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Planificación

El aporte de São Paulo

Conferencia reúne a investigadores paulistas para discutir los retos de la ciencia, la tecnología y la innovación durante los próximos 15 año

La Conferencia Paulista de Ciencia, Tecnología e Innovación, que congregó a 400 investigadores en la sede de la FAPESP entre los días 12 y 13 de abril, definió una serie de metas y propuestas tendientes a desarrollar los sistemas de ciencia y tecnología en São Paulo y en Brasil en un horizonte de entre 15 y 20 años. Las iniciativas sugeridas en las cinco mesas redondas del encuentro destacaron la necesidad de restaurar el apoyo federal a la investigación en São Paulo a niveles compatibles con los resultados con los cuales el estado contribuye en Brasil, de expandir la cantidad de doctores formados en el estado y de mejorar la calidad y la visibilidad de la producción científica paulista, sumado todo esto a una definición de reglas e incentivo a la asociación entre las universidades y las empresas y a la elección de áreas que serán claves para el desarrollo: la nanobiotecnología, la oceanografia y la ecología urbana. Los participantes de diversas mesas también destacaron la necesidad de asegurar la calidad a la enseñanza básica y media y de reformar la estructura de las universidades y del sistema de posgrado. Lo que me llamó la atención de manera positiva fue el hecho de que algunas de las ideas fueron muy recurrentes. Existe una convergencia entre las diversas propuestas que se presentaron. Y las intervenciones fueron bastante optimistas, lo que demuestra que existe un progreso en marcha en el sistema paulista y también en el brasileño de C&T&I, dijo el director científico de la FAPESP, Carlos Henrique de Brito Cruz, en la clausura del encuentro.

El evento fue una reunión preparatoria para la 4ª Conferencia Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que se realizará en Brasilia entre los días 26 y 28 de mayo. Su objetivo fue ofrecer la contribución de São Paulo a la discusión nacional. El estado de São Paulo forma al 48% de los doctores brasileños y produce 50% de los artículos científicos publicados en revistas indexadas. Calculada como porcentaje del PBI (Producto Interno Bruto), la inversión del estado de São Paulo en Investigación y Desarrollo (I&D) supera a la de gigantes emergentes como China, la India y el propio Brasil. Y también se ubica al frente de naciones como Italia y España, y de todos los países Latinoamérica. Los gastos totales paulistas en I&D ascendieron en 2008 al 1,52% del PIB estadual, lo que equivale a un monto estimado en 15.500 millones de reales. Me generó una gran satisfacción que São Paulo, estado que concentra una parte significativa de la producción científica nacional, haya promovido esta discusión, dijo el ministro de Ciencia y Tecnología, Sergio Rezende, que se hizo presente en la conferencia.

Más investigadores, ciencia con más impacto
La multiplicación de la cantidad de científicos en actividad en el estado y el aumento de la visibilidad y del impacto internacional de la ciencia paulista se encuentran entre los principales retos de la investigación académica de São Paulo para los próximos 15 ó 20 años. Para que São Paulo tenga un peso internacional proporcional a su excelencia académica, se hará necesario multiplicar por tres, hasta el final de esta década, el número de investigadores que actualmente actúan en el estado. Esta estimación se lee en el Plan de C&T&I para el estado de São Paulo para los próximos 15 años, elaborado por un comité ejecutivo que incluye a secretarios de Estado, prorrectores de Investigación de las universidades públicas paulistas y directores de institutos de investigación. Esta ambición está en sintonía con otra meta del plan, que consiste en elevar los gastos en investigación y desarrollo en el estado del actual 1,52% al 2,3% en 2020, que es el nivel que ostenta el conjunto de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que reúne a 31 países que generan más de la mitad de la riqueza del planeta.

028-035_Conferencia_171-01Para encarar este reto, el plan muestra que sería necesario contar con alrededor de 156 mil investigadores en actividad en el estado en 2020, tres veces el actual contingente. La cantidad de científicos por millón de habitantes en São Paulo es de alrededor de 1.100, superior a la de los países de Latinoamérica y casi el doble que la de Brasil. Para llegar al nivel de los países desarrollados al de España, por ejemplo, que tiene una dimensión demográfica y territorial comparable a la de São Paulo sería necesario triplicar la cantidad de científicos en el territorio paulista, dijo Carlos Henrique de Brito Cruz, uno de los coordinadores del plan.

Los obstáculos que deben sortearse son considerables. En Brasil se reciben anualmente 56 doctores por millón de habitantes, un índice aquende países como Inglaterra (250), Australia (224), Corea del Sur (164) y Francia (131). La situación de São Paulo es mejor que el promedio del país. El estado forma anualmente 114 doctores por millón de habitantes. Un problema es que el crecimiento del número de doctores egresados en Brasil disminuyó en los últimos años. Hasta 2002 el índice de crecimiento en la formación de doctores era del 14% anual, pero cayó al 4% anual después de 2003. La reaceleración de este proceso depende de soluciones audaces y muchas veces complejas. Entre las propuestas que mencionaron los que tomaron parte en la conferencia se encuentran desde la mejora del nivel de la enseñanza básica y media, para aumentar la cantidad de buenos aspirantes a la enseñanza superior, hasta la creación de nuevos centros de posgrado y el énfasis de los doctorados por sobre las maestrías.

Hubo consenso entre los participantes en que no es posible esperar que solamente las tres universidades estaduales amplíen aún más sus programas de formación de doctores, ampliación ésta que ha venido dándose constantemente desde hace muchos años, pues la capacidad de las mismas parece estar llegando al límite. En 2008, en la USP egresaron 2.301 doctores, casi el triple que en las grandes universidades estadounidenses, como la Universidad de California de Berkeley y la Universidad de Texas, Austin. La Unesp, con 772 doctores egresados en 2008, y la Unicamp, con 760, tuvieron desempeños cuantitativos superiores al de Harvard (660) y de Stanford (638). Pero en Estados Unidos se recibieron 48.802 doctores en 2008 ante los 10.711 de Brasil, pues dicho país dispone de una cantidad mucho mayor de carreras de doctorado distribuidas por varias instituciones. El hecho de hacer que las universidades paulistas formen más doctores todavía puede no ser compatible con la formación de calidad que caracteriza a estas instituciones, dijo Vahan Agopyan, prorrector de Posgrado de la USP y miembro del Consejo Superior de la FAPESP.

El crecimiento de nuevos centros de posgrado en Brasil será la salida para que el número de investigadores crezca a punto tal de que el país se mantenga competitivo con relación al equipo de naciones desarrolladas. São Paulo forma un 48% de los doctores brasileños, concentra el 30% de los que están abocados a actividades de investigación, produce el 50% de los artículos científicos publicados y recibe en promedio poco más del 20% de los recursos de las agencias federales de fomento de la ciencia y la tecnología, afirmó Brito Cruz. Al tiempo que es esencial que se expanda el sistema nacional de C&T, resulta también fundamental que se apoye a los centros más avanzados y que brindan la mayor contribución al desarrollo científico y tecnológico del país, resume.

La idea es que casi dos tercios de los 150 mil investigadores paulistas en 2020 actúen en el sector privado, respetando la proporción actual. En el caso de las universidades, el problema es más complejo. De acuerdo con el prorrector de Investigación de la USP, Marco Antônio Zago, es irreal imaginar que las universidades expandirán considerablemente la cantidad de plazas de docentes en los próximos años. El incentivo a la formación de posdoctores, según Zago, será fundamental para incrementar el contingente de talentos implicados directamente en investigación, aunque sin vínculos definitivos con las instituciones de enseñanza superior.

028-035_Conferencia_171-02Los investigadores paulistas gastan demasiado tiempo en tareas burocráticas, tales como la rendición de cuentas y la producción de informes, lo que entorpece su dedicación a la investigación. La producción de ciencia de mayor calidad, de acuerdo con los participantes en la conferencia, depende de la contratación de personal técnico y administrativo en las universidades. El trabajo de completar documentos podría estar a cargo del personal administrativo, y la operación aparatos, a cargo de técnicos especializados, afirmó Cláudio Shyinti Kiminami, prorrector de Investigación de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar). Según sostuvo Zago, de la USP, la contratación de personal técnico también es necesaria para potencializar el uso de equipamientos de múltiples usuarios que en la actualidad quedan a menudo ociosos por falta de alguien que sepa hacerlos funcionar. La escasez de personal técnico es el principal cuello de botella actual en la expansión de la capacidad de investigación de las universidades brasileñas, afirmó Zago.

La participación más efectiva en redes internacionales también fue apuntada como esencial para que los artículos que producen nuestros investigadores tengan más impacto. Klaus Werner Capelle, prorrector de Investigación de la Universidad Federal del ABC (Ufabc, gran São Paulo), hizo hincapié en la inserción de la investigación nacional en el escenario mundial que se ubica lejos de lo deseable y de lo posible, debido principalmente a la barrera del idioma. Propuso políticas para financiar y brindar apoyo a cursos de redacción científica y de conversación en inglés para investigadores y estudiantes, además de una agresiva campaña de divulgación de la investigación brasileña en el exterior. Los artículos brasileños constituyeron el 2,12% de las publicaciones mundiales en 2008, pero son menos citados que el promedio mundial, recordó Capelle. Comparado con otros países, existe todavía un escaso intercambio académico entre alumnos y pocos posdoctores internacionales en Brasil, dijo.

Uno de los retos planteados fue la adopción de mayores estímulos para que estudiantes e investigadores adquieran experiencia internacional y establezcan puentes con grupos extranjeros, mediante el aumento de las becas de doctorado sándwich, por ejemplo. Ronaldo Pilli, prorrector de Investigación de la Unicamp, mostró el esfuerzo de su universidad por internacionalizarse, mediante la ampliación de los programas de pasantías de iniciación científica en universidades norteamericanas y el financiamiento de visitas de docentes extranjeros durante hasta dos meses, por ejemplo. La Unicamp, dijo Pilli, procura formas jurídicas de contratación de investigadores extranjeros por períodos de entre uno y dos años, sin la prohibición que actualmente rige que traba el proceso de selección e ingreso en idioma extranjero.

El rescate de la enseñanza media y la reforma del posgrado
La falta de recursos humanos calificados va en detrimento de los planes de crecimiento de las industrias paulistas, informó Celso Barbosa, gerente de tecnología, investigación y desarrollo de Villares Metals, uno de los disertantes en la Conferencia Paulista de Ciencia, Tecnología e Innovación. En poco tiempo más podremos tener un problema muy serio de falta de mano de obra especializada. Por ejemplo: de 27 ingenieros graduados el año pasado en una comisión del Instituto Tecnológico de la Aeronáutica, 21 fueron a parar al sistema financiero, comentó. Para Barbosa, un crecimiento económico más vigoroso del país podrá traer aparejada una gran falta de técnicos e investigadores en las empresas, un verdadero apagón de mano de obra calificada. Y esa escasez ya se empieza a notar. Hay dificultades incluso para encontrar becarios para proyectos, dijo. Esta preocupación fue compartida por José Fernando Perez, presidente de Recepta Biopharma y director científico de la FAPESP entre 1993 y 2005. Brasil necesita más ingenieros y científicos o la falta de recursos humanos se erigirá en un serio cuello de botella para el desarrollo, dijo.

Pero el enfrentamiento de este problema no depende solamente de las universidades. Las deficiencias en la enseñanza fundamental y media son la gran cuestión de fondo para la formación de recursos humanos en el estado de São Paulo. La cantidad de vacantes para la enseñanza superior es mayor que la cantidad de personas que concluyen la enseñanza media, destacó Brito Cruz. Necesitamos aumentar la cantidad de investigadores y estamos observando que el índice de egresados ha mermado en la enseñanza superior y se ha paralizado en el posgrado. Para revertir este cuadro hay que mejorar la calidad de la enseñanza media de manera tal que surjan más y mejores aspirantes. En este sentido, la inversión que ha hecho el estado de São Paulo en facultades de tecnología, las Fatecs, y en escuelas técnicas, Etecs, fue apuntado como relevante a los efectos de mitigar este cuadro. Se sugirieron otras propuestas, tales como la creación de cursos previos al examen de ingreso, costeados por las propias universidades, a fin de reforzar la formación de los estudiantes de las escuelas públicas y facilitar su ingreso a las universidades públicas de calidad.

Parte del problema de la deserción de alumnos de las universidades públicas se explica debido a la dificultad de seguir la carrera. No obtienen los promedios mínimos, pues llegan sin preparación a la universidad, dijo Vahan Agopyan, prorrector de la USP. Para él, problemas estructurales tales como la falta de docentes en ciertas áreas, la formación deficiente de los docentes y la mala calidad del material didáctico se suman a equívocos en el proceso de formación profesional, tales como los lentos cambios en los currícula, y generan profesionales desactualizados, que paradójicamente quedan desempleados, en un mercado que adolece de talentos. Para el prorrector de Posgrado de la UFSCar, Bernardo Arantes do Nascimento Teixeira, este problema tiene sus vínculos con la devaluación de la carrera docente. Tenemos una gran cantidad de vacantes ociosas en las carreras de licenciatura, pues es difícil encontrar alumnos dispuestos a seguir la carrera docente, afirmó.

028-035_Conferencia_171-03La falta de actualización de los métodos didácticos también dificulta el aprendizaje de los estudiantes universitarios, según Marilza Vieira Cunha Rudge, prorrectora de Posgrado de la Universidad Estadual Paulista (Unesp). Los alumnos no soportan largas clases teóricas. Están acostumbrados con métodos de aprendizaje colaborativo que no estamos empleando, dijo. Según ella, es necesario también pensar en nuevos formatos para las carreras de posgrado, que atiendan a ese nuevo público. Hay que respetar el perfil de la nueva generación, dijo.

Otra cuestión atravesó las discusiones: ¿el modelo de posgrado vigente en el país es el adecuado para retos de los próximos años La permanencia de la maestría como requisito previo para la formación de doctores fue cuestionada por los participantes. La prorrectora de la Unesp, por ejemplo, sugirió una reducción del tiempo de formación, acoplando la maestría a la carrera de grado y disminuyendo el tiempo de doctorado a tres años, de modo tal que, como sucede en Europa, el plazo para obtener el título de grado y el doctorado se reduzca a siete años. Ejemplos como el de la Unicamp, que logró acortar la etapa de la maestría en la formación de muchos alumnos que hicieron iniciación científica durante la carrera de grado, y el de la UFSCar, que a menudo lleva maestrandos al doctorado directo, fueron apuntados como buenas alternativas para el sistema de posgrado paulista, que es más maduro que en otros estados brasileños. Pero la formación deficiente de los graduados aparece como un obstáculo a la hora de abolir la maestría. El posgrado está consolidado y reconocido en el país. Debemos preocuparnos con su perfeccionamiento y su mejor inserción en la sociedad, dijo Agopyan, de la USP.

Pero el avance de un tipo de investigación interdisciplinaria y multidisciplinaria impone otro desafío, que consiste en sortear las barreras burocráticas de las universidades ceñidas en departamentos. Privilegiar la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad será fundamental para congregar a las diferentes áreas del conocimiento en la universidad, dijo Maria José Soares Mendes Gianinni, prorrectora de Investigación de la Unesp. Marco Antônio Zago, de la USP, puso de relieve la necesidad de reformar ampliamente la enseñanza superior, a fin no solamente de romper las barreras disciplinarias, sino y por sobre todo de moldear las universidades de acuerdo con las necesidades de progreso científico y tecnológico de largo plazo, que no se supeditan a la agenda del Ministerio de Educación o a las presiones corporativas. No se trata de una evaluación técnica de desempeño como la que hace la Capes, sino de una planificación política a largo plazo, tendiente a crear un nuevo pacto con relación a las metas del sistema de formación luego de la carrera de grado desvinculado de los intereses y reivindicaciones inmediatistas del sistema universitario, dijo Zago. De acuerdo con Eduardo Moacyr Krieger, quien coordinó la mesa redonda sobre investigación académica, el esfuerzo destinado a sentar las bases de la educación interdisciplinaria en las universidades requiere de un fuerte compromiso de parte de las ciencias sociales y humanas. Esto es fundamental. No se hace investigación interdisciplinaria actualmente sin la participación de las humanidades y de las ciencias sociales. Los investigadores de estas áreas están siendo convocados a participar activamente en este esfuerzo, afirmó Krieger, que fue presidente de la Academia Brasileña de Ciencias entre 1993 y 2007 y es miembro del Consejo Superior de la FAPESP.

Innovación en gestión de negocios e incentivos sin burocracia
La insuficiente interacción entre la universidad y el sector privado y la escasa capacidad innovadora de las empresas brasileñas persisten como retos que deben encarar los investigadores, los gobiernos y los empresarios. Los participantes de la Conferencia Paulista de Ciencia, Tecnología e Innovación coincidieron en que, si bien son importantes, los mecanismos creados en los últimos años con miras a acercarles a las empresas el conocimiento generado en las universidades produjeron hasta ahora resultados tímidos y que requieren refuerzos. Pedro Wongtschowski, director presidente del Grupo Ultra, afirmó que los sistemas oficiales de incentivo son inadecuados para las empresas y no contemplan sus realidades. La Ley del Bien, por ejemplo, atrajo a alrededor de 300 empresas en 2007 y 450 en 2008. Es muy poco, dijo Wongtschowski, refiriéndose a la Ley 11.196 de 2005, que estableció incentivos a la innovación tecnológica. Las intenciones son buenas, pero no generan los efectos deseados. Hay algo equivocado en el modo en que esos instrumentos fueron concebidos y cómo se aplican, afirmó.

Presidente de Recepta Biopharma y ex director científico de la FAPESP, el físico José Fernando Perez defendió una mayor flexibilidad de las inversiones gubernamentales federales destinadas a la investigación, cuyas herramientas son excesivamente burocráticas. Un pequeño cambio durante el proyecto genera problemas en el uso de fondos que ya estaban asignados, dijo. Carlos Américo Pacheco, del Instituto de Economía de la Unicamp, afirmó que las acciones y las políticas públicas destinadas a estimular la innovación, aun cuando son bienintencionadas, se vuelven poco efectivas ante la influencia de un ambiente hostil para la actividad productiva, con una alta carga tributaria y tasas de interés reales muy elevadas.

Pacheco abogó por la adopción de estrategias tendientes a ecualizar las desventajas que imponen las condiciones macroeconómicas, para que las empresas se vuelvan más capaces de innovar y competir. Tómese el caso de éxito de la política agrícola. Tuvo éxito porque ofrece compensaciones a ese ambiente hostil. Los intereses son fijos y el Tesoro cubre la diferencia. Nadie paga la tasa de interés Selic, afirmó.

Pero los debates mostraron que el sector privado ha venido mejorando su desempeño en I&D. Datos presentados por Brito Cruz, de la FAPESP, mostraron que la inversión en I&D en São Paulo sigue siendo encabezada por el sector privado, que invirtió 9.700 millones de reales en 2008, ante 7.100 millones en 1995 (en reales de 2008). Los gastos del gobierno estadual durante ese período aumentaron de 2.400 millones a 3.700 millones de reales. La nota disonante viene del gobierno federal, que invirtió en I&D en São Paulo prácticamente el mismo valor real en 1995 y en 2008, variando de poco más de 1.900 millones de reales a alrededor de 2.000 millones de reales. Según él, la cantidad de investigadores de São Paulo, pese a las limitaciones, ha venido aumentando: pasó de 25 mil en 1995 a alrededor 50 mil en 2008. De dicho total, el 60% está en empresas, el 34% en instituciones de enseñanza superior y el 6% en institutos de investigación. Es notable que la participación de las empresas en la cantidad total de investigadores aumentó acentuadamente a partir de 1999, observó Brito Cruz.

028-035_Conferencia_171-04Un síntoma de que ha venido produciéndose un estrechamiento en la relación entre empresas y científicos fue una discusión, inexistente hasta hace algún tiempo, sobre los límites de la negociaciones para el pago de royalties a investigadores que contribuyen con el sector privado. Wongtschowski, del Grupo Ultra, criticó el apetito de las universidades en la hora de discutir con las empresas contratos de propiedad intelectual. Dijo que los investigadores a menudo sobredimensionan la contribución que están dando al producto o al proceso desarrollado en general se restringe a un eslabón de una extensa cadena de innovaciones y requieren royalties, según él, exagerados. Sugirió que la definición de la remuneración se haga después de que el producto salga al mercado, con el fin de llegar a un valor supeditado a la ganancia generada. José Fernando Perez contraargumentó recordando que hospitales de investigación de Estados Unidos les imponen a las empresas negociaciones durísimas relacionadas con los royalties de descubrimientos científicos.

El economista João Furtado, docente de la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo (USP) y coordinador de innovación tecnológica de la FAPESP, llamó la atención con relación al hecho de que los actores involucrados en el proceso de desarrollo tecnológico y de innovación confunden frecuentemente sus roles en Brasil. Según él, la universidad ora cumple un rol que no le compete a ella sino a las empresas, ora se exime de hacer lo que se espera de ella. Ronald Martin Dauscha, del Centro de Innovación, Educación, Tecnología y Emprendedorismo de Paraná (Cietep) de la Federación de Industrias del Estado de Paraná (Fiep), hizo hincapié en la importancia de catalogar a las empresas según su madurez en investigación e innovación. No es posible clasificarlas según el tamaño. Existen pequeñas empresas sumamente innovadoras y empresas de gran porte que desconocen lo que es la investigación, comparó Dauscha. Fernando Landgraf, director de innovación del Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IPT, sigla en portugués), defendió la necesidad de establecer una métrica más eficaz para evaluar a empresas e instituciones. Nuestra propuesta se basa en utilizar como indicador de avance de la innovación la cantidad de los contratos con cláusulas de propiedad intelectual, dijo.

Los esfuerzos multidisciplinarios y la importancia de las Humanidades
¿Cuáles deben ser las áreas prioritarias para I&D en São Paulo durante los próximos 15 años? La pregunta rindió una de las discusiones más ricas de la Conferencia Paulista de Ciencia, Tecnología e Innovación y produjo respuestas complejas, que asocian la necesidad de generar esfuerzos multidisciplinarios en áreas tales como la nanotecnología, la ciencia de la computación y la ecología urbana, con preponderancia para la participación de las ciencias humanas. Cylon Gonçalves da Silva, profesor emérito del Instituto de Física de la Unicamp y coordinador adjunto de la FAPESP para Programas Especiales, planteó una nómina de áreas emergentes que, según su evaluación, no invalidan ni se contraponen a las prioridades del presente. En el campo de las ciencias exactas e ingenierías, dijo Cylon, el énfasis debería canalizarse hacia la nanotecnología, entendida como el control de la materia en la escala de los átomos y las moléculas, con el foco en áreas capaces de contemplar las necesidades energéticas del planeta, tales como la fotosíntesis artificial y el almacenamiento de energía. También propuso inversiones en la llamada e-science, que son las herramientas conceptuales para procesar vastas cantidades de datos, a los efectos de brindar apoyo a disciplinas tales como la astronomía y la genómica, entre otras. En el campo de las ciencias de la vida y la salud, de acuerdo con el profesor, la prioridad debe ser la nanobiotecnología, a fin de desarrollar nuevos procesos de diagnósticos y crear moléculas capaces de alcanzar blancos precisos en el cuerpo humano, por ejemplo. Debido a que la mayor parte de la población del planeta vive en ciudades, Cylon planteó como meta para las ciencias sociales y humanas un esfuerzo destinado a entender y controlar la ecología del ambiente urbano. La investigación interdisciplinaria es esencial para vencer los retos que la ciencia plantea, según Cylon. Nuestro reto consiste es estimular a las nuevas generaciones de investigadores a explotar el vacío de las disciplinas tradicionales, afirmó.

El papel de las ciencias sociales y de las humanidades también fue destacado por el historiador Shozo Motoyama, del Centro Interunidades de Historia de la Ciencia de la USP, quien planteó la creación de un Instituto Virtual de Ecología Urbana. De acuerdo con Motoyama, la pobreza, los problemas de saneamiento básico, la urbanización, la violencia y la intolerancia no han venido siendo tratados de forma articulada todavía, sino sólo sectorialmente. Esta idea brindaría aportes importantes para la implementación de políticas públicas innovadoras en todas las esferas de gobierno, defendió.

Luiz Henrique Lopes dos Santos, profesor del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la USP, recordó que para la creación de un gran programa volcado a las humanidades es necesario que haya una demanda clara y organizada de parte de la comunidad científica. Si existe en la comunidad científica un volumen significativo de investigadores dispuestos a abocar sus esfuerzos a un determinado campo, es importante tener iniciativas como éstas. Pero es necesario tener cuidado para no generar una demanda artificial mediante la creación de un gran programa, dijo Lopes dos Santos, que es coordinador adjunto de Ciencias Humanas y Sociales, Arquitectura, Economía y Administración de la FAPESP.

Según el profesor, las humanidades no están perdiendo espacio con relación a la oferta de becas y las inversiones en proyectos de investigación. La excepción es el Programa de Investigación en Políticas Públicas, que entre 2001 y 2004 contempló 80 proyectos. Entre 2005 y 2008 fueron 41. Estas cifras muestran que puede haber un empeño mayor de las humanidades en proyectos de innovación; cosa que, en este caso, concierne principalmente a las políticas públicas, afirmó. De acuerdo con Lopes dos Santos, el crecimiento de las áreas de humanidades es proporcional al del sistema de ciencia y tecnología en general. Los recursos disponibles acompañan este crecimiento, no solamente en Brasil sino en todo el mundo. Además de la demanda poco audaz para la realización de grandes proyectos en humanidades, tenemos dificultades para insertar nuestra producción académica en la agenda internacional, afirmó. Desde el punto de vista de una estrategia abarcadora para la investigación, las discusiones convalidaron el énfasis que puso Brito Cruz, director científico de la FAPESP, en su disertación de apertura del evento, cuando afirmó que, junto a la investigación volcada a curar enfermedades o a hacer que las empresas se vuelvan competitivas, también se hace necesario el estímulo y el énfasis con relación a la investigación que hace que la humanidad se vuelva más sabia, y la estrategia paulista debe contemplar todas estas oportunidades.

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