en conjunto con ingenieros de la automovilística, se dedicarán al desarrollo y el perfeccionamiento de motores impulsados con biocombustibles, en un esfuerzo de investigación para equiparar su eficiencia a la de los motores de gasolina y gasoil. El proyecto será mantenido durante cuatro años, renovables por otros seis años. La inversión será de alrededor de 32 millones de reales durante un período de 10 años: 8 millones de reales los aportará la FAPESP, otros 8 millones Peugeot Citroën y habrá unos 16 millones entre gastos operativos y sueldos pagados por las universidades implicadas. El centro no contará con una sede fija y funcionará como una red de grupos participantes. “Uno de los pilares de nuestra estrategia es el desarrollo de tecnologías limpias. Decidimos concretar la asociación con la FAPESP y esas instituciones brasileñas para trabajar con el biocombustible”, dice Jean-Marc Finot, director mundial de las investigaciones e ingeniería avanzada del Grupo PSA Peugeot Citroën. “En Europa, este tipo de asociaciones es muy frecuente. Nuestra meta es la búsqueda de nuevas tecnologías para el desarrollo de nuevas funcionalidades e innovaciones. El conocimiento científico propio de la academia resulta fundamental para llevar a la práctica nuestros objetivos”, informa.

La red de investigadores que intervendrá en el Centro de Investigación en Ingeniería Prof. Urbano Ernesto Stumpf se formó cuando la FAPESP y Peugeot Citroën de Brasil presentaron la llamada a la presentación de propuestas, en octubre de 2012. “Notamos que se trataba de un centro con perspectivas ambiciosas y que las cuatro universidades e instituciones podrían trabajar en forma complementaria”, dice Waldyr Gallo, docente de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Unicamp. “La idea fue generar un proyecto estructurador, que constituyera la columna vertebral para los primeros años y le permitiera al centro alcanzar autonomía y amplificar su acción a largo plazo”, dice Gallo. El grupo de la Unicamp, liderado por Gallo, se dedicará principalmente a las simulaciones termodinámicas y el análisis del desempeño del motor y de la resistencia de sus componentes, entre otras tareas. El equipo de la Poli-USP, coordinado por el profesor Guenther Krieger, y el del ITA, cuyo investigador principal es el profesor Pedro Teixeira Lacava, trabajarán con énfasis en la investigación básica, estudiando minuciosamente los fenómenos físicos y químicos de la combustión del etanol. Ambos grupos ya trabajan en esa línea de investigación, con financiación de la FAPESP y la empresa Vale. “Estudiamos, bajo condiciones controladas, el proceso de formación de gotas y de spray de etanol y su combustión, lo cual nos permite calibrar modelos computarizados que simulan el proceso de combustión en un régimen turbulento”, dice Guenther Krieger, de la Poli-USP. “Más allá de sostener modelos de simulación, la idea consiste en ayudar a proyectar motores y perfeccionar los actuales con mayor eficiencia”, afirma Pedro Lacava, profesor del ITA. El conocimiento generado por los tres grupos será probado en ensayos en el Instituto Mauá, que mantiene un laboratorio de motores, bajo la coordinación de Celso Argachoy. “Contamos con facilidades para montar el motor y hacerlo funcionar en la forma que deseamos, aplicando soluciones desarrolladas en el seno del grupo”, dice Renato Romio, jefe del laboratorio de motores y vehículos del Instituto Mauá. Peugeot Citroën designó como vicedirector del centro al ingeniero francés Franck Turkovics. “Tenemos un objetivo en común con la FAPESP, consistente en un proyecto aplicable que no quede tan sólo en la fase de investigación. Se trata de armonizar el motor con el biocombustible”, dice Turkovics.

030-033_Centros-de-engenharia_CORTADA2RAUL AGUIARLa intención de desarrollar un motor que funcione con etanol, y con mejor desempeño, responde, por un lado, a un interés académico, ya que mientras en el exterior se progresa en la eficiencia de los motores de gasolina, la tecnología del motor de alcohol se encuentra estancada. “La idea no es revivir el modelo del motor de alcohol, que ya estuvo presente en un 90% del parque automotor brasileño y cayó en desuso por problemas de precios y de abastecimiento”, dice Waldyr Gallo. Podemos imaginar, prosigue el investigador, que se utilice un nuevo motor en determinados nichos del mercado, como el caso de los vehículos de transporte, o para reforzar el contenido ecológico en automóviles híbridos, más allá, naturalmente, de aportar beneficios para los motores flex, que se transformaron en el modelo estándar en Brasil.

Posibilidades de generar innovaciones
El modelo inaugurado por el centro de investigación en ingeniería de PSA Peugeot Citroën combina características de dos iniciativas de la FAPESP: el programa especial Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid), que apoya a largo plazo a equipos multidisciplinarios en torno a temas situados en la frontera del conocimiento, y el Programa FAPESP de Investigación en Asociación para la Innovación Tecnológica (Pite), que impulsa proyectos en instituciones de investigación desarrollados en cooperación con empresas y cofinanciados por éstas. La inversión de la FAPESP en cada proyecto Pite exige una contrapartida financiera de la empresa interesada, lo cual amplía el volumen de recursos y las posibilidades de generar innovaciones con impacto en el mercado. Desde su creación, en 1995, el Pite ha suscrito más de 200 convenios con empresas tales como Braskem, Vale y Sabesp.

Tal como ocurre con los Cepids, los nuevos centros de investigación cuentan con objetivos audaces, difíciles de lograr en proyectos de corta duración. Un ejemplo de esta ambición es el futuro Centro de Investigación Aplicada en Bienestar y Comportamiento Humano, objeto de una convocatoria a la presentación de propuestas emitida al final del mes pasado por la FAPESP y la empresa Natura. La meta de ese centro es amplia. Busca investigar temas tales como la posibilidad de identificar marcadores científicos de bienestar en la población brasileña, obtener bases biológicas de modelos comportamentales positivos, y comprender cómo es que el cerebro puede colaborar en la promoción de emociones y comportamientos positivos; además de entender de qué modo la aplicación tecnológica de esos conocimientos puede generar herramientas de evaluación y de promoción del bienestar en una población. Es decir, busca articular conocimientos y especialistas en neurociencia, psicología positiva, psicología social, neuroimagen, neuropsicofisiología, psicometría, estudios poblacionales y longitudinales, modelado y construcción de indicadores matemáticos. “La innovación le ha permitido a Natura desarrollar productos y hallar nuevas oportunidades de negocios y creemos que también continuará garantizándole a la empresa un crecimiento sostenible. El bienestar es una de las tres vertientes de investigación de la empresa, junto con la búsqueda de tecnologías sostenibles y el desarrollo de nuevos cosméticos”, afirma Gerson Pinto, vicepresidente de innovación en Natura. “Los beneficios que esperamos obtener con ese centro son amplios, intensificando el conocimiento producido por las universidades y generando un diferencial para nuestros productos y procesos”. La FAPESP y Natura reservarán 1 millón de reales por año cada una (2 millones de reales anuales, en total) para aportar a la implementación de ese centro. La financiación para la propuesta seleccionada se concederá por un plazo de hasta 10 años. “Establecimos una relación a largo plazo con la FAPESP. Como trabajamos con el modelo de innovación abierta, los resultados tendrán impacto más allá del ámbito de la empresa”, dice Gerson Pinto.

030-033_Centros-de-engenharia_CORTADARAUL AGUIAREl objetivo del centro de investigaciones de GlaxoSmithKline consiste en la explotación de nuevos aspectos de la química sostenible mediante un abordaje multidisciplinario, en la búsqueda de un uso más eficiente de los productos sintéticos y del desarrollo de solventes y reactivos renovables a partir de residuos agrícolas. El llamado a la presentación de propuestas para la creación del Centro de Investigación en Química Sostenible se emitió en el mes de octubre, y sus resultados estarán disponibles en agosto de 2014. “Podemos entender que todos los procesos químicos resultan en moléculas estables y, a menudo, también en residuos de sustancias que se generaron a partir de dichos procesos”, dice Antonio José, director médico de GSK. “Grosso modo, en términos contables, esto es un ‘sobrante’ que no agrega valor al proceso original. Además, estos residuos pueden ser inocuos o pueden tener algún impacto ambiental o para la salud, demandando un tratamiento específico previo a su descarte. La química sostenible apunta optimizar procesos y reducir deshechos”, sostiene.

Según sostiene, GSK establece frecuentes convenios de desarrollo con otras empresas o instituciones de investigación consolidadas. “En esta convocatoria a la presentación de propuestas estamos abiertos a invertir en ideas generadas en Brasil y que tengan potencial para generar beneficios para la sociedad”, dice. Para la implementación del centro de excelencia, la FAPESP y GSK prevén inversiones por valor de 30 millones de reales durante un período de 10 años. “Notamos que varios temas discutidos y estudios presentados en Brasil son innovadores. Esperamos que los resultados de las investigaciones producidas por este centro logren un impacto positivo y ayuden en el proceso interno de optimización y mejora continua de nuestros procesos”.

Un workshop internacional, promovido en octubre de 2012 por la FAPESP y BG Brasil ‒el brazo nacional de la empresa británica BG Group‒, permitió la identificación de los desafíos científicos más significativos y oportunidades para la innovación en aplicaciones de gas natural durante los próximos 5 a 10 años. Sus resultados orientaron el llamado a la presentación de propuestas, emitido en agosto, para la creación de un Centro de Investigación para la Innovación en Gas Natural en São Paulo. “El workshop nos permitió estipular líneas de investigación prioritarias, que BG ya analizó y se encuentran asociadas con nuestras prioridades de investigación”, informa Giancarlo Ciola, gerente de innovación de BG Brasil. La empresa posee un contrato de concesión por 27 años para explotar un 25% del campo Lula y un 30% del campo Sapinhoá ‒ambos en la capa presal de la cuenca de Santos‒ y una de las cláusulas del contrato determina que el 1% de los ingresos brutos se inviertan en investigación y desarrollo.

“El llamado a la presentación de propuestas para ese centro de investigación nos permitirá abordar diversas innovaciones, relacionadas, por ejemplo, con la reducción de emisiones y la viabilidad del uso del gas para el transporte marítimo, entre otras cuestiones”, sostiene Ciola. A su juicio, la oportunidad de establecer un programa robusto y a largo plazo, similar a los Cepids, impulsó a la empresa a crear el centro. “La cooperación es crucial para nuestra estrategia de investigación y desarrollo, ya que no contamos con laboratorios internos. Estamos instalando en Brasil un centro tecnológico global para atender las demandas del grupo en todo el mundo, pues reconocemos el potencial con que cuenta el país para el desarrollo de investigación de punta en los temas que abarca nuestra industria”. Cada uno de los socios invertirá 10 millones de reales en un plazo de cinco años. Para el corriente mes, está programado un workshop para la presentación del llamado a la presentación de propuestas por parte de los grupos de investigación interesados.

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