Esta primera edición de 2005 ofrece un regalo a los lectores: dos hermosos cuentos, para leer de entrada, de un tirón, y para releer después con infinita calma, disfrutando la delicadeza de la relación implicada en el diálogo refinado que constituye el primero. Y dejarse llevar, en el segundo, por el denso mar de palabras que construye una fantasía poderosa en torno a un inventor real movido por convicciones socialistas en el siglo XIX. Se trata de una ficción de alto nivel, que a nuestro modo de ver las cosas, le agrega valor y una sutil elegancia a la revista, basada en el equilibrio entre los múltiples abordajes de nuestra producción intelectual. Ciencia, tecnología, humanidades y “¿por qué no?” un poco de creación literaria de primera mano. En suma, conocimiento producido en sus diversas formas en Brasil, así es Pesquisa FAPESP.
Paso al artículo destacado en la portada de esta edición, y me doy cuenta de que, si la ficción es narrativa que reinventa y violenta la realidad, se desprende de ella o la sobrepasa, de una cierta manera permanecemos en sus alrededores en el texto que comienza en la página 38, aunque de una forma sombría en lugar de luminosa, más cerca de una pesadilla que de un sueño. En las seis páginas dedicadas a un estudio mundial sobre los trastornos psiquiátricos, llevado adelante por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Carlos Fioravanti, editor de ciencia, informa que sus primeros resultados revelan que, en las ciudades más aisladas del mundo, los trastornos mentales comienzan aún en la infancia y generalmente presentan los mismos estadios de desarrollo, más allá de los estilos de vida o de las condiciones económicas en que vivan las poblaciones, para crear, en la vida adulta, los denominados prisioneros de la propia imaginación descontrolada.
En otras palabras, esto quiere decir que, en los peores trastornos psiquiátricos, no hay más aprensión de la realidad y la mente crea sus ficciones trágicas. No obstante, el estudio de la OMS abre la perspectiva de que se detecte de manera precoz el proceso de la pérdida del control emocional, para así evitar el surgimiento de problemas más graves. Una noticia prometedora en el desalentador cuadro de la salud mental mundial. La buena imaginación del lector, de cualquier modo, es convocada ahora para seguir de cerca los nuevos resultados de una investigación arqueológica: el estudio de nueve cráneos hallados la región de Lagoa Santa, Minas Gerais, y uno de Caatinga do Moura, Bahía, que sugieren con firmeza que los primeros habitantes de América no eran precisamente mongoles. Y que Luzia “personaje creado en los años 1990 por científicos brasileños a partir del hallazgo en 1975 del cráneo de una joven que habría vivido hace alrededor de 11 mil años antes en la región”, con sus facciones que recuerdan a los negros africanos y a los aborígenes australianos, no sería una excepción ni una aberración, sino más bien la regla. Este nuevo y fascinante capítulo de la Prehistoria brasileña está a cargo del editor especial Marcos Pivetta, y comienza en la página 44.
Para finalizar la mención a los destacados, recomendamos especial atención especial al reportaje que abre la sección de Tecnología en la página 64, donde la editora asistente Dinorah Ereno detalla de qué manera la Agencia de Innovación de la Unicamp, Innova, en sólo un año de actividad consiguió sellar 13 contratos de licencias con diversas empresas, con miras a la explotación de 26 patentes – por cierto, todas relativas a productos de gran relevancia social.
Por lo demás, todo el equipo de Pesquisa FAPESP les desea a los lectores un nuevo año fecundo y placentero, y promete también esforzarse para ello. El año 2004 despuntó con algunos eventos importantes para la vida de la publicación: la edición especial número 100, el lanzamiento del libro Prazer em conhecer, una recopilación de entrevistas originariamente publicadas en la revista, el lanzamiento del programa Pesquisa Brasil, producto de una sociedad con Radio El dorado y varios premios… Esperamos entonces poder constatar al final del 2005 que continuamos siendo fecundos.
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