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Política C&T

El modelo brasileño

Sociólogo inglés elogia la participación de Brasil en el terreno de la investigación en el mundo

eduardo cesar Mark Harvey: “Brasil le ha dado una lección al mundo”eduardo cesar

El estado de São Paulo, con recursos modestos comparados con los presupuestos de Ciencia y Tecnología de las grandes potencias científicas, y priorizando áreas estratégicas para el país, creó un inventivo modelo de investigación en genómica y bioinformática: la red ONSA (Organización para el Secuenciamiento y el Análisis de Nucleótidos), de la FAPESP. Este modelo ha catapultado a Brasil a una posición de liderazgo global en dos nichos de ese concurrido sector: el de genomas de bacterias que atacan a plantas (Xylella fastidiosa, Xanthomonas citri y Agrobacterium tumefaciens) y el de un importante cultivo agrícola tropical (el proyecto Sucest con la caña de azúcar).

La opinión es del sociólogo inglés Mark Harvey, del Centro para la Investigación en Innovación y Competencia de la Universidad de Manchester, Inglaterra, que junto a su colega Andy McMeekin, resolvió estudiar la triunfal entrada de Brasil al escenario de la genómica mundial desde el punto de vista de la geopolítica internacional. “Brasil le ha dado una lección al mundo. Inicialmente, eligió algunas áreas que no eran prioritarias para los países desarrollados e invirtió en esos sectores”, afirma Harvey, que estuvo en São Paulo al final del mes pasado. “Sin copiar el modelo estadounidense, el país desarrolló caminos diferentes, fuera de los grandes centros internacionales de investigación, que a largo plazo pueden ser importantes para equilibrar el desarrollo de la ciencia y la tecnología entre todas las naciones del planeta.”

El investigador británico también elogió la participación nacional, en una acción coordinada por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CPNq), en la creación y el desarrollo de la Red de Genoma de la Leishmaniosis, un proyecto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, que estudia las relaciones del parásito hospedador de dicha enfermedad tropical que afecta a 12 millones de personas. “Brasil es el único país en desarrollo que integra ese consorcio internacional”, subraya Harvey.

Inserción internacional
Para el sociólogo, el establecimiento en el estado de São Paulo de la red ONSA en 1997, un consorcio virtual y descentralizado de 34 laboratorios, sin lugar a dudas sirvió de plataforma para la inserción internacional de la genómica brasileña. La publicación en la revista Nature, con notoriedad de portada, del primer trabajo de la ONSA – el secuenciamiento de la bacteria Xylella fastidiosa, que causa la Clorosis Variegada de los Cítricos (CVC), la popular plaga amarilla que ataca a los naranjales – demostró que la estrategia podía ser productiva y competitiva en el plano internacional. El trabajo con la X. fastidiosa alcanzó gran repercusión porque esa bacteria fue el primer fitopatógeno con ADN descifrado. “La estructura de la ONSA rediseñaba de manera original la red europea de laboratorios, que en 1997 terminó, también de modo descentralizado, el secuenciamiento del genoma de la Saccharomyces cerevisiae, la levadura utilizada en la fermentación”, dice Harvey.

Uno de los puntos que impresionan al investigador británico es la capacidad de articulación de la ONSA en varios niveles, dentro y fuera de Brasil, y con socios públicos o privados. “Las herramientas de bioinformática desarrolladas en la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), por ejemplo, fueron empleadas con éxito en la Universidad de Washington, en el secuenciamiento de la A. tumefaciens (la bacteria que tiene mecanismos naturales para la transferencia de genes a las plantas) y los datos del genoma de la caña de azúcar atrajeron la atención de CropDesign, una empresa belga de biotecnología”, dice Harvey. El investigador pretende narrar la exitosa experiencia brasileña en genómica en conferencias y artículos científicos. “Es una buena estrategia para establecer asociaciones.”

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