Al final, todo terminó bien. El millonario norteamericano Dennis Tito, de 60 años, fue y volvió del espacio sano y salvo. Y lo que es más importante: sin poner en riesgo su vida ni la de los cosmonautas rusos Talgat Musabayev y Yuri Baturin, que pasaron ocho días con el empresario en la Estación Espacial Internacional (ISS). Pero Tito fue obligado a seguir a rajatabla las órdenes de la Nasa, la agencia espacial americana, crítica feroz de la empresa: No pudo tocar nada. Antes de viajar, firmó un documento comprometiéndose a pagar por cualquier daño que ocurriese en la ISS y exentando a la Nasa de la responsabilidad por problemas de salud que pudieran surgir. Tito pasó la mayor parte del tiempo como si estuviera en un safari fotográfico. Sacó fotos de la Tierra, de la ISS, de los tripulantes y de todo lo que le pareció novedad. “Probé que un hombre común puede ir al espacio, siempre y cuando esté entrenado”, dijo. Poseedor de una fortuna de 200 millones de dólares, Tito pagó 20 millones de dólares por el paseo sideral. Ese valor equivale al 15% del presupuesto anual de la agencia espacial rusa.
Republicar