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Especial

El área de enseñanza aprende a usar las nuevas tecnologías

La educación a distancia adquiere perspectivas más amplias

A principios de abril, el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), una de las más prestigiosas instituciones de enseñanza e investigación de Estados Unidos, anunció que estaba iniciando un programa, con una inversión de 100 millones de dólares, para colocar, en un plazo de diez años, todo el contenido de sus 2 mil cursos en Internet. Es decir: cualquier persona tendrá acceso gratuito, desde cualquier lugar del mundo, a todo lo que se enseña en las instalaciones del instituto, situado en el área metropolitana de Boston. Los interesados no podrán usar el sistema para conseguir diplomas. Pero un alumno del MIT debe pagar, en promedio, 26 mil dólares por año para seguir uno de esos cursos.

Pero esto no es novedad. Otras instituciones de enseñanza ya ofrecen programas similares, aunque no de manera tan amplia y sin el prestigio internacional que tiene el nombre del MIT. En Brasil, el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de São Paulo (USP) tiene el proyecto Ciudad del Conocimiento, cuyo objetivo es formar una red en la cual personas de la enseñanza media, de la universidad y del mundo profesional podrán producir conocimiento públicamente y de manera colectiva.

“Las redes están atravesando un crecimiento exponencial y siendo usadas de manera cada vez más sofisticada”, comenta Imre Simon, profesor del Departamento de Ciencias de la Computación del Instituto de Matemática y Estadística de la Universidad de São Paulo (USP) y presidente de la comisión central de informática de la USP de 1994 a 1998. “Pero existen áreas en las cuales su uso está apenas comenzando. Es el caso de la educación. Existe allí el problema del acceso a la información, es decir, quién va a pagar para colocar la información en la red. Se trata de una cuestión compleja.”

Otro manera
Si existe una área donde hay pocos problemas con relación a la enseñanza vía redes, esa es la de los alumnos. “La informática ya forma parte de la vida de esta generación”, dice el director del Instituto de Química de la USP, Paulo Sérgio Santos. El director escuchó varias veces: “Profesor, no haga eso, pues no va a salir bien, hágalo de esta otra manera”. Actualmente, el IQ se prepara para sustituir las clases iniciales de laboratorio por simulaciones en computadora. Las simulaciones no suplantarán a las clases prácticas en el laboratorio. Pero los profesores esperan que los alumnos entren mucho mejor preparados cuando llegue la hora de realizar las experiencias reales. Se están realizando experiencias en varios lugares. En el Instituto de Física de la USP en São Carlos, varios profesores están usando en sus clases técnicas las teleconferencias y la teleeducación.

El primer test fue la realización de un curso conjunto, de seis meses, para estudiantes de Física y de Computación, involucrando a profesores de dos áreas. “El curso dejó a alumnos y profesores convencidos de que o sistema es viable y ventajoso cuando se trata de promover la integración de instituciones distantes”, afirma el profesor Antônio Carlos Ruggiero, responsable por la instalación de la red de la USP en São Carlos. La práctica del curso también les enseñó muchas cosas a los profesores. Por ejemplo, durante las clases, una cámara debe estar enfocada exclusivamente en la pizarra. “Si la cámara enfocara al profesor y a la pizarra al mismo tiempo, la imagen en un televisor de 29 pulgadas no permitiría que el alumno leyera lo que se escribe”, cuenta Ruggiero. De esta manera, el problema es resuelto manteniendo un zoom en la pizarra, mientras el profesor aparece en un rincón de la pantalla, para que los alumnos puedan seguir su expresión.

Defensa de tesis
Otro test realizado en São Carlos siguió la defensa de una disertación de maestría. Por motivos legales, los miembros del tribunal tuvieron que estar presentes físicamente en el local. Pero un suplente y una pequeña audiencia siguieron todo el trabajo a distancia. No es imposible que la idea evolucione. Conectados por la red, los profesores no necesitan viajar para participar en mesas examinadoras fuera de sus ciudades. Ruggiero no cree que sea difícil modificar la legislación para permitirlo. “Las ventajas son muchas”, declara. Las experiencias se acumulan. En la Unesp de Botucatú, la Facultad de Medicina pretende iniciar, ya durante este año, cursos en los que la presencia del alumno en el aula sea dispensable. La idea surgió en el Centro de Estudios de Venenos de Animales Ponzoñosos (Cevap), un organismo con larga experiencia en editoración electrónica. Desde 1995, el centro edita una revista electrónica de animales venenosos, disponible en CD-ROM y en el sitio: www.cevap.org.br.

Inicialmente, serán dictados tres cursos, Ofidismo, Tétanos y Vacunas. El alumno recibirá un kit con un video, un CD-ROM y un libro, material que ya está preparado para su distribución. El alumno seguirá el curso desde donde quiera. Los profesores permanecerán en turnos de guardias en ciertos horarios, para aclarar dudas vía red interna o vía Internet, y también podrán ser consultados por e-mail. El CD-ROM, por su parte, tendrá links con sitios en Internet en los cuales, de acuerdo con los profesores, los estudiantes podrán obtener informaciones confiables.

Experiencia anterior
Benedito Barravieira, prorrector de extensión de la Unesp y profesor del Departamento de Enfermedades Tropicales y Diagnóstico por Imágenes de la Facultad de Medicina de Botucatú, dice que el trabajo es tan solo una extensión de una experiencia que viene obteniendo buenos resultados. Desde hace varios años, Barravieira distribuye kits similares entre sus alumnos y no los obliga a estar presentes obligatoriamente en todas sus clases.

“El alumno viene a la facultad preparado para discutir el tema en clase, despejar dudas y hacer las pruebas”, comenta. El prorrector ve muchas ventajas en el sistema: más allá de que el alumno puede distribuir sus horarios de estudio de la manera que crea más adecuada, cuenta también con los recursos multimedia del material, como las ilustraciones y animaciones, capaces de facilitar el aprendizaje.

El profesor da un ejemplo. En una clase convencional sobre el tétano, éste demora cerca de 40 minutos para explicar cómo actúa la toxina en el cuerpo humano, desde la puerta de entrada, generalmente una herida en el pie, hasta su instalación. “Tengo que explicar cómo se divide el bacilo, cómo se multiplica, produce la toxina y llega al sistema nervioso”, afirma. “Con un sistema de animación, eso se puede mostrar en 40 segundos y, además, el alumno puede repetir la animación del CD-ROM cuantas veces quiera, e incluso grabar la secuencia en la memoria.”

Barravieira afirma que el uso de las redes no trae ventajas solo para el alumno. También ayuda al profesor, que controla mejor su tiempo. “En vez de pasar horas repitiendo las mismas clases, aprovecho mejor el tiempo, discutiendo el tema en profundidad con los alumnos o investigando novedades, lo que es mucho más interesante y provechoso”, opina. “Esto puede ser el inicio de una revolución en la enseñanza de la Medicina”, prosigue. “En breve, el sistema también podrá ser aplicado en las carreras de grado.”

El profesor aclara que de cualquier manera el sistema solo debe usarse en clases teóricas. “Nadie está pensando en formar un médico a distancia”, subraya. “Ningún alumno va a ser capaz de operar si no tiene aulas prácticas de cirugía, pero nada impide que éste estudie las técnicas quirúrgicas en su propia casa.”Barravieira prosigue: “No se trata apenas de comodidad. La Medicina está evolucionando y la cantidad de informaciones ha crecido mucho en los últimos años. Aun así, las carreras de Medicina tienen la misma duración que en la década del 50, es decir, seis años. Si no encontramos medios más rápidos de transmitir las informaciones, vamos a perder contenido”.

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