Con base en la trayectoria de Júlia Martins y Otília Amorim, Antonio Herculano Lopes, de la Fundación Casa de Rui Barbosa, analiza en el artículo intitulado “¡Ven, mulata!” de qué manera fue paulatinamente requiriendo la presencia de cuerpos mestizos que lo representasen el personaje de la mulata en el teatro musical de Río de Janeiro de principios del siglo XX. De acuerdo con el estudio, este proceso estuvo signado por las dificultades de la sociedad carioca con las cuestiones de género, de raza y clase y se articuló con la creación de una identidad “mestiza” para la ciudad y para el país.
Tempo – Tomo 13 – nº 26 – Niterói – 2009
Republicar