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Estrategias

El miedo a la reingeniería

Los científicos rusos nunca se sintieron tan amenazados por el desempleo como ahora. Temen que algunas decenas de miles de puestos de trabajo sean extinguidos si es que el gobierno pone en práctica un plan de reingeniería de los 450 institutos vinculados a la Academia Rusa de Ciencias y de otros 2 mil laboratorios financiados por el Estado. Los rumores sobre despidos llevaron al ministro de Educación y Ciencia, Andrei Fursenko, a pronunciarse el día 18 de octubre. Fursenko confirmó la existencia del plan de modernización, afirmó que el objetivo no es recortar gastos ni cortar cabezas y garantizó que los criterios de la reforma serán delineados en colaboración con la Academia Rusa de Ciencias. Pero admitió que una parte de la estructura actual puede desaparecer o privatizarse. “Vamos a debatir con la comunidad científica los criterios para determinar qué institutos serán preservados y cuales serán privatizados o liquidados”, dijo. Yury Osipov, presidente de la Academia Rusa de Ciencias, confirmó que está trabajando en el tema junto el ministerio. La academia fue una entidad de enorme prestigio en los tiempos de la antigua Unión Soviética, aunque concentrase sus esfuerzos en pocas áreas, como la de matemática y la de desarrollo armamentista. En los últimos años ha sido criticada por contribuir escasamente con la industria rusa para afrontar los retos de la innovación tecnológica y también por ser deficiente en ciencia básica. Los investigadores acusan al gobierno de planificar la privatización de los institutos únicamente para generar dinero y para que los inversores privados les quiten su libertad de trabajo. “Todos coincidimos en que la ciencia rusa necesita pasar por una reforma”, dice Boris Stern, físico del Instituto de Investigación Nuclear de Moscú. “Pero la experiencia con las privatizaciones en Rusia muestran que no siempre producen los objetivos deseados”, afirma. Yury Osipov, presidente de la academia, ve ventajas en la reingeniería. “Podemos librarnos de la burocracia que el gobierno siempre nos impuso”, afirma. (Nature, 21 de octubre)

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