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Historia

El inusitado aporte norteamericano en la USP

Un estudio narra la importancia de la Fundación Rockefeller en la consolidación del modelo académico brasileño

BETTMANN/ CORBIS/ STOCK PHOTOSJohn Rockfeller con su mujer, Martha: la riqueza era vista como una concesión divina que debería ser retribuidaBETTMANN/ CORBIS/ STOCK PHOTOS

Existe una parte de la historia de la fundación de la Universidad de São Paulo (USP) y de la consolidación del modelo académico vigente en Brasil que hasta hoy que no es conocida por la mayoría de las personas, ni tampoco contemplada en la literatura oficial. Los libros clásicos cuentan que la USP fue creada en 1934 por decisión del entonces gobernador del estado de São Paulo, Armando de Salles Oliveira, y tuvo como mentor intelectual a Júlio Mesquita Filho, símbolo de la elite paulistana de aquella época.

La universidad congregó a escuelas ya existentes, como la Facultad de Derecho (creada en 1827), la Escuela Politécnica (de 1891) y la Facultad de Medicina (de 1912). La novedad era la creación de la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras, que contaba con ilustres y renombrados profesionales llegados de Francia, Italia y Alemania para dar clases en la nueva institución.

La actuación de esos extranjeros ligados a las ciencias humanas, sobre todo los franceses, fue fundamental para la consolidación de la investigación académica brasileña. Lo que se ignora es que, mucho antes que los europeos, los estadounidenses de la Fundación Rockefeller ya se habían asociado a la Facultad de Medicina de São Paulo para desarrollar allí una escuela, cuyo modelo se convertiría en una referencia mundial y se diseminaría por todas las otras escuelas de Brasil.

“La historia dice únicamente que la universidad fue creada con base en modelos franceses, que son realmente los que rigen las humanidades. Pero en las ciencias biomédicas esa historia es diferente”, explica la profesora Maria Gabriela Marinho, autora del libro Norte-americanos no Brasil – Uma História da Fundação Rockefeller na Universidad de São Paulo (1934-1952). “Había otro grupo importante dentro de la universidad, directamente asociado a la filantropía científica y que le imprimió otro sentido a la ciencia, que hasta entonces era vista como un ornamento de la elite brasileña.”

Una fuerza poderosa
El libro de Marinho es el resultado de su tesis doctoral, defendida en 1999 en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la USP. La Fapesp apoyó la publicación de ese estudio con un financiamiento de 3,5 mil reales. La profesora ya había estudiado la actuación de la Fundación Rockefeller en Brasil en su tesis de maestría, defendida en la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp). “En la primera parte estudié la llegada de la fundación a Brasil y el inicio de su actuación en la Facultad de Medicina”, dice. “En el doctorado, me dediqué a analizar cómo la actuación de la Fundación Rockefeller influyó en la formación de la USP.”

La profesora explica que el papel de la Fundación Rockefeller en Brasil no puede ser ignorado, pues constituyó una fuerza poderosa que aceleró el desarrollo de varias áreas ya contempladas en iniciativas locales, pero que se implementaban a ritmo muy lento. La entrada de las inversiones de la fundación estadounidense les imprimió ritmo a esas iniciativas y diseminó entre las elites dominantes de la época una concepción diferente de ciencia, como una fuerza social incorporada a las prácticas públicas. “La actuación de la fundación es una vertiente poco estudiada y sumamente importante en el proceso de institucionalización de la ciencia en Brasil”, dice la profesora.

Filantropía
Para entender la dimensión de la participación de los norteamericanos en la formación del modelo académico brasileño es necesario comprender el funcionamiento de la filantropía científica promovida por la familia Rockefeller. Proporcionalmente, la familia puede ser considerada la más rica que ya haya existido en el mundo hasta hoy. La fortuna que los Rockefeller acumularon es superior a la de Bill Gates, hoy en día. Los negocios de la familia estaban vinculados al petróleo y a las minas de carbón, en un momento de consolidación del petróleo como combustible en todo el mundo.

La fundación existe oficialmente desde 1913, pero sus primeras acciones filantrópicas datan de 30 años antes. El magnate John Rockefeller era bautista y, dentro de su lógica protestante, entendía que la riqueza era una concesión divina que él debería retribuir siendo caritativo. Al comienzo del siglo XIX, las acciones del magnate aún no habían asumido grandes proporciones. A medida que su fortuna fue creciendo, las donaciones crecieron proporcionalmente. Cerca del final del siglo, Rockefeller convocó a un ministro de la Iglesia Bautista para convertir en empresa a su emprendimiento filantrópico.

La primera gran acción de la ya institucionalizada Fundación Rockefeller consistió en destinar recursos para la creación de la Universidad de Chicago. Durante 30 años, la fundación mantuvo el financiamiento de dicha universidad. En ese período, los Rockefeller también financiaron varias acciones aisladas, tales como investigaciones médicas y un gran programa de combate contra un brote de anquilostomiasis en el sur de Estados Unidos. Esa campaña fue un éxito y contribuyó para asociar el nombre de la fundación a las cuestiones de la salud pública. El pensamiento que enmarcó la actuación de la Rockefeller en ese área era el de que las enfermedades y la pobreza estaban íntimamente relacionadas entre sí, aunque se creyera que la enfermedad era la causa de la pobreza y no lo contrario. La fundación sostenía que para tener una sociedad próspera era necesario combatir las enfermedades.

Acción continental
Hasta 1913, las acciones de la fundación se restringieron a Estados Unidos, pero a partir de la década del 10, los especialistas que combatían endemias percibieron que no había fronteras para la enfermedad y que si no se concretase una acción en todo el continente, las enfermedades podrían siempre volver. Empezaron a organizarse entonces comisiones que salían en misiones por el mundo para identificar instituciones que pasarían a ser apoyadas con recursos de la fundación para armar grupos de investigación que actuaran en áreas que ellos juzgasen como prioritarias.

Una de esas comisiones llegó a Brasil en 1915. “En São Paulo, los americanos se depararon con un servicio sanitario modelo”, explica Maria Gabriela. “En razón de las enfermedades que comenzaron a aparecer en el campo y en los puertos, las elites paulistas ya estaban movilizándose para reorganizar el servicio sanitario del estado”. La comisión de la Fundación Rockefeller encontró una base muy favorable en la capital paulista, que iba al encuentro de sus perspectivas de crear escuelas que pudieran convertirse en referencia mundial.

La investigadora explica que había en Brasil en aquel momento tres escuelas médicas: la de Salvador, creada en 1808, luego de que la Corte portuguesa llegara para al país; la de Río de Janeiro, fundada en 1812, cuando la familia real se mudó a esa ciudad; y la de São Paulo, fundada un año antes de la llegada de la comisión. Las dos primeras seguían influencias francesas, cuja tradición era clínica – trabajaban sobre todo con los síntomas. Las inversiones en investigaciones y exámenes preclínicos eran parte de una tradición desarrollada mucho más rápidamente en Estados Unidos y característica de Alemania. De esta manera, la escuela de São Paulo, que estaba iniciando sus actividades, era la única alternativa para desarrollar ese trabajo volcado a la prevención.

Los acuerdos de la fundación con la Facultad de Medicina comenzaron en ese momento. Al principio, las inversiones se orientaron hacia la creación de un departamento de higiene, que después se transformó en instituto, y más tarde, en la Facultad de Salud Pública. Todo el complejo de edificios situados en la Avenida Doutor Arnaldo, en São Paulo, incluso el Hospital de Clínicas, fue construido con recursos de la fundación.

Paralelamente, dentro de la propia escuela comenzaron las negociaciones para reformular la estructura académica. El currículum también fue modificado, las disciplinas preclínicas adquirieron mayor énfasis. El número de alumnos se restringió a 50 por ingreso y los profesores tuvieron obligatoriamente que dedicarse exclusivamente a las disciplinas, convirtiéndose en investigadores. Esas innovaciones formaban parte de las condiciones que la fundación imponía como contrapartida a sus inversiones. Los recursos invertidos en la Facultad de Medicina ascendieron en esa época a un millón de dólares. “Al margen de ese dinero, ellos destinaron otros 4 millones de dólares al combate contra la fiebre amarilla”, revela la investigadora Maria Gabriela.

Franceses
Cuando se creó la Universidad de São Paulo, en 1934, la misión de la Fundación Rockefeller ya estaba llegando a su fin. “Pero el modelo norteamericano permaneció siendo fuerte dentro de la medicina y acabó diseminándose en otras áreas”, afirma. “Mientras que los franceses producían académica y filosóficamente, existían interlocutores de los estadounidenses que actuaban en el consejo universitario, movilizando a la máquina de la universidad y modelando efectivamente su estructura. Buena parte de la política de estructuración y consolidación de la USP fue controlada por esas personas.”

La presencia francesa en la consolidación de la USP, de acuerdo con el estudio de la profesora, es mucho más marcada como un evento. “Tres años después de su llegada a la Facultad de Filosofía, la institución entró en crisis. La moda pasó y varios de los nombres que llegaron junto con la fundación de la escuela se fueron”, explica Maria Gabriela. “La presencia norteamericana empezó a ser reconocida solamente en la posguerra, a partir de 1945. La lógica que va a ser dominante a partir de los años 50 y 60 – y que permanece hasta hoy – es precisamente la que ellos aportaron”, dice. “Aquella idea del ‘saber desinteresado’ acaba y la búsqueda pasa a centrarse en la excelencia científica, que va a estar asociada al incremento de la productividad y a otra racionalidad, asociada a su vez directamente al pragmatismo de la sociedad norteamericana”, concluye Maria Gabriela Marinho.

El proyecto
Norte-americanos no Brasil – Uma História da Fundação Rockefeller na Universidad de São Paulo (1934-1952) (nº 01/00940-6)Modalidad
Auxilio a publicación; Investigadora Marília Gabriela S. M. C. Marinho; Inversión R$ 3.513,00

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