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Fomento

El grito de independencia

Análisis evalúa la experiencia del programa de Apoyo a Jóvenes Investigadores

El programa Apoyo a Jóvenes Investigadores de la FAPESP fue lanzado en 1996 con la propuesta pionera de estimular la independencia y la madurez de los doctores recién egresados en aquella fase de la carrera en que se enfrentan trastornos como la falta de vínculo laboral y las dificultades materiales para liderar proyectos robustos. Un análisis realizado por el investigador Carlos Alberto de Pian, que sirvió de base para la tesina de maestría defendida por él en la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), hizo un balance del programa y mostró que la mayoría de sus metas se alcanzó, aunque los alrededor de 800 jóvenes investigadores beneficiados hasta ahora hayan enfrentado obstáculos no previstos.

De acuerdo con el estudio, el éxito del programa es mensurable por medio de diversos datos. Tal como se establecía en la propuesta original, fueron beneficiados solamente investigadores de alto nivel, con productividad académica arriba de la media. Tanto es así que el grado de aprobación de los proyectos presentados se limitó a 27%, índice inferior al de otros programas de la FAPESP, tales como los de auxilio a la investigación (57%) y los temáticos (45%). También se alcanzó la meta de priorizar la ida de los jóvenes investigadores a universidades y centros de investigación no plenamente consolidados, a los efectos de elevar el nivel científico de dichas instituciones. Centros tradicionales, como la USP y la Unicamp, presentaron proyectos en porcentaje bastante inferior a lo que sucede en otros tipos de programas. En contrapartida, la Universidad Estadual Paulista (Unesp) fue responsable del 20% de los proyectos concedidos, e instituciones particulares, tales como las universidades de Mogi das Cruzes, São Francisco, Vale do Paraíba y Paulista, que respondieron por un 18%. “Aparentemente hubo una comprensión del carácter del programa en el seno de la comunidad científica que generó esas demandas diferenciadas”, dice Pian, quien trabaja desde hace 27 años en la FAPESP.

La característica más innovadora del programa fue la posibilidad de que el coordinador del proyecto reciba una beca aún sin tener vínculo laboral con ninguna institución. La idea era que los jóvenes investigadores pudiesen recibir un monto significativo – la mayoría en el rango de 100 mil a 200 mil reales por un período de cuatro años – y negociarlo con una institución para conseguir espacio e infraestructura para la instalación de su grupo, aunque no ocupasen vacantes efectivas ni recibiesen sueldo además de la beca de la FAPESP. Entre los 114 proyectos examinados por Pian, 66 fueron concedidos a doctores ya establecidos en alguna universidad o centro de investigación, mientras que 48 les cupieron a investigadores independientes. Pero esta situación sui generis trajo implicaciones no esperadas. Una de ellas, según Pian, fue la dificultad de que los becados se integraran efectivamente al esfuerzo de investigación de las instituciones que los acogieron. En una  señal de falta de continuidad, los jóvenes investigadores sin vinculo laboral exhibieron una productividad inferior, medida en artículos científicos publicados, en el período posterior al final de la beca, comparada con el desempeño de investigadores beneficiados por la línea de auxilio regular a la investigación de la FAPESP. “Tal vez algunos de los jóvenes investigadores hayan asumido una postura vista en la institución como demasiado independiente, por el hecho de tener su mérito reconocido por una selección muy rigurosa hecha por la FAPESP”, dice Pian.

Un dato curioso se refiere a los campos del conocimiento que más inspiraron los proyectos. El área de la salud, que en general predomina en otros proyectos, no tuvo tanto espacio en la demanda de los jóvenes investigadores. En contrapartida, hubo una búsqueda mayor que la habitual en áreas como la bioquímica y la genética, muy vinculadas a la biotecnología y a la genómica, y botánica y zoología, base para estudios de ecología y biodiversidad. “Tales temas son muy contemporáneos y atrayentes y se constituyen en objeto de fascinación para los más jóvenes”, afirma Pian.

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