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Psicología

Estrategias para mantener el casamiento

Un estudio muestra cómo afrontan las mujeres el cotidiano del matrimonio

“Hasta que la muerte los separe”. El efecto simbólico de esta frase, escuchada por millones de parejas en gran parte del mundo durante la ceremonia religiosa de casamiento suele repercutir en el hombre o la mujer cuando la unión está desmoronándose o cuando lo que resta de la ilusión matrimonial es mantenido a duras penas. Y es comprensible. Se presume que la intención de la mayoría al asumir un compromiso como éste es ser feliz durante muchos años. Pero si bien está lejos el tiempo en el que las parejas mantenían el casamiento incluso cuando no hubiera ya nada entre ellos sino hábitos, o hijos para crear, o nietos para disfrutar o cuentas pendientes, también es verdad que un gran número de parejas prefiere continuar como está.

Hombres y mujeres continúan utilizando recursos diversos para mantener la casa en pie: son estrategias directas, indirectas, una manera particular de esquivar el diálogo, optar por el silencio, esperar por una mejor oportunidad para abordar cierto asunto y, de ese modo, alcanzar su objetivo sin traumas. Para entender las estratagemas adoptadas por las mujeres que permanecen casadas durante 15 años o más, las investigadoras Maria Lúcia Teixeria Garcia y Eda Terezinha de Oliveira Tassara decidieron montar un proyecto que les interesa a todos los que son casados. Durante tres años, ellas trabajaron en el proyecto De la Utopía del Amor Romántico al Cotidiano del Casamiento.

Lúcia es trabajadora social y profesora del Departamento de Servicio Social de la Universidad Federal de Espírito Santo (UFES) y Eda, coautora y coordinadora científica del proyecto, es doctora en Psicología y docente del Departamento de Psicología Social y Laboral de la Universidad de São Paulo (USP). Una de las consecuencias del trabajo de ambas es la tesis doctoral de Lúcia, Problemas en el Casamiento: la Presencia Utópica del Amor Romántico, que será defendida en febrero en la USP.

La investigación de Eda y de Lúcia Garcia comenzó en 1997 y terminó en junio de este año. La FAPESP financió la computadora, la impresora, la transcripción del material y los programas de computadora. El trabajo fue desarrollado a partir de entrevistas con mujeres de clases media y alta de la región del Gran Vitória, Espírito Santo. “Las historias narradas poseen un inicio, un medio y una proyección de futuro -evaluada como potencialmente buena o mala- en función del acercamiento o distanciamiento del proyecto de convivencia conyugal”, dice Eda, casada hace 40 años. “Tales evaluaciones dicen respecto a expectativas y aspiraciones de las entrevistadas que pueden diferir o no de los análisis hecho por sus cónyuges. Para algunas, la discrepancia en la evaluación de la convivencia conyugal fue un dato destacado por ellas, lo que hacía que aquello que indicaban como inadecuado para ellas no fuera necesariamente inadecuado para sus compañeros.”

Como evaluación general se puede decir que, para las mujeres felices y satisfechas con el casamiento, no hay por qué romper un vínculo evaluado como adecuado a sus expectativas. Entre las mujeres felices, pero insatisfechas con la relación conyugal, la separación se coloca como una amenaza, aunque al mismo tiempo proyecten alternativas de superación de las dificultades vividas. Entre las mujeres infelices, la separación es vista como una alternativa, pero evitada por ellas al evaluar los posibles impactos sobre su identidad.

Caminos y estrategias
No fue la primera vez que el casamiento suscitó el interés de Maria Lúcia. Casada hace 14 años, había desarrollado un trabajo de disertación de maestría en el área de dependencia química en el Programa de Atención al Alcoholista del Hospital Universitario Cassiano Antônio Moraes, en Vitória. En esa ocasión, en 1995, investigó el significado del casamiento entre las mujeres que vivían una relación de conflicto en razón del consumo exagerado de alcohol por parte de sus compañeros.

Conversó con mujeres de ingresos familiares bajos que evidenciaron dos problemas principales: el de la cuestión material, de supervivencia, y el de salud, vivido por el compañero y en cuya búsqueda de solución podía contar con la ayuda de la compañera. La investigadora observó que, empero el número de casos de divorcios fuera significativo en ese grupo, el uso de alcohol no significaba en rigor que esas personas se quedaran solas. Por lo tanto, la cuestión de la premisa de la separación existía con anterioridad a la relación y la pregunta no era respondida: ¿qué era lo que se constituía realmente en un problema en el casamiento para las mujeres?

Era natural que Lúcia volviera al tema y buscara un camino para descubrir las estrategias adoptadas por las mujeres para mantener y lidiar con el casamiento. “Al definir como temática de investigación el casamiento, una de las ramificaciones posibles del tema con el cual estaba trabajando hasta entonces, tuve un mixto de alegría y sorpresa con el interés que mi elección despertaba en las personas”, cuenta la investigadora. En todos los segmentos sociales en los cuales ella transitaba, siempre aparecía alguien con informaciones sobre una “historia interesante” de alguna pareja amiga. “Se evidenciaba con ello la reflexividad del tema, en la medida en que hablar, pensar, vivir o planear en mantener una relación afectiva y sexual forma parte de la biografía de una buena parte de la población.”

Viviendo en Vitória, ella prefirió basarse en ejemplos extraídos de la región por dos motivos: el crecimiento poblacional acelerado a partir de la década del 70, en razón de la instalación de empresas del sector siderúrgico, y la composición de la población del Gran Vitória, integrada por gente proveniente de Minas Gerais, São Paulo y Río de Janeiro. El proyecto De la Utopía del Amor Romántico al Cotidiano del Casamiento nació a partir de un universo multifacetado. Fueron elegidas 20 mujeres, con edad promedio de 48 años (mínima de 35 y máxima de 56), tiempo promedio de casamiento de 24 años (mínimo de 15 y máximo de 34). En esa fase, ellas fueron insertadas en las categorías de “casamiento feliz” o “casamiento infeliz”, y después analizadas según la autoevaluación de cada una.

La elección del universo femenino obedeció al siguiente criterio: el tiempo de casamiento mínimo (15 años) garantiza que la pareja superó los primeros diez años de vida conyugal, período caracterizado por el delineamento de la identidad de la pareja y que implica el establecimiento de reglas que orientarán la vida conyugal. Datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) para Vitória indican que existen mayores probabilidades de separación en el período comprendido entre cuatro y nueve años de casadas. Las mujeres, cuyas identidades fueron preservadas, pasaron en promedio por tres o cuatro entrevistas semiestructuradas, grabadas, abordando la historia del casamiento -desde el noviazgo, el inicio de la unión, el momento actual y la proyección para el futuro. Después, recibieron copias de sus entrevistas y, al iniciar una nueva entrevista, la investigadora pudo verificar si los textos habían sido leídos y cual era el impacto que les habían causado a las autoras.

Los datos obtenidos fueron importantes para la investigación y su despliegue, pero el llegar a ellos significó superar barreras básicas, como mantener los encuentros preestablecidos con integrantes del grupo y garantizar el número de mujeres inicialmente propuesto para el estudio. “De las 30 mujeres, conseguimos entrevistar a 20. Por implicar entre tres y cuatro encuentros, muchas alegaban falta de tiempo para participar o incluso falta de ganas de hablar sobre sus casamientos”, dice Lúcia Garcia. La metodología implicaba una secuencia de encuentros intermediados por la lectura que dichas mujeres hacían de los textos producidos por ellas mismas en el encuentro anterior. Las historias fueron obtenidas paulatinamente. “Los varios encuentros permitieron un acercamiento creciente entre entrevistada y entrevistadora”, afirma la investigadora. “También se definió un proceso reflexivo en el cual las contradicciones eran explicitadas por las entrevistadas y se tornaban objeto de nuevas reflexiones”.

Otra cuestión: se concluyó que las entrevistadas eligieron criteriosamente los hechos que serían narrados, de modo tal que el sostenimiento de su casamiento se viera justificado.A medida que el material suministrado por el grupo fue siendo estudiado, se llegó a algunos indicadores importantes. Por ejemplo, para ocho entrevistadas prevalecía la estrategia directa como forma de tratar temas importantes o delicados en el casamiento; cuatro mujeres usaban la estrategia indirecta; ocho hacían una utilización combinada de estrategias directas e indirectas. Entre los maridos, 13 de ellos utilizaban estrategias directas y dos la combinación directa/indirecta. Y también en cinco casos se verificó el uso de la estrategia indirecta, principalmente el silencio o la postergación de la búsqueda de una solución para algo que perturbase la relación de pareja.

Lamentaciones y problemas
Como nada es sencillo cuando se trata de relaciones de amor/compañerismo/casamiento, de la correlación de los datos recogidos se llegó a diversos modos de actuar. Por ejemplo, las mujeres que evalúan negativamente su casamiento demuestran que se produjo un quiebre en aquel anhelado y romántico proyecto inicial y usan estrategias indirectas de abordaje, muchas veces evitando o rehuyendo al diálogo. Es como si dijeran “de nada sirve, nada va a cambiar” o “él no va a actuar como yo quiero”. Una de las entrevistadas mostró que había en la pareja una comunicación basada en lamentos, al tiempo que uno no informaba al otro adecuadamente sobre los problemas existentes. Otra vivía aparentemente bien, pero expresó de la siguiente manera su insatisfacción: “Estábamos siempre juntos, pero no compartíamos nada, a no ser la casa, hasta que en determinado momento yo dije: ‘Nosotros no conversamos, no salimos juntos’. A lo que él respondió: ‘Quizás por eso es que estamos hace tanto tiempo juntos'”.

Las mujeres que dicen ser felices también se dividen en dos tipos. Están las que no identifican problemas de relación o que asocian los problemas solo a pequeñas cuestiones del cotidiano (“el control remoto”, “el ronquido”, “el aire acondicionado”, “el temperamento de él”). En otro grupo están las mujer que ven el problema, vivencian un conjunto de ellos y aún así afirman (o creen) que todos éstos son administrables. “Yo creo que cuando se conoce a las personas con las que se está relacionado, cuando usted quiere que salga bien todo aquello que se está construyendo, se van arreglando las cosas”, dice otra mujer.

Son varios los tipos de relaciones y formas de abordaje o no abordaje. Hay quienes se dicen felices con el casamiento, pero insatisfechos con la relación. En este caso, el hábito (o la estrategia) puede ser abordar las cuestiones sin darle a entender al otro tal insatisfacción. Una consecuencia de ello es que, cuando la mujer da en la tecla (cambiar el comportamiento del compañero), atribuye el crédito al otro y no a sí. Vea la declaración de otra mujer: “A mí me gustan las cosas claras desde el vamos, pero no siempre logramos poner las cartas sobre la mesa y decir… En las horas felices, que estábamos conversando, daba siempre una indirecta orientada al tema, pero sin demostrar mucho”.

También es curioso saber cómo ellas se refieren al comportamiento del hombre. Algunas delinean expectativas respecto al papel sexual del compañero. Otras indican que existe una semejanza de comportamiento entre ambos: “Después que pasa, que volvemos a lo normal, hablamos sobre el tema. Pero no hablamos cuando estamos en medio a un conflicto. Porque yo creo que cuando usted habla en caliente puede decir cosas de las cuales después se arrepiente. Y él tiene también esa misma actitud”.

Ampliación de papeles
El hogar fue descrito como el espacio de expresión de todo el afecto positivo que existe en la pareja. Es el lugar ideal para la realización de los deseos de ser felices, una condición manifestada por todas las entrevistadas. En referencia a tener o no problemas, eso fue asociado al tipo de vida y de situaciones por las cuales la pareja pasa: cuanto más cerca del proyecto de casamiento idealizado, menor la posibilidad de que existan problemas. Como de una manera general (y en razón de su inserción socioeconómica), la supervivencia material no aparece como problema, la cuestión del trabajo puede surgir como consecuencia del momento, del ciclo de vida de cada una. Por ejemplo, con hijos era natural que ellas se quedaran en casa. Pero con el crecimiento de los chicos, no trabajar fuera se convirtió en un problema.

El trinomio mujer-esposa-madre no solo es bien aceptado como anhelado por muchas mujeres. Muchas veces a dicho trinomio se le agregó el ítem trabajo, ejercido fuera del hogar y cuyos ingresos se incorporaron a la vida familiar. De esa manera la mujer pasa a ser también proveedora financiera junto al marido. Nada mal para ella, a no ser cuando su remuneración supera a la del marido -al final, entre contribuir y ser la proveedora oficial, ellas prefieren la primera situación. También querrían que los hombres tuvieran una mayor participación en la organización doméstica, actitud que puede asociarse así a la de “proveedor de afectos y cuidados”.

Contorneando y/o afrontando cuestiones de diversa índole, las mujeres apuntaron, a través de sus historias, la idea de mantenimiento del casamiento como cuestión central. ¿Sería la realidad de la mujer del Gran Vitória igual o similar a la de las habitantes de São Paulo, Minas Gerais, Río de Janeiro y otras localidades? “Al hablar de un tema común y objeto de tantas reflexiones en los medios, lo que se evidencia es que las cuestiones señaladas por las entrevistadas muestran todo un proceso de cambios que está incidiendo sobre las parejas”, dice Eda. “Para generalizar los datos, tendríamos que ampliar el estudio y abarcar otras franjas de edades y localidades, proyecto que pretendemos desarrollar en el futuro.”

EL PROYECTO
La Utopía del Amor Romántico en el Cotidiano del Casamiento: un estudio sobre las estrategias para el mantenimiento del casamiento
Modalidad
Auxilio a proyecto de investigación
Coordinadora
Eda Terezinha de Oliveira Tassara – Departamento de Psicología Social y Laboral de la Universidad de São Paulo (USP)
Inversión
R$ 18 mil

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