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Historia

En busca del pensamiento perdido

Una investigación rescata la evolución de las ideas científicasen Portugal y Brasil

¿Como se articulaba el pensamiento científico y técnico entre Portugal y Brasil en el Renacimiento? Debido a las dificultades para hallar referencias para investigar el período, el profesor Roberto de Andrade Martins, del Grupo de Historia y Teoría de la Ciencia, de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), decidió en 1989 hacer un estudio sobre el tema. Curiosamente, se deparó con cierto hecho material y, en 1991, comenzó a desarrollar una base de datos informatizada. Se trata del gigantesco proyecto Lusodat, que cuenta con el apoyo de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP), del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) de Brasil y también de la Commission on Bibliography and Documentation of the International Union of History and Philosophy of Science.

“El proyecto comenzó con pocas expectativas”, admite el investigador. “Yo creía inicialmente que habría menos de mil libros científicos publicados en Portugal y Brasil antes de 1822, y el proyecto, en un primer momento, iría solo hasta la Independencia de Brasil”, explica. “De dicho período existen en verdad 7 mil libros”, revela. Para su sorpresa, el investigador y su equipo integrado por seis personas ya han registrado hasta ahora más de 80 mil ejemplares, en un período de investigación que se amplió del Renacimiento hasta 1900. El trabajo aún no ha terminado y, según los cálculos de Martins, podrá finalizarse con la catalogación de más de 100 mil publicaciones que posteriormente serán colocadas a disposición en Internet.

“El motivo principal de la investigación fue estudiar las raíces científicas y técnicas del país”, cuenta Martins. “Obviamente, debíamos incluir la historia de la ciencia y la técnica de Portugal”. El investigador observa que, al contrario de lo que ocurre en los países más desarrollados, en Brasil y en Portugal existe una laguna cuando se trata de saber qué género de informaciones científicas circulaba en aquel rico período histórico.

“Es bastante fácil descubrir qué se publicó en las revistas de los países más desarrollados en el siglo XIX sobre cualquier tema de la física, por ejemplo, utilizando los elementos bibliográficos existentes”, observa. “Pero salvo algunas pocas excepciones, las publicaciones portuguesas o brasileñas no están presentes”, completa.

Una amplia investigación
El estudio realizado por ese equipo de la Unicamp es amplio. Son documentos primarios y secundarios sobre todos los temas científicos: desde medicina, química y zoología hasta farmacia, veterinaria, antropología, astronomía, navegación y artes militares, solo para mencionar algunos ejemplos. Ellos buscan unicamente trabajos de autores portugueses y brasileños, inéditos o publicados en cualquier país e idioma. Quedaron afuera obras extranjeras sobre Portugal y Brasil y referencias sobre literatura de ficción, obras jurídicas, religiosas y discursos. Sin embargo, existe una excepción entre los textos religiosos. Se trata de la traducción del Evangelio hecha por los portugueses al chino y al japonés en el siglo XVI. “Esa obra determina el dominio lingüístico de los portugueses en aquella época y entra en el género de la filología”, explica Roberto de Andrade Martins.

Si inicialmente la investigación incluía solo libros impresos hasta 1822, a partir de 1993 se extendió la tarea, incluyendo así bibliografía secundaria, manuscritos del período, mapas, folletos y tesis, artículos de periódicos y datos biográficos sobre los autores de las obras incluidas en el banco de datos, entre otras.

A partir de 1994, se amplió aún más la investigación, que pasó a contener informaciones históricas y una cronología sobre el período. “De esa manera se puede seguir el proceso histórico de ambos países”, observa el investigador. “Permite también la comprensión de los factores económicos, sociales y políticos que influyeron sobre el desarrollo científico y técnico”, explica Martins. Fue a partir de entonces que el período investigado se extendió hasta 1900.

Sumando a los 7 mil libros publicados entre el siglo XV y 1822, los mapas, manuscritos y artículos de revistas, las referencias sobre el período ascienden a 20 mil. “Desde 1823 hasta 1900 deben existir unos 70 mil items y otros 10 mil con informaciones biográficas, literatura secundaria y datos históricos entre otros”, calcula el investigador. Eso explica por qué ellos no proseguirán la investigación adentrándose en el siglo XX. “A partir de allí el número de obras publicadas hace eclosión y sería un trabajo insano”, se lamenta.

“Encontramos fases interesantes de la producción científica que determinan el grado de publicaciones relacionadas con el período histórico que se vivía”, dice el investigador. “Cerca de 1760, por ejemplo, con la reforma pombalina y la expulsión de los jesuitas en Portugal, cambió el sistema educativo”, cuenta. “Poco después fue creada la Academia de Ciencias de Lisboa y la producción científica creció como nunca”, concluyó Martins. “Mientras tanto en Brasil, si observamos el período de la proclamación de la República, verificamos claramente una caída de un 30% en la producción, hecho que aún no logramos explicar”, compara Martins.

Falta de estudios globales
Ese trabajo es inédito y facilitará, con certeza, la vida de los investigadores sobre cualquiera de los géneros catalogados. Hasta entonces, en Brasil, existían pocos estudios y, normalmente, sobre temas específicos. Están los antiguos estudios globales editados por Fernando de Azevedo y por Mário Guimarães Ferri y Shozo Motoyama, por ejemplo. Más recientemente, los grupos de Historia de la Universidad de São Paulo (USP) y de Geociencias de la Unicamp realizaron estudios sobre el desarrollo de algunas instituciones importantes en el siglo XIX. También hay estudios sobre química en los siglos XVIII y XIX, y sobre la historia de la matemática. La Casa de Oswaldo Cruz ha realizado un trabajo de investigación de fuentes de medicina. El Museo de Astronomía y Ciencias Afines realizó un estudio de archivos en Río de Janeiro. “Pero cada uno procura recabar informaciones para sus estudios específicos, sin hacer un relevamiento sistemático de las fuentes de investigación disponibles”, observa Martins. “Hasta ahora nunca se había planeado en Brasil una investigación tan abarcativa como la de este proyecto”, completa el profesor.

El investigador informa que en Portugal la situación no es muy diferente, aunque en dicho país existe una tradición más larga de estudios sobre la historia de las ciencias y de las técnicas. “Pese a los buenos estudios sobre temas específicos o sobre las personalidades más conocidas, nunca fue posible tener una visión global de la producción de este género en ese país”, complementa. No es una tarea fácil investigar, juntar y organizar millares de referencias bibliográficas. El trabajo del equipo de la Unicamp consiste en buscar informaciones tanto en obras de referencia impresas (bibliografías, catálogos y estudios históricos) como en la consulta directa en bibliotecas y archivos.

Primero se utilizan obras encontradas por medio de bibliografías de bibliografías, de consultas en ficheros de bibliotecas o por medio de citas encontradas en otras obras. Después buscan cada uno de los items seleccionados en el banco de datos para verificar si ya no ha sido registrado. “Si ya existe, añadimos las informaciones nuevas”, dice. Caso contrario, se crea un nuevo registro y se digitan las informaciones.

Material precario
No obstante, las mayor dificultad reside en la manipulación todo ese material, dado el precario estado en el que se encuentran las bibliotecas del país. Andrade Martins recuerda, por ejemplo, que la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro guarda un verdadero tesoro histórico. “La institución recibió todo el acervo de la familia real portuguesa”, observa el investigador. “Pero existe mucho material deteriorado, atacado por insectos y termitas”, advierte Martins.

Los investigadores de la Unicamp no se desplazan hasta Portugal para consultar sus archivos, el trabajo es realizado a través del análisis de los catálogos de la institución. Pero Martins cuenta que, al final del siglo XIX, en la Biblioteca Nacional de Lisboa se efectuó un inventario de todo su patrimonio. “Nosotros tenemos una copia de ese material, que sigue siendo la mejor fuente de información sobre el patrimonio antiguo de la Biblioteca Nacional de Lisboa”, comenta. “Las bibliotecas de Portugal, incluida la Nacional, están informatizando todo, pero empezando por las obras que van adquiriéndose”, afirma el profesor.

Aún así, Andrade Martins encontró algunas preciosidades en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro que parecen no existir en Portugal. Una de ellas, apuntada por el investigador, es el Paradoxo ou Sentença Philosophica Contra a Opinião do Vulgo: Que a Natureza Não Faz o Hombre Senão a Indústria, de João Cointha, que fue impreso en Lisboa en 1566. “Es una obra filosófica de un autor francés (Jean Cointhe), pero traducida al portugués y publicada en Portugal, por eso fue incluida en nuestro proyecto”, aclara Martins. La Biblioteca de Río posee tres ejemplares de esa obra, uno de ellos que perteneció a la Real Bibliotheca, que llegó a Brasil cuando la familia real portuguesa huyó hacia ese país en 1808. Además de dichos ejemplares, de acuerdo con el investigador, se conoce la existencia de otro en la Universidad de Harvard.

Otra obra de esa biblioteca que vale la pena mencionar, según Martins, es De Regimine Cibi At que Potus, et de Caeterarum Rerum Non Naturalium Usu Nova Enarratio (Nueva Narrativa Sobre el Régimen de Alimentos y Bebidas, y del Uso de Otras Cosas No Naturales), de Henrique Jorge Henriques, impreso en Salamanca (España) en 1594. Cabe observar que, a la época, Portugal se encontraba bajo dominio de la corona española. “Es una gran obra médica (444 páginas), de autor portugués, y muy rara”, observa. Los ejemplos citados por el investigador se incluyen entre las más importantes obras encontradas en el estudio del siglo XVI. “Pero podrían ser mencionados más ejemplos, como las tesis filosóficas del siglo XVIII, coleccionadas por Diogo Barbosa-Machado, muchas de las cuales solo existen en Río”, subraya Manrtins. Según sus cálculos, con la inclusión de todo el material investigado en Internet, el proyecto solo será finalizado en 2005. Informaciones sobre Lusodat en la dirección: www.ifi.unicamp.br/~ghtc/datab.htm

El proyecto
Proyecto Lusodat (nº 05/01615-2); Modalidad Auxilio a proyecto de investigación; Coordinador Roberto de Andrade Martins – Grupo de Historia y Teoría De la Ciencia de la Unicamp; Inversión R$ 19.665,00

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