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Homenaje

El centenario de Sérgio Buarque de Holanda

A partir de este mes, seminarios, debates y exposiciones marcan la celebración de los 100 años del nacimiento del autor de Raízes do Brasil

DIVULGAÇÃOSérgio Buarque de Holanda en su biblioteca: una cultura impresionante que no cabía en la atmósfera intelectual del Brasil de su tiempoDIVULGAÇÃO

El historiador Sérgio Buarque de Holanda, cuyo centenario se conmemora en julio, fue uno de los intelectuales más comprometidos con la tarea de comprender a Brasil, sus dilemas y su identidad. Fue un pensador multidisciplinario mucho antes de que la polivalencia fuese valorada. Más allá de la historia, Buarque se sentía cómodo en dominios tales como la sociología, la antropología, la psicología, la etnología y la crítica literaria. “Buarque tenía una cultura impresionante, casi que no cabía en la atmósfera cultural brasileña de las primeras décadas del siglo XX”, dice Antonio Arnoni Prado, profesor de teoría literaria de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp).

Erudito, reacio a la pedantería, este historiador siempre asumió posiciones políticas comprometidas con una concepción popular de la democracia: participó de la creación de la Izquierda Democrática en 1945 – que se transformó en el Partido Socialista Brasileño dos años después -, se opuso al régimen militar instaurado en 1964 y fue uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores en 1980. Salió de la Universidad de São Paulo (USP) en 1969, en solidaridad con los profesores separados de esa Casa por el Acto Institucional Número 5 (AI-%).Desde sus primeros escritos, en los años 20, Sérgio Buarque fue pionero en la articulación entre la cultura material y las representaciones del espíritu, que sería formalizada más tarde por la École des Annales.

“Para él, la literatura convergía hacia la historia; un aspecto que aparecerá puntualmente más tarde en sus reflexiones teóricas sobre la serie histórica y la serie literaria. Buarque veía al pasado como una cosa viva. Así como la literatura no evoluciona como la ciencia – al fin y al cabo, Cervantes es tan actual como Joyce -, los hechos del pasado no están embalsamados”, afirma Arnoni. Lo que le interesaba a Buarque era saber en qué momento el escritor – desde su óptica, el imaginario puro – y el historiador – con su perspectiva basada en la documentación y en la investigación – buscan esa secuencia viva, esa permanencia de los hechos, brillando en aquello que tiene mayor expresividad en su contexto, pero que a su vez transciende a ese contexto, iluminando el pasado, el presente y la ficción.

“Le correspondería entonces al escritor convergir hacia el historiador, que tiene el rol de interpretar su tiempo, de anticiparse a éste”, comenta. “Pero existe una figuración personal en la comprensión de ese tiempo, que presupone en el historiador algo de la intuición del crítico y del ficcionista en la habilidad para interrogar a los hechos a partir de sus latencias, que éste debe discernir”. De acuerdo con Arnoni, si eso sucede, la obra se sostiene por sí sola. Se trata de una cuestión muy sutil y muy moderna, pues se encuentra en la punta de todas las plumas actualmente.

Cómplice
Sérgio Buarque fue el primer crítico del Modernismo y de sus impasses, el primero que abordó teóricamente la poesía de Manuel Bandeira, la prosa de Oswald de Andrade, el papel casi antropológico de la veta imaginaria de Mário de Andrade. Cuando se dio cuenta de que el Modernismo se estaba escindiendo en dos corrientes – una progresista, encabezada por Oswald de Andrade – y otra más cómplice del pasado y de la retórica – que contaba con nombres como Plínio Salgado, Menotti Del Picchia y Cassiano Ricardo -, rompió con el movimiento. Viajó a Europa, en donde vivió por algunos años.

“Regresó con el proyecto de Raízes do Brasil (1936), una respuesta a aquello que esperaba del Modernismo: comprender a Brasil, ajustar el paso del país a su tiempo. El libro es un ajuste de cuentas con el ala conservadora del Modernismo, que aportó algunos mitos literarios para la formación del Estado Nacional del Integralismo”, afirma.

Raízes efectúa un diagnóstico de Brasil, y apunta los adversarios que deben ser combatidos. Es una critica de la cultura personalista, del sentido de la colonización predatoria, del modo de actuar de las elites, del lugar de la literatura – como mero apéndice de la vida docta – y en ello retoma las ideas ya presentes en textos fundamentales del movimiento modernista más comprometido estética y políticamente, como el Manifesto da Poesia Pau-Brasil (1924) y el Manifesto Antropofágico (1928), de Oswald de Andrade. Raízes constituye un estudio sobre el alma brasileña, que aporta elementos para una reflexión sobre la identidad nacional, un tema relevante aún hoy, en un mundo en plena transformación.

Impacto
El libro es una de las obras que mayor impacto causó en su época, junto a Casa Grande e Senzala (1933), de Gilberto Freyre, y Formação do Brasil Contemporâneo (1942), de Caio Prado Junior. “Esos tres libros desarticularon a una generación, pusieron en discusión algunas categorías que sintetizaron los errores profundos que la historiografía anterior había cometido”, explica el profesor Arnoni. “Sérgio Buarque ahonda más que Gilberto Freyre, que observaba a la senzala (la casa de los esclavos) desde el punto de vista de la casa grande (de los hacendados). Buarque dio vuelta esa cuestión, pues, cuando se refirió a los pobres, a los mestizos desposeídos, lo hizo criticando a la oligarquía”, afirma Richard Graham, discípulo del historiador y profesor de Historia jubilado de la Universidad do Texas, Estados Unidos.

Raízes está entre la historia y la literatura: es un ensayo literario. La cuestión de la cordialidad, una visión de nuestra exterioridad, es un concepto de civilización que abarca a la literatura, a la broma, al humor, al ocio”, afirma Antonio Arnoni. La noción de hombre cordial fue malinterpretada en algunos círculos intelectuales y provocó polémica en su época. Esa categoría es compleja y presenta una cierta fluidez, pues en la concepción de Sérgio Buarque existe un doble movimiento en torno a ella, de adhesión y repulsa. La visión de la cordialidad como bondad, receptividad para con el otro y levedad en las relaciones interpesonales configura una generosidad peculiar. Esos son los aspectos más exteriores de ese concepto, los más “positivos”. Pero el aspecto central de dicha categoría se refiere al diagnóstico de la interferencia entre las esferas pública y privada en la vida social brasileña. A partir de la débil distinción entre esas dos instancias, el historiador analiza las relaciones sociales de una manera general.

En la sociedad brasileña, el Estado funciona como una extensión de la familia, del ambiente doméstico. Los hombres públicos son formados en esa red de relaciones, en las que predominan los lazos personales, sentimentales y de clientelismo. En ese sentido, cordial no significa afable, sino que se refiere al corazón, designando a los afectos como mediadores de las relaciones. Esa sociabilidad afectiva y voluntarista está presente en todas las instancias de la vida social. La confusión entre lo público y lo privado repercute en la estabilidad de las instituciones, y dificulta el fortalecimiento de la democracia y de la ciudadanía.

Antonio Arnoni Prado recuerda que ese concepto también es útil para echar luz sobre las relaciones sociales en el campo cultural, explicando el papel de las universidades y la fruición del ocio intelectual, además de contribuir para los análisis de fondo de la obra de escritores marginados, como Lima Barreto y Oswald de Andrade. “Sérgio Buarque veía en los artistas que están fuera de ese ámbito paternalista de relaciones la posibilidad de otra literatura”, dice.Según Arnoni, esta categoría entró en la propia visión que Buarque tenía del sistema literario, que remite más a la organización de las series histórica y estética que al aislacionismo del sistema literario, caro a ciertas corrientes de la crítica, desligándolo de su contexto.

Asimismo, dicha categoría entra en el mérito de la crítica literaria: el valor de una obra no proviene de su recepción, ni de los grupos de amigos del escritor, sino de los temas. “Buarque distingue temas originales, fecundos y críticos de aquéllos otros más aceptados por grupos de recepción preconcebida, que anticipan el éxito o garantizan la circulación de un libro.”

Para el profesor de la Unicamp, Raízes es una especie de figuración simbólica de todas las otras raíces de la obra de Sérgio Buarque, imprime organicidad a éstas. El libro recupera y organiza los artículos de crítica literaria publicados antes. “Si no hubiera existido Raízes , ese material no tendría organicidad y no habría proyectado la fantástica intuición de Visão do Paraíso (1959), un libro únicamente comparable con las producciones de la alta historiografía europea”, comenta. Original y sumamente erudito,Visão solamente empezó a causar impacto en la historiografía brasileña a partir de mediados de los años 80.

El hombre puro
“Este libro examina cómo el colono entendía a la naturaleza y a las posibilidades del mundo en el cual vivía. En los primeros años, el motivo edénico estaba fuertemente presente: el hombre sería puro y la tierra, generosa”, afirma Richard Graham. Pero la concepción paradisíaca rápidamente perdió fuerza. “Esta perspectiva se contrapone a la visión de Brasil que tenía el europeo, que nunca había salido de su continente. Para ello, Buarque tuvo que ubicarse desde ese segundo punto de vista, que era muy complejo, pues presuponía una mirada a partir de la cultura y la visión de mundo del colonizador”. Escrito como tesis de cátedra para la Universidad de São Paulo (USP), Visão continúa de alguna manera el programa deRaízes , enfocando la dominación de las elites, basada en la explotación económica de los grupos sociales subalternos.

Otra obra seminal es la colosal História Geral da Civilización Brasileña, coordinada por Sérgio Buarque. “Sus 11 volúmenes constituyen una lectura obligatoria en los cursos de posgrado en historia de Brasil en todo el mundo”, dice Graham. “La visión de Buarque está presente en toda la obra, que enfoca la evolución histórica de Brasil privilegiando el estudio de los conflictos que la moldearon. Sin lugar a dudas, Buarque es el historiador brasileño de mayor resonancia en el exterior.”

El centenario del nacimiento de Sérgio Buarque, que se cumplirá el día 11 de julio, será conmemorado con algunos eventos evocativos de la vida y la obra de este historiador. Del 16 al 18 de abril, el Centro Cultural Banco do Brasil de Río de Janeiro organiza un seminario. Y el departamento de Historia de la USP, el Centro de Demografía Histórica de América Latina, el Instituto de Estudios Brasileños, el Museo Paulista y el Centro de Memoria de la Unicamp convocan, durante ese mes, a aquellas personas que hayan tenido contacto con el historiador para grabar sus testimonios, que formarán parte de un video alusivo.

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