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Memoria

Filantropía y Ciencia

El hogar de ancianos de la ciudad de Piracicaba completa cien años cuidando de los mayores con ayuda de la universidad

El envejecimiento de la población brasileña y el sistema previsional siempre en crisis proyectan dificultades en el país para mantener a sus ancianos en las próximas décadas. Las personas con 60 años o más, que eran 16,7 millones en el 2005, serán 27 millones en el 2020, de acuerdo con estimaciones del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Parte de esa población pasará las últimas etapas de su vida en casas de apoyo proyectadas a tal fin. Uno de esos lugares, el Hogar de Ancianos de Piracicaba, interior de São Paulo, se hizo conocido como modelo de albergue de ancianos y por su tradición este mes la casa cumple cien años.

La ciencia presta su parte de contribución para el éxito de la institución, que hoy en día cuenta con cerca de 400 asilados. Sin preparación técnica y científica para cuidar a los ancianos nada puede llevarse adelante, dice Jairo Ribeiro de Mattos, presidente del Hogar de Ancianos. Los albergues comunes ofrecen cama, comida y nada más.

Mattos tiene 75 años, es profesor retirado de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq) de la Universidad de São Paulo (USP) y preside la organización por cuarta vez. En su primera gestión, en 1971, propuso cambios en el Hogar que lo llevaron a ser conocido como la Primera Ciudad Geriátrica de Brasil. Hasta aquel año, la institución era como tantas otras, destinada a recibir personas a partir de los 60 años, en régimen de internados, y contaba con el apoyo filantrópico de algunas personas de la ciudad y de la Congregación de las Hermanas Franciscanas del Corazón de María. Llamé a la gente de la Esalq para que me ayudaran a crear un modelo que permitiese al hogar autosostenerse, cuenta Mattos.

El Hogar de Ancianos fue fundado por el empresario Pedro Alexandrino de Almeida el 26 de agosto de 1906. Con 156 mil metros cuadrados de superficie, hasta 1971 tenía cuatro pabellones con cuartos para hasta seis personas. Mattos comenzó a construir casas que pudiesen utilizarlas ancianos capaces de mantenerse sin ayuda se construyeron 130.

El sistema funciona así: el anciano paga por el inmueble entre 35 mil y 60 mil reales, dependiendo del tamaño de la casa, que puede tener hasta 80 metros cuadrados. También contribuye con una pequeña tasa, que garantiza su manutención en el lugar y el sustento en caso de pérdida de bienes. De quedar inválido, se lo transfiere para uno de los pabellones a fin de ser tratado. Después de su muerte, el inmueble no es heredado por sus hijos, sino que es reacondicionado y cedido a otros ancianos. Ésa es la fuente de recursos que hace que no dependamos tanto de la ayuda externa dice Mattos. Una nueva estrategia que ayudará al hogar a hacerse auto sustentable es la construcción de 46 departamentos que se usarán como vivienda por familias que necesiten dejar ancianos durante algunas semanas o aún como si fueran guarderías, para pasar el día.

Los ancianos de escasos o ningún recurso residen gratuitamente en cuartos distribuidos en los pabellones, y son atendidos por equipos de enfermería y las religiosas franciscanas. Si lo desean, todos pueden realizar trabajos dentro del Hogar. La universidad mejoró la calidad de vida de la población de la institución. La Universidad Metodista de Piracicaba (Unimep) tiene un convenio con el Hogar desde 1979. hacemos un trabajo de fisioterapia con fitoterapia, destinado aliviar problemas reumáticos y de escaras, por ejemplo, dice Jorge Daister, profesor de la Unimep.

La Esalq cuenta con una investigación sobre los efectos de la utilización de un complemento alimentario en ancianos, de 1999, Sugerimos cambiar la alimentación, eliminar las carnes ricas en grasa e introducir un suplemento de cereales, legumbres y oleaginosas, comenta Jocelem Mastrodi Salgado, profesora e investigadora de Esalq. Una vez aceptadas estas recomendaciones, hubo una reducción significativa del gasto en medicamentos.

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