Daniel AlmeidaA pesar de las tensiones y de la disonancia de ritmos y expectativas, la relación entre científicos y periodistas ha mejorado en las últimas dos décadas en Brasil. Los investigadores, poco a poco, van reconociendo la importancia de comunicarse con públicos más amplios, y también se van percatando de que la divulgación de sus trabajos en la prensa puede ayudarlos a avanzar en sus carreras, al incrementar la visibilidad de sus investigaciones y su prestigio entre sus pares académicos. Ésta fue una de las conclusiones de un estudio publicado en marzo de este año en los Anales de la Academia Brasileña de Ciencias. En dicho trabajo, la periodista Luisa Masarani, del Núcleo de Estudios de Divulgación Científica del Museo de la Vida, dependiente de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) de Río de Janeiro, y el politólogo Hans Peters, docente de la Universidad Libre de Berlín, Alemania, analizaron las percepciones de investigadores brasileños acerca de los beneficios de relacionarse más y mejor con la prensa.
Masarani y Peters entrevistaron a 956 investigadores de distintas áreas del conocimiento. Y verificaron que el 66% de los científicos califica como provechosa su relación con los medios, y que el 67% considera que la difusión de sus trabajos en la prensa podría incrementar la notoriedad de sus investigaciones dentro y fuera de la universidad. Al mismo tiempo, constataron que el 24% de los investigadores entrevistados juzga que la interacción con los periodistas puede ampliar las posibilidades de hallar nuevos colaboradores o incluso de obtener apoyo económico para sus proyectos, aparte de atraer la atención del público hacia su campo de investigación. Ante este panorama, todos reconocen que deberían interactuar más con los periodistas, tomando la iniciativa de comunicarles sobre la marcha de sus investigaciones y sobre la publicación de artículos en revistas científicas, y poniéndose a disposición, siempre que sea posible, para dar entrevistas y comentar temas relacionados con su área de investigación.
Los resultados del estudio de Masarani y Peters parecen reflejar la percepción de científicos de otros países. En un artículo publicado en 2015 en la revista Journal of Science Communication, investigadores de la Universidad de Twente, Holanda, analizaron las percepciones de 21 investigadores sobre los beneficios de comunicarse con audiencias más amplias. Los científicos de ese país consideran que la divulgación de sus trabajos en los medios podría contribuir a que sus investigaciones influyan en la formulación de políticas públicas, entre otras acciones. De una manera más amplia, los investigadores dijeron que invertir en el perfeccionamiento de la relación con los medios contribuiría para que las personas desarrollen una comprensión mejor de los procesos de producción del conocimiento científico, mitigando así la ansiedad de ciertos sectores de la sociedad y de los gobernantes por la obtención rápida de nuevos resultados o nuevas técnicas.
Daniel AlmeidaMenos sensacionalismo
Para que puedan aprovechar esta interacción, los investigadores deben antes aprender a atender las necesidades de los periodistas, recomienda Marta Entradas, investigadora del Centro de Estudios sobre el Cambio Socioeconómico y el Territorio, del Instituto Superior de Ciencias del Trabajo y de la Empresa, con sede en Lisboa, Portugal. Actualmente, Entradas es becaria del Programa Marie Curie Fellow en la London School of Economics and Political Science, en Inglaterra. La estudiosa tiene un historial de investigaciones en comunicación científica. Fue profesora asistente de comunicación de ciencia y política científica en la University College London, Inglaterra, y educadora en la European Network for Science Communication, que les enseña a los científicos a comunicarse mejor con públicos más amplios que el académico. Según Entradas, uno de los principales problemas que atraviesa la relación de los investigadores con los medios es la dificultad de encontrar un reconocimiento por parte de los medios de comunicación de que temas menos sensacionalistas, pero de interés para la sociedad, también deben ser merecedores de cobertura. “La verdad es que la mayoría de las investigaciones realizadas en instituciones científicas no llega a los medios de comunicación y ni a la sociedad”, dice Entradas.
Existe también, según la investigadora, un trabajo que puede hacerse en las propias universidades, como lo es la creación de cursos donde se les enseñe a los investigadores a dialogar con los periodistas, para mantenerlos informados sobre lo que están haciendo. Al mismo tiempo, sostiene, es importante que los investigadores se acerquen a las asesorías de comunicación de sus propias instituciones, toda vez que éstas suelen interactuar con los periodistas, y por eso pueden ayudarlos a los investigadores a lidiar mejor con los medios. Asimismo, las asesorías de comunicación valoran cada vez más el diálogo directo con el público en el marco de actividades que promueven y de sus propios sitios web y perfiles en las redes sociales. “La madurez de esas relaciones podrá significar el reconocimiento de la importancia de la ciencia en la sociedad y un mayor apoyo social, político y económico”, afirma.
La expansión de los medios digitales también ha abierto nuevos caminos de divulgación para que los propios investigadores escriban sobre ciencia. Se ha vuelto común que los científicos hablen al respecto de sus trabajos más recientes en sus perfiles personales en las redes sociales, en blogs o en columnas de diarios y revistas. O también en portales de acceso abierto como ResearchGate y Academia.edu. El físico Paulo Artaxo, docente del Instituto de Física de la Universidad de São Paulo (IF-USP), es uno de los que siguen esa estrategia desde hace algún tiempo. Actualmente Artaxo mantiene una página con sus trabajos en ResearchGate. Con 507 artículos disponibles para descarga, el investigador acumula más de 18 mil citas ‒tan sólo en esa base de datos‒ y 26 mil lecturas contadas.
Artaxo considera casi un deber la divulgación lo más amplia posible de sus trabajos científicos, sobre todo por el hecho de que cuentan con financiación proveniente de recursos públicos. El físico tiene una larga experiencia en hablar con periodistas, y se muestra siempre dispuesto a dar entrevistas o a comentar temas relacionados con su área. Más allá de sus más de 500 trabajos científicos publicados, su gusto por los problemas de importancia social lo ha convertido en uno de los investigadores más consultados por los periodistas para analizar temas ambientales ligados a la polución atmosférica o a los cambios climáticos. Para Artaxo, pese a que trabajan con base en reglas y ritmos distintos, científicos y periodistas necesitan dialogar más intensamente en forma madura, de manera tal que el conocimiento científico llegue a la población de modo más fluido y completo. “Cuanto mayor sea el impacto de un determinado trabajo científico en la sociedad, más conocido será el investigador que lo hizo, tanto entre el público como entre sus colegas en la academia”, sostiene el investigador. El astrónomo y astrofísico Augusto Damineli, del Instituto de Astronomía, Geofísica y Ciencias Atmosféricas (IAG) de la USP, se refiere al tema en la misma línea: “Si el público tuviera una percepción positiva del trabajo de los científicos, tendríamos más apoyo político y económico para la investigación científica en Brasil”. Según Damineli, la divulgación de sus investigaciones en la prensa y los artículos que él mismo ha redactado en diversos medios de comunicación le ayudaron a ampliar a resonancia de sus trabajos, e incluso incentivaron a algunos jóvenes a ingresar en la carrera de astronomía. Según Luisa Masarani, este cambio de percepción por parte de los científicos en Brasil y en Europa es el resultado de un esfuerzo de la propia comunidad científica en pos de valorar la divulgación de la ciencia. Un ejemplo en ese sentido es la publicación, en 1985, de uno de los primeros documentos en donde se les solicita a los científicos que se comuniquen más y mejor con la prensa, a cargo de la Royal Society (la academia británica de ciencias), en Londres. “En Brasil, la actuación del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) ha sido importante para difundir temas de ciencia y tecnología en el país, mediante la creación de un Comité Deliberativo de Divulgación Científica y una ala en el Currículum Lattes [el banco online de currículos de investigadores mantenido por ese organismo] que dota de visibilidad a las acciones de divulgación científica realizadas por los propios científicos”, sostiene.
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