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Memoria

Difícil de domar

Desde el siglo XVIII se intenta generar energía a partir del mar

Los intentos de extraer energía del mar aprovechando el movimiento de las olas o de las mares no son mero reflejo de la búsqueda incesante de fuentes baratas y no contaminantes, que se ha venido intensificando en los últimos 35 años.

Tal idea es secular y se registra en documentos, dibujos y fotos en diversos países del mundo. Dos franceses del siglo XVIII -Phillip Girard y su hijo, cuyo nombre se perdió- depositaron la primera patente de que se tenga noticia referente a un motor accionado por olas. El texto francés data del 12 de julio de 1799, pero no se sabe si los Girard intentaron poner en práctica su propio invento. Asimismo, cabe decir que ésa es la regla para las patentes de máquinas pensadas para funcionar como usinas marítimas. Entre 1855 y 1973, los ingleses registraron 340 patentes solamente en Gran Bretaña, referentes al mismo tema. En Estados Unidos también hubo numerosos registros de patentes, buena parte de ellos aún en el siglo XIX. En dicho país es posible encontrar colecciones de fotos con los más diversos experimentos de inventores aficionados. La que ilustra esta página es de un motor construido en 1891 por Henry P. Holland, instalado en un gran montículo rocoso en la playa de San Francisco, California. Las olas accionaban una gran boya, que activaba a su vez una bomba destinada a hacer pasar el agua del mar por mecanismos que deberían generar electricidad. Fue probablemente el primer motor construido en dicha región con objetivos comerciales, pero no funcionó tal como lo planearan,  y el proyecto fue abandonado en los años posteriores. La estructura perduró enclavada en la roca durante 59 años, antes de su destrucción definitiva ocasionada por una tempestad. “La primera central que funcionó efectivamente se instaló en el puerto de Huntington, también en California, en 1909”, dice el ingeniero Eliab Ricarte Beserra, del Laboratorio de Tecnología Submarina de la Coordinación de Programas de Posgrado en Ingeniería de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Coope/ UFRJ). Esta máquina terminó también destruida por la fuerza del mar. Tras la intensa actividad desarrollada al final del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el problema recién resurgió con fuerza durante la crisis del petróleo de los años 1970. “En dicho período, el ingeniero británico Stephen Salter, de la Universidad de Edimburgo, Escocia, planteó ante la academia la responsabilidad de proyectar una central de olas eficaz, duradera y factible comercialmente. Gracias en buena parte a los experimentos exitosos de Salter, unos 20 países invierten actualmente en usinas accionadas por la fuerza de las olas, aunque sólo Escocia, Portugal y Holanda tienen modelos comerciales en operación. En Brasil, este mismo año empezará a funcionar una central piloto en el estado de Ceará, a cargo de investigadores de la UFRJ.

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