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Nobel

El coro de los excluidos

Al laurear a Luc Montagnier e ignorar a Robert Gallo, la organización del Nobel añade un nombre más a la galería de los que se sienten castigados por no recibir el premio

Gallo y Montagnier: una disputa ahora recordada por el Nobel

AFPGallo y Montagnier: una disputa ahora recordada por el NobelAFP

Los virólogos Luc Montagnier, en ese entonces en el Instituto Pasteur de París, y Robert Gallo, del Instituto Nacional del Cáncer (INC) de Estados Unidos, disputaron en los años 1980 la primacía (y los derechos sobre los royalties) del descubrimiento del virus causante del Sida, logro anunciado casi simultáneamente por ambos en 1984. Tres años más tarde se supo que las muestras de virus de Gallo derivaban de las de Montagnier — ambos habían intercambiado material  mientras que intentaban aislar al virus de la misteriosa y letal enfermedad que destruía el sistema inmunológico de sus víctimas. Gallo afirmó que sus muestras habían  sido inadvertidamente “contaminadas” por las del colega, quien a su vez, no solamente aceptó la disculpa sino que nunca se privó de participar en debates y conferencias al lado del ex rival. La disputa culminó de manera diplomática, con el reparto de los méritos y de los royalties entre los dos.

Pero dicha pugna fue revivida en gran estilo 21 años después de su desenlace, cuando se anunciaron los ganadores del Premio Nobel de Medicina o Fisiología de 2008: Luc Montagnier y su colega Françoise Barré-Sinoussi, con quien aisló el virus del Sida un cuarto de siglo atrás, y el alemán Harald zur Hausen, quien descubrió la relación entre el papilomavirus (HPV) y el cáncer de cuello de útero. Para Robert Gallo, nada. “No existen dudas acerca de quién hizo los descubrimientos fundamentales”, afirmó Maria Masucci, integrante del Comité Nobel. Montagnier y Barré-Sinoussi, magnánimos, dieron crédito a Gallo. “Es un conflicto para olvidar. También es cierto que equipos estadounidenses fueron importantes en el  descubrimiento del virus y eso debe reconocerse”, dijo Barré-Sinoussi.

Gallo divulgó una nota sin resentimientos. “Estoy satisfecho porque mi viejo amigo y colega, el doctor Luc Montagnier, como así también su colega Françoise Barré-Sinoussi, hayan recibido esta distinción”, dijo. “Me gratificó el leer la gentil declaración del doctor Montagnier hoy a la mañana manifestando que yo era igualmente merecedor”. En tanto, John Niederhuber, director del Instituto Nacional del Cáncer, recordó que Gallo y Montagnier recibieron créditos conjuntos por el descubrimiento. “Estoy sumamente decepcionado por que el INC y todos los recursos que destinó al descubrimiento del virus del Sida — junto con la tecnología para que los bancos de sangre se volvieran seguros y las drogas que hicieron del Sida una enfermedad crónica — no hayan sido reconocidos”, afirmó.

Harald zur Hausen: VPH

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Proceso secreto
Las quejas de los castigados por el Nobel son tan antiguas como el propio premio, creado en 1901 por fuerza del testamento de Alfred Nobel, el inventor de la dinamita. Pero, debido a que es secreto el proceso de elección que realiza la Academia Real de Ciencias de Suecia y el Instituto Karolinska, es difícil evaluar las razones que llevaron a seleccionar a un investigador en detrimento de otro. Un análisis de las exclusiones muestra que las mismas se relacionan con el número restringido de premios (a lo sumo tres por categoría), a dificultades para identificar quién hizo la contribución más importante de una determinada investigación y a la falta de experiencia o reputación de un investigador dentro de su comunidad.

Robert Gallo está en honorables compañías en la lista de los omitidos por el Nobel. La física austríaca Lise Meitner (1878-1968) es un ejemplo. En 1944, fue ignorada por el Nobel, que laureó a Otto Hahn con el premio de Química por su investigación en fisión nuclear. Meitner y Hahn habían trabajado juntos durante 30 años en el Instituto Kaiser Wilhelm de Berlín. Se separaron en 1938 cuando la judía Meitner se trasladó a Suecia para huir del nazismo. Ambos siguieron intercambiando cartas sobre sus experimentos y llegaron a encontrarse secretamente en Copenhague, en1938. Las cartas indican que Meitner guió Hahn en las investigaciones que llevaron al descubrimiento de la fisión nuclear, tal como los mostró el libro Lise Meitner: a life in physics, de Ruth Lewin Sime. En 1939, Hahn publicó las evidencias de la fisión nuclear, pero no dio crédito del descubrimiento a la colega, lo que se explica por el clima de persecución del nazismo. Se adjudica a ese lapsus la injusticia cometida por el Nobel.

Albert Schatz (1922-2005) entabló una disputa jurídica contra el microbiólogo Selman Waksman, de quien era alumno en la  Universidad Rutgers. Se atribuye al jovem Schatz, en ese entonces con 23 años, el descubrimiento de un antibiótico, la estreptomicina. Waksman y Schatz publicaron juntos el hallazgo; pero a la hora de patentarlo, el profesor obtuvo para él la mayor parte de los royalties. Schatz logró que la Justicia lo declarara coautor del descubrimiento y ostentador de la mitad dos royalties. Aun así, el Comité Nobel le concedió el premio de Medicina o Fisiología de 1952 solamente a Waksman.

Barré-Sinoussi: VIH

Instituto PasteurBarré-Sinoussi: VIHInstituto Pasteur

Otro caso famoso en que la juventud del postulante pesó negativamente fue el de Jocelyn Bell Burnell, excluida del Nobel de Física de 1974, que reconoció el descubrimiento de los pulsares. Ella era estudiante de grado de la Universidad de Cambridge cuando detectó el primer pulsar. En 1968 publicó en la revista Nature sus resultados en coautoría con el profesor Antony Hewish, coordinador de la investigación. En 1974, el comité Nobel la excluyó del premio de Física concedido a Hewish y a su colega Martin Ryle.

La lista de los excluidos cuenta con un brasileño célebre. El físico César Lattes (1924-2005), aunque fue el responsable del experimento y el primer autor del artículo de Nature que describió una nueva partícula atómica, denominada mesón pi, fue excluido del premio de Física de 1950, que reconoció el descubrimiento. El laureado fue el jefe del laboratorio en el cual Lattes trabajaba en la Universidad de Bristol, Cecil Powell (1903-1969). En una entrevista concedida al Jornal da Unicamp, en 2001, Lattes brindó una explicación pragmática para su exclusión. Dijo que Powell tenía más renombre debido a su trabajo sobre la producción de positrones y que se alzó con el Nobel de 1950 no solamente por el descubrimiento del mesón, sino también por fotografiar los núcleos atómicos.

Cabe acotar que en el Nobel de 2008, el coro de postergados no se restringió a los colegas de Robert Gallo. Amigos del físico italiano Nicola Cabibbo reivindicaron su participación inspiradora en la  investigación de los japoneses Makoto Kobayashi y Toshihide Maskawa, dos de los laureados con el Nobel de Física. Y dos de los ganadores del Nobel de Química, Roger Tsien y Martin Chalfie, declararon que no habrían podido hacer su trabajo sin la colaboración de Douglas Prasher. Él fue quien clonó el gen de la proteína fluorescente que significó el premio. Prasher, de 57 años, vive en una ciudad del estado de Alabama, trabajando como chofer. Depresivo, se desinteresó de la vida académica después que el gobierno estadounidense le negó un financiamiento para estudiar la proteína fluorescente.

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