miguel boyayanDos rankings de la producción científica mundial, dados a conocer en el mes de julio, presentaron resultados incongruentes en relación con el desempeño académico de Brasil durante el año 2007. La tradicional base de datos Thomson Scientific indica que Brasil sigue con buen ritmo, aunque mantiene la 15ª posición en el ranking mundial conquistada el año pasado. Con 19.428 artículos publicados en los periódicos científicos indexados en la base de datos, 2.556 más que en el año 2006, el país respondió en 2007 por el 2,02% del total de la producción científica mundial; más que el 1,92% del año anterior. Según los datos, Brasil se encuentra algo más arriba de Suiza y de Suecia y se aproxima a Holanda y Rusia. Ahora bien, la base de datos Scopus, comercializada por editorial Elsevier, registró 26.369 artículos brasileños en publicaciones extranjeras, 292 menos que en el año 2006, con el país ocupando también la 15ª posición en el ranking, pero con el 1,75% de la producción mundial. Como las dos bases de datos contemplan universos distintos, es difícil afirmar si la divergencia es accidental y cuál es la tendencia actual. La herramienta Web of Science, de Thomson Scientific, cubre alrededor de 10 mil periódicos, frente a 15 mil de la herramienta SCImago, de Scopus. En los años cubiertos por la base de datos SCImago -de 1996 a 2008- Scopus contabilizó hasta un 45% más registros que Thomson. Aun así, la divergencia encendió el debate sobre el futuro y los límites de la expansión de la producción académica brasileña.
El biólogo Marcelo Hermes-Lima, docente de la Universidad de Brasilia (UnB) y coeditor del periódico online PLoS One, afirmó en su blog Ciencia Brasil que la oscilación detectada por Scopus puede representar la primera señal de saturación. “Según mi entender, el aumento de la producción científica brasileña llega a su límite. O sea, la tasa de crecimiento en los próximos años puede estar entre cero y 2% -que es el límite del crecimiento vegetativo de la población de científicos verdadera. En otras palabras, nos hallamos en el punto de saturación de la curva de crecimiento en el número de papers de Brasil”, dice. En tanto, Rogério Meneghini, coordinador científico de la biblioteca electrónica SciELO Brasil, considera necesario esperar un año más para evaluar cuál es la tendencia. “Es precipitado afirmar que la producción brasileña alcanzó su techo”, dice Meneghini, especialista en cienciometría, disciplina que procura generar información para estimular la superación de los desafíos planteados por la ciencia. “No hubo una retracción en las inversiones que justifique una caída, aunque Brasil invierta menos que países como China o Corea del Sur, cuya producción académica crece justificadamente con velocidades mayores que la nuestra”, evalúa Meneghini. Mientras que la producción brasileña creció un 133% en los últimos diez años, la de China avanzó 300%. En Brasil, las áreas relacionadas con la biología y las ciencias médicas, tales como medicina, agricultura, bioquímica, genética y biología molecular, seguidas por la física y la astronomía, son las más productivas. Las cinco instituciones con mayor número de artículos publicados son la Universidad de São Paulo (USP), la Estadual de Campinas (Unicamp), la Federal de Río Grande do Sul (UFRGS), la Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y la Federal de Minas Gerais (UFMG).
Jacqueline Leta, investigadora de la UFRJ, llama la atención sobre el hecho de que, más allá del crecimiento de la producción científica brasileña, no está creciendo la participación relativa de artículos brasileños en revistas internacionales de alto impacto, del nivel de Science y Nature por ejemplo. “Los indicadores muestran la visibilidad internacional de una parte de la producción brasileña, pero ellos se hallan influenciados por una serie de factores y no pueden tomarse al pie de la letra como signos de calidad”, afirma ella. “Un cuestión que se plantea, según mi entender, es si esas publicaciones estarían interesadas en ampliar la cantidad de artículos de países emergentes, tal el caso de Brasil. Creo que no, cosa que tiene mayor relación con las reglas comerciales de ese mercado editorial que con la oferta de estudios calificados”, expresa Jacqueline.
miguel boyayanUn dato relevante en la discusión se refiere al número de doctores formados en Brasil, que creció diez veces entre los años 1980 y 2006, evolucionando desde mil hasta alrededor de diez mil profesionales por año. El director científico de la FAPESP, Carlos Henrique de Brito Cruz, destaca el hecho de que la curva de aumento de la producción científica esté sincronizada, durante los últimos años, con la del crecimiento del número de doctores y con la calidad de las instituciones académicas. “El aumento del número de artículos científicos se halla muy ligado con el crecimiento en la formación de doctores. Y en São Paulo, la razón entre el número de artículos y el número de científicos es compatible con la de aquellos países de la OECD (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico), indicando que para lograr un aumento de la producción científica necesitamos mayor cantidad de científicos”, dice Brito Cruz. El número de doctores sigue creciendo, aunque no con la velocidad de una década atrás. Entre mediados de los años 1990 y 2003, la tasa de crecimiento de los doctorados defendidos anualmente era del 16% anual. Desde 2003 en adelante hubo un estancamiento en esta tasa de crecimiento en un nivel del 4% anual. El comportamiento de los indicadores permite suponer que esa falta de aliento avizora un impacto en la producción académica, Este vínculo se refuerza con datos de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes), según los cuales el 85% de la producción científica nacional se lleva a cabo en el sistema de posgrado.
Meseta
Los países con sistemas de ciencia y tecnología maduros tienden a estabilizar el crecimiento de su producción académica y la cantidad de doctores, pero, ¿éste sería el caso de Brasil? En términos absolutos, los 10 mil doctores formados anualmente en Brasil se encuentran en una plataforma similar a la de países tales como Inglaterra, India y Corea del Sur. Ahora bien, en términos relativos, la situación se diversifica. Brasil forma 5 doctores por cada 100 mil habitantes, frente a índices de 12,1 de Japón, 13,6 de Corea del Sur, 14 de Estados Unidos, 24 del Reino Unido y 30 de Alemania.
Según el presidente de la Capes, Jorge Guimarães, el país necesita más investigadores. “Somos referentes en los rubros agrícola y odontológico, y eso debe valorarse. Pero, en comparación con otras naciones, nuestra cantidad de investigadores es dramáticamente baja. Debemos mejorar bastante”, afirmó en su alocución durante la 60ª Reunión de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC), realizada durante el mes pasado. Mientras que los estados de la región sudeste ostentan una proporción de 30 a 35 doctores por cada 100 mil habitantes, en el norte y nordeste esa proporción no pasa de 10. El índice más elevado se da en el Distrito Federal, con 41,3 doctores por cada 100 mil habitantes. El más bajo es el de Tocantins, situado en 3,8 con la misma relación. Para Guimarães, el gran desafío reside en la formación de especialistas en las regiones menos favorecidas. “No hay otra forma de encarar el problema que la formación de cuadros”, evaluó.
La concentración de los cursos de Posgrado en Brasil también se visualiza por la cantidad de doctores egresados de las universidades estaduales paulistas. La USP, con dos mil doctores por año, y la Unicamp, con 870, forman mayor cantidad que cualquier universidad norteamericana. El promedio de la Universidad de California en Berkeley fue de 769 doctores, por delante de la Universidad de Texas, en Austin, con 702, y los 664 de la Universidad de California en Los Ángeles.
Otro problema conocido reside en la aún restringida permeabilidad del sector productivo brasileño para con los doctores formados en el país. Del total de científicos brasileños, apenas un 23% (menos de 20 mil) desarrollan tareas en laboratorios industriales, mientras que en Corea del Sur y Estados Unidos, por ejemplo, alrededor del 54% (94 mil) y 80% (790 mil) de los científicos, respectivamente, se hallan empleados en industrias para el desarrollo de productos y procesos innovadores. “Existen dos desafíos igualmente importantes: aumentar todavía más la capacitación en ciencias básicas y la formación de personal en las universidades, como así también acelerar la capacitación para la investigación aplicada al desarrollo tecnológico en la empresa”, dice Brito Cruz, de la FAPESP.
El Brasil innovador
Demos, una organización inglesa de estudios estratégicos, presentó un informe que llama la atención sobre la vitalidad del panorama de la ciencia, la tecnología y la innovación en Brasil. Firmado por la investigadora Kirsten Bound, el documento Brazil, the natural knowledge economy sugiere que el país, cuya fuerza de innovación aún se vincula estrechamente con la explotación de recursos naturales, ahora posee competencias diversificadasen rubros tales como biocombustibles, genómica y software -en lo que se configuraría como la “economía natural del conocimiento” sugerida en el título del informe. El texto destaca hechos e indicadores positivos, como, por ejemplo, el 15º lugar de Brasil en los escalafones mundiales de producción académica y el crecimiento en los presupuestos para investigación -todo eso dentro de un ambiente de estabilidad política y económica. Bound discute el porqué del poco conocimiento de Brasil por parte del mundo desarrollado. Las causas serían el poco alarde que el país hace de sus avances y también el hecho de que Brasil, colonizado por europeos, no es visto como una cultura amenazante como las de India y China.
El informe recomienda que Brasil saque mejor provecho de las cualidades con que cuenta. Una de ellas es ampliar la discusión en lo que respecta a temas controvertidos, como la puja entre gastar dinero en ciencia o combatir las desigualdades. Organizar una red de apoyo internacional a partir de los científicos brasileños residentes en el exterior e implementar firmemente las políticas públicas ya existentes completan las sugerencias.
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