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Especial

En busca del equilibrio en el cuadrante de Pasteur

Realizó su maestría y su doctorado en la Unicamp, donde comenzó a dar clases en 1982 y es profesor titular en el área de Electrónica Cuántica. Fue director del Instituto de Física y pro rector de Investigación de la Unicamp. Su principal área de interés en la investigación es el estudio de los fenómenos ultrarrápidos, los eventos que ocurren en menos de 1 psicosegundo y su aplicación en el estudio de materiales, especialmente en el área de telecomunicaciones.

Realiza sus investigaciones en el Grupo de Fenómenos Ultrarrápidos y Comunicaciones Ópticas del Departamento de Electrónica Cuántica del Instituto de Física de la Unicamp. Después de recibirse, pasó nueve meses en Roma trabajando en la Universitá degli Studi, y entre marzo de 1986 y agosto de 1987 fue investigador residente en los Laboratórios Bell, de ATeT, en Holmdel, New Jersey. Publicó más de 50 trabajos en revistas especializadas y obtuvo 1.240 menciones en la literatura internacional entre 1980 y 1993.

En los últimos anos, la Fundación de Ayuda a la Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP) ha adoptado una nueva estrategia. La misma consiste en dar atención especial a las cuestiones relativas a la difusión del conocimiento y su aplicación, junto a su preocupación histórica – de la cual no se apartó – con la generación de conocimientos. Esa estrategia es importante, porque en la visión de la FAPESP, uno de los grandes desafíos de la ciencia y la tecnología en el estado de São Paulo es qué se puede hacer para transformar el conocimiento generado en el estado en una mayor riqueza y mayor desarrollo económico y social.

En un discurso reciente, el presidente del Banco Central de Estados Unidos, Alan Greenspan, destacó los avances tecnológicos de los últimos años, que le permitieron a las industrias de su país operar con mayor productividad. Greenspan hizo hincapié en la importancia que, para el desarrollo de la economía de Estados Unidos, tiene el avance de la tecnología y su capacidad para formar y educar a las personas. Ese avance se da sin omitir el papel del Estado como garante de un ambiente en el cual la innovación tecnológica sea algo deseable, posible y estimulado.

Ese es el tema que estamos discutiendo en este Fórum. Nuestro interés es determinar qué podremos hacer para que la innovación sea algo deseado,posible y estimulado en el estado de São Paulo, pues esperamos que ello nos traiga desarrolloeconómico y, junto a éste, desarrollo social. La FAPESP ha brindado contribuciones importantes para el logro de ese objetivo.

La FAPESP empezó a ser creada en 1947, cuando por iniciativa de un grupo de investigadores y profesores del estado de São Paulo, se acrecentó un artículo en la constitución estadual estableciendo que el gobierno del estado fomentaría la ayuda a la investigación a través de una fundación y estipulando que la misma tendría derecho a por lo menos un 0,5% de su recaudación ordinaria. El decreto que creó la FAPESP es de 1962, durante el gobierno de Carlos Alberto Carvalho Pinto.

Una enmienda en la Constitución del estado en 1988 fue más allá. Estableció el porcentaje de la recaudación destinado a la FAPESP en un 1% y tuvo una redacción acorde con los tiempos modernos. Esa redacción no decía tan solo al respecto de la investigación científica. Versaba también sobre el apoyo al desarrollo científico y tecnológico. Reconoció la proximidad entre ciencia y tecnología. Y admitió el hecho de que la tecnología avanza cuando la ciencia avanza. Reconoció que la tecnología contribuye al avance de la ciencia y viceversa.

La estructura de la Fundación cuenta con un Consejo Superior integrado por 12 miembros. Cabe a dicho órgano establecer estrategias y realizar el seguimiento de los diversos programas de la Fundación. Seis de sus miembros son nombrados por el gobernador del estado de São Paulo y seis representan a la comunidad involucrada en la investigación científica y tecnológica. Para ejecutar las actividades de la Fundación, hay tres directores, un director presidente, un director científico y un director administrativo.

Cabe a la dirección científica seleccionar los proyectos que la FAPESP va a apoyar. Dicha selección se realiza invariablemente en base a los dictámenes de los especialistas del campo correspondiente. Esos especialistas no necesariamente deben ser del área académica. Es un compromiso importantísimo para la Fundación el respeto a la opinión de esas personas. Reconocemos que, eventualmente, pueden cometerse errores. Pero la Fundación prefiere equivocarse con los que efectúan un dictamen antes que desmoralizar un sistema que ha generado tantos aciertos.Desde 1962, la FAPESP desarrolla actividades que pueden resumirse en el apoyo vía becas de estudio y el auxilio a la investigación. Sin embargo, desde 1994 está creando nuevos programas.

Esos nuevos programas se orientan a la ampliación de la base científica en São Paulo y a la difusión y aplicación del conocimiento. Uno de esos programas tiene por objeto establecer una infraestructura de investigación en el estado de São Paulo y atraer a jóvenes investigadores para que vengan a trabajar en São Paulo y así colaborar en la descentralización de la actividad de investigación científica, llevando su trabajo a instituciones con menor masa crítica que las tradicionales. Varias universidades nuevas y departamentos más recientes se valieron de esos programas para crear líneas de investigación y traer generadores de conocimiento al estado.

Y hay más. Por ejemplo, trabajamos con la investigación aplicada a la enseñanza pública y propiciamos asociaciones entre universidades y escuelas públicas para desarrollar actividades destinadas a mejorar, especialmente, la enseñanza de las ciencias y de las matemáticas en las escuelas del estado. Estimulamos asociaciones para el desarrollo tecnológico y para apoyar la investigación en la pequeña empresa. No son solo las pequeñas empresas las que se benefician con esos programas para aumentar su productividad. La FAPESP también apoya proyectos de asociaciónentre las universidades y las grandes empresas.

El Programa Genoma se desarrolla en asociación con iniciativas empresariales. Fundecitrus fue y es un socio importante en el genoma de la bacteria Xylella. El Instituto Ludwig, un organismo particular internacional, participa del genoma del cáncer, y Copersucar hace lo propio en el estudio del genoma de la caña de azúcar. Y existen otras diversas actividades, como un programa destinado a desarrollar políticas públicas que puedan aplicarse en áreas como educación, salud, empleo y seguridad; el Biota, estudio de la biodiversidad en el estado; la compra de libros para las bibliotecas académicas; y un programa en asociación con Capes, un organismo del gobierno federal para la formación de profesores de ciencias y matemática.

La FAPESP puede realizar todas esas actividades porque el estado de São Paulo apoya a la Fundación. Los recursos provenientes del Tesoro del Estado, un 1% de la recaudación tributaria estadual, fueron en 1998 de 192 millones de reales. La FAPESP cuenta también con una fuente de ingresos patrimonial. Como pocas fundaciones brasileñas, la FAPESP estableció un patrimonio. De éste, integrado por inmuebles, acciones y otras inversiones, la Fundación recibe otros 190 millones de reales por año. Eso significa que, con el patrimonio que estableció, la FAPESP duplica la inversión que el estado de São Paulo puede realizar en ciencia y tecnología.

Ante el monto de las inversiones realizadas por la FAPESP en el estado -alrededor 300 millones de reales por año-, se crea a veces la falsa impresión de que la ciencia y la tecnología de São Paulo pueden funcionar solamente con los recursos de la Fundación. Se trata de un equívoco de grandes proporciones. Los recursos de la FAPESP representan una cuantía considerable. Pero por ejemplo son inferiores a las inversiones realizadas en el estado por los organismos federales, como CNPq y Capes. Éstos destinan a São Paulo, especialmente en becas de estudios de posgrado, cerca de 400 millones de reales por año.

El total invertido por la FAPESP no representa la mayor tajada de las inversiones realizadas en el estado de São Paulo. Pero es una parte es importantísima, pues la FAPESP tiene recursos para apoyar proyectos. El costeo de proyectos, las inversiones, la compra de equipos y material de consumo representan una enorme diferencia. Hasta hace muy poco, las entidades federales no contaban con la posibilidad de apoyar otras actividades a no ser el otorgamiento de becas de estudios de posgrado, becas de estudio para investigaciones.

La mayor parte de las inversiones de la FAPESP corresponde al área de ciencias de la salud. En segundo lugar está el área de ingeniería, y en el tercero, la de las ciencias biológicas. Esa jerarquía se modificó bastante en los últimos años. El área de ingeniería tuvo un desarrollo muy importante, en función de la calificación de las actividades de investigación en el sector.

Así, esa área fue ubicándose de manera de obtener cada vez más recursos a través del sistema selectivo por mérito implementado por la FAPESP. Esto es algo muy positivo para la capacidad de generar innovación del estado. La investigación en el área de ingeniería está muy cerca de la investigación que va a generar innovaciones de manera más rápida. Y obviamente esto es muy positivo para la Fundación.

De cualquier manera, estamos muy satisfechos por el hecho de que la mayor parte de las inversiones se destina al área de ciencias de la salud. No solo porque se trata de un área importantísima socialmente, sino también porque es un sector en el cual el Estado de São Paulo cuenta con una enorme capacidad para generar conocimientos e innovaciones.

En sus primeros 30 años, la FAPESP se perfeccionó para brindar auxilio a la investigación y becas de estudio en un área más académica de manera óptima. Sin embargo, desde 1990 hasta ahora, primero lentamente y después muy rápido, se orientó hacia varias otras áreas también importantísimas para el estado, a través de la creación de diversos programas, muchos de ellos relacionados justamente con la cuestión de la difusión y la aplicación del conocimiento.

Hay un tema que aparece frecuentemente en los debates sobre las inversiones en esa área. Es la cuestión referente a si se debe invertir más en investigación básica o en investigación aplicada o tecnología. Existe un argumento que en parte fundamenta la acción de la FAPESP, y es el que sostiene que esa división entre investigación básica y aplicada es un equívoco. Es tan equivocada como aquella antigua división que nominaba la “investigación pura”, cosa que transformaba automáticamente a todas las otras investigaciones en “impuras”.

Esa clasificación lleva a la idea de que la investigación básica no puede tener aplicaciones y la investigación aplicada no puede ser fundamental. Se trata de un equívoco gravísimo desde el punto de vista del conocimiento. El problema está en gran medida en esa clasificación de naturaleza unidimensional, en la cual se pretende sostener que, cuanto más básico, menos aplicable, y viceversa.

Por eso me gustó mucho una clasificación que aprendí recientemente, en un libro llamado El Cuadrante de Pasteur. En él, el autor usó dos ejes, y no solo uno, para clasificar las actividades de investigación. Un eje, el vertical, asociaría el proyecto de investigación a su relevancia como generador de conocimiento fundamental, aquél que lleva a la ciencia a obtener mucho más conocimiento a partir de él. El otro eje, el horizontal, es su relevancia en términos de aplicaciones, económicas o sociales, inmediatas.

A partir de ahí, podemos dividir el plano en cuatro cuadrantes. Abajo queda un área que el autor denomina cuadrante de Thomas Edison. Es un cuadrante de alta relevancia para aplicaciones y poca relevancia para el conocimiento fundamental. Los trabajos de Edison fueron importantísimos para el desarrollo de tecnología. Pero, desde el punto de vista del conocimiento fundamental, su contribución fue pequeña. Son actividades importantísimas, pero generalmente, mucho más realizables en el ámbito empresarial que en el ámbito académico, principalmente porque la aplicación está cerca, diría allí mismo.

Del otro lado está el cuadrante de Niels Bohr. Podría llamárselo también cuadrante de Albert Einstein. Es el cuadrante de los proyectos de investigación realizados con el objetivo de hacer avanzar al conocimiento y solo eso. Es un hecho también que ese avance del conocimiento humano puede generar más tarde aplicaciones capaces de revolucionar las vidas de todos nosotros. Pero ése no es el objetivo inmediato.

No obstante, quizás el más fascinante de todos los cuadrantes sea el de Louis Pasteur. En él tiene lugar la investigación que al mismo tiempo hace avanzar al conocimiento humano, al punto de ser fundamental, y tiene aplicaciones y relevancia económica y social inmediatas. Nosotros, en la FAPESP, encontramos especialmente fascinantes los temas que pueden entrar en el cuadrante de Pasteur. La Fundación cree que ese cuadrante es un lugar en el cual el papel del Estado como fomentador de la investigación debeser muy importante.

Lógicamente, la FAPESP continúa interesada, como siempre se interesó, en el cuadrante de Bohr. Y también se interesa, progresivamente cada vez más, en el cuadrante de Edison. Pero conserva la idea de que en ese cuadrante de Edison es mejor hacer las cosas en asociación con las empresas, pues si pensamos en una aplicación, es preciso que exista quien realice la aplicación. Por ende las asociaciones con las empresas son importantísimas.

Pero al respecto del último cuadrante existe una frase que me gusta mucho, cuyo autor es el propio Pasteur. El decía que no existen ciencias aplicadas, sino aplicaciones de la ciencia. El estudio de las aplicaciones de la ciencia es muy fácil para cualquiera que sea capaz de dominar el saber y la teoría. Ése es el gran desafío que se abre para el estado de São Paulo. Al mismo tiempo en que se desarrolla la capacidad de encarar lo abstracto y lo general, el saber y la teoría, como decía Pasteur, se deben también encarar las aplicaciones que traerán al estado el desarrollo económico y social.

El profesor Carlos Henrique de Brito Cruz es presidente del Consejo Superior de la Fundación de Ayuda a la Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP, sigla en portugués) desde septiembre de 1996. Es también director del Instituto de Física de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp). Nacido en Río de Janeiro y criado en São Paulo, se graduó en Ingeniería Electrónica en 1978 en el Instituto Tecnológico de la Aeronáutica (ITA) de São José dos Campos.

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