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Historia

En busca del Tietê perdido

Un estudio revela cómo era la vida alrededor de la principal vía hídrica del estado de São Paulo a comienzos del siglo XX

Imagínese llegar bien cerquita de las aguas del río Tietê, ver sus peces abriendo espacio al paso de una embarcación y chicos nadando mientras, al fondo, dos clubes disputan una regata. Una escena imposible de verse en los días actuales, pero que puede otearse echando mano de la historia, en las páginas de la tesis doctoral intitulada El río que la ciudad perdió ? El Tietê y los habitantes de São Paulo, 1890-1940, defendida por Janes Jorge en el Departamento de Historia de la USP en abril.

Jorge, que fue becario de la FAPESP de 1999 a 2003, afrontó el desafío de realizar un trabajo de historia social del cotidiano en diálogo con los estudios inherentes a la urbanización de São Paulo y con la naciente historia ambiental, una fórmula inevitable ante las profundas discusiones contemporáneas sobre el papel del Tietê en la vida de la metrópolis. “Partí del supuesto de que no es posible hacerse una idea de los costos sociales y ambientales de la urbanización paulistana durante el siglo XX sin que la investigación histórica nos informe, aunque más no sea parcialmente, sobre qué existía antes de esto”, dice Jorge.

También la experiencia personal contó para la elección del tema. Como su familia vive en Vila Maria, uno de los barrios vecinos al Tietê, Jorge tenía en la memoria relatos sobre las drásticas transformaciones del ambiente aledaño al río, ocurridas en el mero paso de una generación a otra.

“Apunté a brindar una visión completa de las relaciones existentes entre los diversos grupos sociales paulistanos y el río en aquel período, investigando las diferentes dimensiones de la vida social. La documentación investigada, a su vez, permite varias investigaciones específicas, como la historia de la pesca en São Paulo o el impacto social de las grandes obras urbanas en la vida de los habitantes y en el medio ambiente”, afirma Jorge.

Pero la pesca fue tan sólo una de las actividades desarrolladas por las poblaciones que Jorge estudió. “Lo que se ve en este período es que se trata del momento en que el río se utilizó más, debido al rápido crecimiento de la ciudad y a los diversos recursos que ofrecía. Al mismo tiempo, ya se lo ve avanzando rumbo a su triste condición actual”, dice el historiador.

Las propuestas de intervención general en el curso del Tietê en la ciudad de São Paulo cobraron fuerza a partir de 1890, fecha que da inicio al período estudiado por Jorge. “El gobierno del estado instituyó una comisión de saneamiento con el objetivo de evitar, principalmente, las epidemias que amenazaban la expansión de la economía cafícola”, cuenta Jorge. “A la época había controversias científicas sobre el origen de las enfermedades y se creía que muchas de ellas eran causadas por miasmas, que se formaban debido a la humedad excesiva y a las aguas estancadas.”

“En 1893, presentaron un proyecto de rectificación del río, pero no se llevó adelante debido a los problemas políticos y económicos que afrontaba la elite cafícola”, dice Jorge. Pero las discusiones sobre qué hacer con el río perduraron durante los años siguientes, hasta que, al final de los años 1930, el en ese entonces alcade Prestes Maya dio inicio al proceso de rectificación, que a su vez dio origen a la forma que el Tietê tiene actualmente.

“En los años 1920, cobró fuerza la idea de que las orillas de los ríos deberían acoger grandes vías de circulación de la ciudad. Y, al contrario de algunos planes que antecedieron al suyo, el de Prestes Maya no contemplaba áreas de recreación los alrededores del Tietê”, cuenta Jorge. Mientras que Prestes Maya querría que las laterales del río fueran grandes avenidas, Light and Power Co., la empresa que tenía el monopolio de la electricidad y los transportes en São Paulo, trataba de alejar al poder público de la administración efectiva del Tietê y sus afluentes, como una forma de evitar la competencia en el uso de las aguas o restricciones a su modo de operar.

El poder público y Light no eran los únicos interesados en el potencial económico del Tietê. Junto a ellos, otros agentes de la frenética urbanización explotaban su cuenca, extrayendo arena y pedregullo para la construcción civil, o usando sus aguas para transportarlas cargas que llegaban a la metrópolis en formación.

Hubo una explotación intensa del Tietê en el período analizado por Jorge. Si bien el Tietê era un gran negocio para muchos, en el extremo opuesto, para los trabajadores pobres era el local de donde se sacaba el sustento, ya fuera por medio de la pesca y de la caza, del retiro de arena y piedras o del trabajo en las chacras a orillas del río y sus afluentes.

La acción predatoria – Era inevitable que tal escenario resultase en todo tipo de conflictos, entre chacareros y loteadores urbanos; entre barqueros nuevos y antiguos; entre personas que practicaban la pesca predatoria y aquéllas que condenaban esta actividad o aquéllos ligados a las expropiaciones que debían hacerse para las obras de rectificación.

Los ríos eran tan importantes para la vida de la ciudad que una de las figuras que se destacaban en el escenario urbano a comienzos del siglo XX era la del fiscal de ríos. A éste se le asignaban diversas funciones: desde verificar y reglamentar las condiciones de la pesca y de la extracción de la arena hasta brindar socorro a las poblaciones ribereñas en casos de inundaciones -sí, pues ya en aquella época existían.

El análisis de algunos relatos dejados por estos fiscales permite identificar la realidad ambigua de las condiciones ambientales y sociales en los alrededores del Tietê. Y en las palabras de uno de éstos, José Joaquim de Freitas, en carta al alcalde Antonio Prado, en 1903, se puede tener una dimensión precisa de cuánto el Tietê estaba condenado ya a ser lo que es hoy: “Esta corriente es de importancia vital para la ciudad de São Paulo. De su lecho extraen arena y pedregullo; de las orillas, ladrillos y tejas; de las planicies aledañas, muchas de la hortalizas que abastece al mercado; y brinda el transporte más económico a todos estos productos. (…) El Tietê, puro, capaz de transportar las inmundicias que le son confiadas, es el saneamiento, contaminado, sobrecargado de detritos que se van sedimentando y pudriendo (…). Hace mucho temo por la contaminación del Tietê, y espero el remedio contra este mal. Pero, desde hace dos años, ese recelo se convirtió en miedo, y hoy siento necesidad de llamar la celosa atención del Sr. Dr. Alcalde, para que reclame ante los poderes competentes una solución a este problema de vida o muerte para São Paulo”.

Por lo mismo esperan, hasta los días actuales, todos los paulistanos, no sólo los que viven a orillas del río, sino en todas las áreas perjudicadas cada vez que su lecho decide reapropiarse del espacio que sus aguas perdieron con la urbanización de la cuidad.

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