Un estudio nacional recientemente concluido, llevado a cabo con 2.558 personas, determina y jerarquiza los comportamientos y los parámetros clínicos que aumentan o disminuyen las posibilidades de que los brasileños sufran infarto de miocardio, un problema cardiovascular que mata anualmente a alrededor de 60 mil personas en el país y es una de las principales causas de muerte en el mundo industrializado. En la cima de la lista de los factores de riesgo, aparece y lejos el hábito de fumar. Según se desprende de este trabajo, coordinado por el Instituto Dante Pazzanese de Cardiología de São Paulo, el consumo diario de más de cinco cigarrillos casi llega a quintuplicar la probabilidad de ataques cardíacos.
A continuación figuran en la lista como mayores factores de riesgo, siempre en orden de importancia decreciente, la diabetes melitus (el elevado índice de azúcar en la sangre), la acumulación excesiva de grasa en el abdomen, antecedentes familiares de enfermedades coronarias, elevados niveles de LDL-colesterol (el popular mal colesterol) y la alta presión arterial (superior a 14 por 9). Cada uno de esos indicadores eleva, de manera independiente, de dos a tres veces el riesgo de infarto.
En la otra punta, entre los comportamientos que pueden reducir la incidencia de ese problema cardiovascular, la investigación llegó a un resultado sorprendente: el consumo de alcohol se mostró como la más efectiva forma de protección contra ataques cardíacos. Personas que toman alguna bebida alcohólica por lo menos tres veces por semana tienen un 40% de probabilidades de ser víctimas de infartos. Quienes ingieren alcohol hasta dos veces por semana exhiben una probabilidad un 25% menor de sufrir infartos.
Este estudio, que será presentado por primera vez al final de este mes, durante el Congreso Brasileño de Cardiología en São Paulo, no abordó el tipo de bebida consumida por los usuarios de alcohol, ni su cantidad. Pero los autores de la investigación advierten: ese efecto, aparentemente proporcional a la cantidad ingerida de bebida, solamente es válido para el consumo moderado de alcohol. Está probado que medidas excesivas devino, whisky, cerveza o cualquier otra bebida pueden, al margen de causar dependencia y accidentes de toda índole, aumentar la presión arterial y los niveles de triglicéridos (un tipo de grasa), dos condiciones que favorecen la ocurrencia de infartos.
Al margen del alcohol, solamente otro factor -a decir verdad, la ocurrencia simultánea de dos factores- logró un efecto protector similar: el alto nivel de escolaridad en personas con ingresos mensuales superiores a 1.200 reales. Individuos con formación universitaria ubicados en esa franja salarial presentan un riesgo un 32% menor de padecer infartos. Curiosamente, la práctica de actividades deportivas no se reveló como un factor de protección contra el infarto, aunque los análisis preliminares mostraron ese beneficio.
“Eso no quiere decir que el ejercicio físico no sea importante, pero su peso fue menor en nuestro estudio”, afirma el cardiólogo Leopoldo Soares Piegas, director clínico del Instituto Dante Pazzanese y coordinador del estudio, intitulado Evaluación de los Factores de Riesgo para Infarto Agudo de Miocardio (Afirmar, según su sigla en portugués). “Para quienes fuman, abandonar el cigarrillo es más importante que comenzar a hacer ejercicios, en términos de prevención de infartos.”
Riesgos multiplicados
Personas con más de un hábito o parámetro clínico que eleva las probabilidades de padecer infartos deben multiplicar -y no solamente sumar- el riesgo relativo atribuido a ese indicador por la investigación. El riesgo relativo o razón de posibilidades (odds-ratio , en ingles) es un valor numérico que muestra cuántas veces un determinado factor aumenta las chances de infarto en una determinada población. Un ejemplo: entre los brasileños, de acuerdo con la investigación, fumar por lo menos cinco cigarrillos por día equivale a un riesgo relativo de 4,9.
Aquéllos que encienden cada 24 horas esa cantidad de cigarrillos, tienen casi 4,9 veces mayor riesgo de sufrir infarto que los que no fuman. Por lo tanto, una persona que presenta los tres principales indicadores que favorecen la aparición de ataques cardíacos -tabaquismo, diabetes (riesgo relativo de 2,8) y exceso de grasa abdominal (riesgo relativo de 2,4)- tienen 32,8 veces mayores chances (4,9 x 2,8 x 2,4) de ser víctimas de ese problema de salud que un individuo sin ningún factor de riesgo para infarto. “En términos de salud pública, tabaco, diabetes y obesidad pueden ser controlados y atenuados con medidas sencillas, diagnóstico precoz e información”, dice Piegas. El estudio muestra que no basta reducir el número de cigarrillos consumidos: lo ideal es abandonar el hábito, porque el fumar poco -menos de cinco cigarrillos por día- ya duplica el riesgo de infarto.
Se estima que se producen en Brasil alrededor de 300 mil infartos de miocardio anualmente, de los cuales la quinta parte de los casos acaba en muerte. Ese problema cardiovascular es producto de la acumulación de placas de grasa en la arteria coronaria, que abastece de sangre al corazón. Si no se lo controla, este fenómeno lleva a la formación de coágulos, que obstruyen el suministro de sangre hacia el músculo cardíaco. Cuando sucede esto, el paciente sufre el comúnmente llamado ataque cardíaco: experimenta un dolor súbito e intenso en la región del pecho, que puede esparcirse hacia el cuello y los brazos. “Atacando sobre tres principales factores de riesgo de infarto, reducimos considerablemente las muertes en razón de ese problema”, opina Piegas. El cardiólogo cita el ejemplo de Finlandia, que tan solo con el control del tabaquismo y de los niveles de colesterolredujo en un 55% las muertes por infarto y derrame durante la década pasada.
Las conclusiones se apoyan en el análisis de 33 variables clínicas y de laboratorio de 1.279 víctimas de infarto y 1.279 personas sin este tipo de problema (el grupo de control) que fueron atendidas entre octubre de 1997 y noviembre de 2000 en 104 hospitales públicos y privados de 51 ciudades de 19 estados brasileños, cubriendo todas las regiones del país. Se comparó una serie de variables de pacientes que sufrieron su primer infarto y fueron atendidos en un centro clínico con las de personas sanas de igual sexo y franja de edad, que integraron el grupo control. Para cada paciente con infarto se procuró encontrar su par ideal, un individuo control de cinco años más o menos como máximo y, preferentemente, que hubiera sido atendido en el mismo hospital o ciudad. De esa forma, se evitó comparar a un infartado de Río Grande do Sul con una persona sana de Bahía.
No se pretendía entender el mecanismo de actuación de los factores de riesgo y de protección contra el infarto, sino dimensionar el peso de su influencia sobre el ataque cardíaco. Por definición, se califica como diabética a la persona que presenta como mínimo 126 miligramos de glucosa por decilitro de sangre. La cantidad de grasa localizada en el abdomen de un individuo se considera que es elevada cuando la relación cintura-cadera -la división de la medida de la primera por la segunda- es mayor que 0,93 para los hombres y 0,83 para las mujeres. En el caso del LDL-colesterol, sus índices son considerados altos cuando superan los 100 miligramos por decilitro de sangre.
En la mayoría de los estudios realizados en el exterior, el tabaquismo constituye el principal hábito o dato clínico que favorece la aparición de infartos. En la India, un trabajo similar, llevado a cabo en 1996, arribó a idéntica conclusión y estimó que el consumo diario de diez cigarrillos eleva 3,6 veces el riesgo de sufrir un ataque cardíaco en la población de dicho país. En Estados Unidos, investigaciones realizadas recientemente también colocaran al tabaquismo como el principal causante de infartos, que es capaz de aumentar de dos a tres veces la probabilidad de sufrimiento de éstos, índices muchos menores que los encontrados actualmente en Brasil.
“En cada país o región, la lista de factores de riesgo y protección del infarto puede ser diferente, así como también el peso de cada uno de estos factores”, afirma el cardiolólogo Álvaro Avezum, también del Instituto Dante Pazzanese y otro de los coordinadores del Afirmar. “De allí la importancia de los datos nacionales y regionales sobre los factores de riesgo de infarto, en lugar de importar informaciones”. Si los países de Escandinavia se hubieran limitado a trabajar con los resultados de las investigaciones realizadas en Estados Unidos, nunca habrían descubierto que en sus territorios, la diabetes -y no el tabaco- es la condición clínica que favorece mayormente la aparición de infartos.
Peculiaridades paulistas
Luego de suministrar un cuadro general de los factores de riesgo de infarto en Brasil, en una segunda etapa, este estudio averiguará si el peso de cada factor de riesgo y de protección difiere de acuerdo a una serie de parámetros presentados por los participantes de la investigación, tales como edad, sexo y origen geográfico. En el primer estudio derivado del Afirmar, Avezum examinó los factores de riesgo y de protección contra ataques cardíacos en una muestra de 553 habitantes de la región metropolitana de São Paulo (271 infartados y 282 del grupo control).
Los resultados difieren un poco con relación a los obtenidos en la muestra nacional, cosa que, en cierta forma, ya se esperaba. “El peso de cada factor puede variar incluso de región en región, pues estamos analizando poblaciones con características diversas”, dice Avezum. “En el sur y el sudeste, que son regiones más desarrolladas, el infarto es la principal causa aislada de muerte, mientras que en el norte y en el nordeste, esa posición es ocupada por los accidentes cerebrovasculares (derrames).”En el Gran São Paulo, el tabaquismo también aparece como el comportamiento que más eleva la probabilidad de infarto -solo que su peso, como factor de riesgo, fue mayor que el registrado en la investigación nacional.
Entre los habitantes de la región metropolitana de la ciudad, el consumo de más de cinco cigarrillos por día aumenta casi seis veces las chances de ataque cardíaco. En la muestra de toda la población brasileña, ese índice era de casi cinco veces. También llama atención en el trabajo con los paulistas la constatación de que el segundo factor de riesgo en importancia, muy adelante del resto, es la acumulación de grasa abdominal, que intensifica 4,2 veces las posibilidades de infarto. “Los habitantes del Gran São Paulo, con relación a los de otras regiones, tienen mejor poder adquisitivo, y por tal motivo acaban a veces comiendo más que lo debido y llevando una vida muy sedentaria”, afirma Avezum.
Luego del tabaco y la obesidad, figuran como factor de riesgo para los paulistas la hipertensión, los altos niveles de LDL-colesterol, diabetes y antecedentes de enfermedades cardíacas en la familia. En la columna de los factores de protección, tan solo una de las variables clínicas se muestra capaz de reducir las posibilidades de ocasionar infarto entre los paulistas: la existencia de niveles elevados de HDL-colesterol, el buen colesterol. Personas con más de 40 miligramos de ese tipo de lípido por decilitro de sangre presentan un riesgo un 47% menor de sufrir tal problema cardiovascular. En la muestra paulista, el consumo de alcohol y la conjunción de alta escolaridad e ingresos superiores a los 1.200 reales, que se revelaran como condiciones favorables para la reducción de las probabilidades de ocasionar infartos en el trabajo nacional, no obtuvieron el mismo efecto protector.
El Proyecto
Afirmar – Evaluación de los Factores de Riesgo para Infarto Agudo de Miocardio en Brasil
Modalidad
Línea regular de auxilio a proyecto de investigación
Coordinador
Leopoldo Soares Piegas – Instituto Dante Pazzanese de Cardiología
Inversión
R$ 9.150,30