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Recursos hídricos

El riesgo de la escasez

Investigadores de seis países buscan nuevas tecnologías del manejo del agua

El calentamiento global no es la única amenaza a la vida en el planeta. Está en curso lo que los especialistas califican como “la crisis del agua” y que ya compromete las condiciones de vida y salud de una amplia porte de la población. Se calcula que al menos un tercio de la población mundial ya tenga dificultades, entre severas y moderadas, de acceso al agua, sobre todo en la región septentrional y el norte de África. Más exactamente: 1,3 mil millones de personas no disponen de agua potable y 2 mil millones no son atendidas por los servicios de alcantarillado sanitario. Eso sin hablar de la polución de los ríos, lagos y otras fuentes de abastecimiento que provoca millones de muertes- significativamente de niños que podrían haber evitadas.

A lo largo de cientos miles de años la civilización sobrevivió consumiendo el agua disponible en la superficie del planeta. En el último siglo, con el avance de la tecnología, la humanidad pasó a consumir también el agua subterránea, almacenada en los mantos freáticos y acuíferos, entre otros. El problema es que en las áreas áridas, semiáridas y en las grandes ciudades ese estoque de agua comienza a estar comprometido. El cuadro se agrava con la larga historia del uso inadecuado de los recursos hídricos, la polución de manantiales y el manejo irresponsable y deberá complicarse aún más en los próximos años, con el crecimiento de países, el aumento de la concentración urbana y la consecuente demanda de agua potable. “En 2025 existirán en total en el mundo 30 megaciudades, con más de 8 millones de habitantes, y 500 ciudades con 1 millón de habitantes”, prevé José Galizia Tundisi, presidente del Instituto Internacional de Ecología de São Carlos, uno de los mayores limnólogos del país.

Para responder a ese desafío, la Academia Brasileña de Ciencias (ABC) propuso al Inter Academy Pannel (IAP) -que reúne 96 academias de ciencias de todo el mundo alrededor de proyectos de gran impacto para el avance del conocimiento- la creación del Water Programme, un programa internacional de investigación e innovación sobre recursos hídricos. Desde 2005 la propuesta ya obtuvo la adhesión de 62 países. Seis de ellos -Brasil, Jordania, África del Sur, Polonia, China y Rusia- crearon institutos de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías sobre el uso del agua que, en el ámbito del IAP, ganaron la denominación de Centro Internacional de Innovación, Investigación y Capacitación en Recursos Hídricos.

El Programa del Agua del IAP parte del principio de que el agua -tanto la superficial como la subterránea- debe ser tratada como una unidad integrada. Esa visión exige que geólogos, limnólogos, ingenieros y ecologistas, entre otros, trabajen juntos para desarrollar abordajes regionales y optimizar inversiones, de forma que garanticen que el agua siga cumpliendo el papel crítico que tiene en el funcionamiento natural del planeta. Tundisi enfatiza aún que es preciso adecuar el abordaje científico a la gestión de los recursos hídricos propiamente dicha, de manera que promueva la educación de personas hacia la utilización adecuada de los recursos, garantizar técnicas más baratas de tratamiento del agua y estimular la conservación de las fuentes naturales. “El agua de buena calidad es la base para el desarrollo y para la mejoría de la calidad de vida. Pero el desarrollo tiene como consecuencia el aumento de la presión para usos múltiples del agua”, subraya Tundisi.

Cada uno de los institutos de agua tendrá una línea de investigación específica. En Jordania, por ejemplo, la misión será desarrollar tecnologías de reciclaje del agua; en el África del Sur las investigaciones tendrán como foco el uso del agua en la agricultura de subsistencia; y en Brasil se concentrarán en la utilización de recursos hídricos y biodiversidad en regiones metropolitanas.

El centro brasileño -bautizado como Instituto de Biodiversidad y Recursos Hídricos- fue inaugurado hace dos meses y tendrá su sede en Guarulhos, en la Región Metropolitana de São Paulo. “Por el momento ocupa una oficina en el centro de la ciudad, pero en breve será transferido para un predio de unas 100 hectáreas donado por la Universidad Metropolitana de São Paulo, con sede en Guarulhos”, anticipa Tundisi, que también preside el instituto en Guarulhos. Cuando esté listo, estará equipado con laboratorios, bibliotecas y un área de residencia para abrigar a investigadores de otros países.

La Argentina y México pleitean el ingreso en el programa, muy probablemente para el desarrollo de investigación semejante a la de Brasil, sobre el uso del agua en áreas metropolitanas. Para ello, tendrán que presentar una propuesta de investigación sobre el tema. También está siendo articulada una red de estudios en el Caribe, región formada por islas con problemas muy específicos, como infiltración y degradación de terrenos, entre otros, observa Tundisi.

Recursos para la investigación
Cada uno de los países participantes debe buscar recursos para financiar el programa y la instalación de los institutos. El centro de investigación de Jordania, por ejemplo, ya cuenta con recursos del Royal Jordanian Society, una especie de CNPq local. “En Brasil estamos negociando con el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y con agencias de fomento”, dice Tundisi. Paralelamente, por medio del IAP, se busca apoyo del Banco Mundial para “mover” a red internacional de investigadores. “Precisamos un financiamiento para promover el intercambio de investigadores de varios países”, explica.

El año pasado, el IAP organizó cuatro encuentros regionales en Brasil, Polonia, China y África del Sur. En esos debates se discuten los rumbos del programa. Ya está definido que las investigaciones harán énfasis en el desarrollo de tecnologías de bajo costo para el tratamiento de agua; nuevas tecnologías de conservación del agua; integración de gestión de múltiples usos; administración de mantos subterráneos; monitoreo y evaluación de recursos hídricos superficiales y subterráneos, entre otros.

El programa también planea “sumar esfuerzos”, como dice Tundisi, con la Convención de la Biodiversidad y el Panel Internacional de Cambios Climáticos (IPCC), donde se debaten las salidas para el calentamiento global. “Pretendemos reunir en todo 15 programas. Los proyectos del Instituto Internacional de São Carlos serán incorporados.”

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