El anhelo de la Agencia Espacial Europea (ESA, según su sigla en inglés) de enviar a Marte un vehículo para explorar la superficie del planeta en un plazo de cuatro años sufrió un revés, el 19 de octubre, cuando el módulo Schiaparelli se estrelló contra el suelo marciano a más de 300 kilómetros por hora. Esta fue la primera vez que la ESA intentó un descenso en Marte, siendo que hasta hoy, sólo la NASA ha tenido éxito en misiones de ese tipo. Aparentemente, el Schiaparelli calculó en forma errónea su distancia con la superficie, descartando un paracaídas y desconectando sus propulsores capaces de atenuar la caída más pronto de lo que hubiera debido. El objetivo del viaje era, precisamente, testear la capacidad de los europeos para aterrizar sobre el planeta, donde el módulo enviaría imágenes durante menos de una semana hasta que se agotaran sus baterías. El director general de la ESA, Johann-Dietrich Wörner, sostuvo que la misión no fue un fracaso. Sucede la sonda Trace Gas Orbiter, que transportaba al Schiaparelli, completó exitosamente su misión al entrar en órbita en Marte, desde donde analizará la atmósfera del planeta. Y también porque el módulo pudo enviar datos suficientes sobre su amartizaje que revelan aciertos y errores. El riesgo que corre la ESA es político: el incidente podría complicar los esfuerzos de la agencia para obtener el dinero necesario para la misión a Marte en 2020.
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