MICHAEL MCNEAL/USDADomesticadas hace alrededor de 10 mil años, las vacas constituyen una fuente de alimento bajo la forma de leche y carne para más de seis mil millones de personas en todo el mundo. Y el conocimiento científico sobre estos animales acaba de dar un salto, con el secuenciamiento de su material genético. Este logro, en el cual tomaron parte más de 300 investigadores de 25 países, fue anunciado en abril pasado en la portada de la revista Science. Coordinado en Estados Unidos, el proyecto contó con la participación de brasileños de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), de los campi de Araçatuba y de Assis de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) y de la Universidad de São Paulo de la localidad de Ribeirão Preto (USP-RP).
Compilamos una lista telefónica con nombre y dirección de todos los genes, y ahora falta descubrir la ocupación de cada uno, compara el veterinario José Fernando Garcia, de la Unesp de Araçatuba. El artículo de Science muestra que las vacas tienen alrededor de 22 mil genes en cada célula, número similar al de otros mamíferos. La comparación de esto resultados con los de otros genomas el del perro, el del ser humano, el de la laucha, el del ratón, el de los marsupiales y el del ornitorrinco permitió a los genetistas efectuar una primera evaluación de la evolución de cada uno de esos grupos. En el caso vacuno, las alteraciones genéticas más importantes se produjeron en genes ligados a la reproducción, la inmunidad, la lactación y la digestión. Los rumiantes tienen una gran cantidad de microorganismos en su estómago, ejemplifica Garcia. Es posible que las alteraciones genéticas les permitan mantener a estos microorganismos como flora intestinal y no como causantes de enfermedades, explica, haciendo hincapié en que estas interpretaciones son aún especulativas. Generamos el inventario, ahora va a empezar la exploración.
El trabajo de laboratorio en sí se centralizó en Estados Unidos y obtuvo la secuencia del 92% del ADN de la vaca Dominette, de la raza Hereford. Allí, un programa de computadora delimitó los genes develados. Estos datos fueron posteriormente reanalizados por investigadores de todo el mundo, en el marco de un proceso llamado anotación. Fueron 13 grupos que dividieron el material genético según la función fisiológica para verificar, gen por gen, si la previsión automática estaba en lo cierto. Pero no para todos los genes secuenciados. Fue un muestreo, cada grupo examinó los genes que les interesaban más, dice el genetista Alexandre Rodrigues Caetano, de Embrapa, quien coordinó la anotación de los genes relacionados con la reproducción, el desarrollo embrionario y el sistema hormonal. Aunque sólo una parte de los genes haya sido anotada, en su estimación entre el 10% y el 20%, el investigador celebra que se tenga ahora una visión global del genoma, que permite saber de qué manera los genes se relacionan unos con otros. El grupo coordinado por Garcia, de Araçatuba, se encargó de los genes relacionados con la piel y la sangre.
MICHAEL MCNEAL/USDADiversidad
De acuerdo con el veterinario de la Unesp, el proyecto del genoma vacuno, que comenzó en 2003, se construyó teniendo en cuenta los éxitos y las limitaciones del Proyecto Genoma Humano culminado en 2002. Los investigadores se dieron cuenta de que no bastaba con conocer el genoma, era necesario explorar la variabilidad existente entre individuos, afirma Garcia. Existen más de 800 razas vacunas criadas y mantenidas por el hombre, y el trabajo de mejora se basa en las particularidades que se desea desarrollar, comenta. Por eso, en simultáneo al sequenciamiento del genoma, otro consorcio internacional trabajó en el trazado del mapa de la diversidad genética entre razas bovinas. Los resultados están en un segundo artículo publicado en la misma edición de Science, que compara el genoma de Dominette con tramos del ADN de otras 19 razas. Caetano, de Embrapa, coordinó el trabajo para la inclusión de muestras de ganado Gir y Nelore, las principales razas de la cabaña brasileña el mayor rebaño del mundo? en el trabajo. Garcia participó en esta etapa del trabajo dirigiendo la extracción muestras en Etiopía, de la raza Sheko, resistente a la enfermedad del sueño transmitida por la mosca tse tse.
El mapa de la variación genética corroboró lo que ya se sabía sobre la domesticación del ganado bovino: hace entre 8 y 10 mil años, la domesticación original se dio en dos centros. De la India salieron los cebúes, las vacas con giba, como las principales razas brasileñas, y de Medio Oriente surgieron los taurinos, el grupo del que forma parte la raza Hereford. Los resultados muestran que la población inicial de cebuinos era mayor que la que dio origen a los taurinos, que por eso mismo partieron de una diversidad genética menor.
La selección artificial clásica, en que criadores eligen solamente algunos animales como reproductores en busca de obtener de animales mansos, con alta productividad y resistencia a las enfermedades, sin duda contribuyó mucho a la evolución de las vacas e impulsó la conservación de genes responsables de esas características. En esas estrategias de mejora pocos animales contribuyen al patrimonio genético de los rebaños, y el resultado está en el ADN: la diversidad genética de los rebaños es cada vez más reducida. Aún no es grave, de lo contrario, los defectos genéticos constituirían una fuente importante de mortalidad en los rebaños. Proviene precisamente de allí parte de la importancia de evaluar la diversidad genética de cada raza: emplear la información para hacer el mantenimiento de la variabilidad.
Caetano hace hincapié en que el genoma y el mapa de la diversidad constituyen herramientas importantes que están a disposición de los investigadores y criadores. Mi función en Embrapa consiste en ayudar a los investigadores a diseñar y ejecutar experimentos empleando las mejores tecnologías para cada proyecto, comenta. En un solo chip de ADN, ahora es posible de un solo tirón examinar 60 mil marcadores genéticos de cada animal. Es una herramienta que vuelve mucho más rápida, sencilla y barata la evaluación genética y la selección de vacas que tengan mayor resistencia a enfermedades o parásitos, que produzcan prole más lechera o con carne más tierna. Es una economía inmensa de tiempo para los criadores. En lugar de cruzar un toro y esperar hasta que sus hijas se reproduzcan y comiencen a amamantar para evaluar su productividad, podremos seleccionar toros antes incluso de que lleguen a la edad reproductiva, comenta el genetista.
Se hará necesario esperar para aplicar este conocimiento, dado que la mayor parte de los genes no ha sido develada aún. Los próximos años deben aportar un rápido avance en el conocimiento de los marcadores genéticos de interés económico. Esta novedad no sólo acelera la selección, sino que permite mejorar las razas de manera más controlada. Hasta ahora sólo se podían seleccionar animales mirando por fuera, comenta Garcia, pero ahora lograremos ver por dentro también. Brasil tiene 200 millones de cabezas de ganado vacuno y es la mayor cabaña comercial del mundo. Es el país que más exporta, pero no el que más gana. De acuerdo con el investigador, esto sucede porque las razas brasileñas no tienen algunas de las cualidades que tiene por ejemplo el ganado argentino.
El investigador de la Unesp prevé también que, cuando sea posible emplear estas herramientas para obtener algo así como una certificación genética, los animales brasileños podrán volverse atrayentes para establecer razas en otros países. Es un ganado que resiste al calor, a las enfermedades y al alimento de mala calidad, características que pueden ser sumamente valiosas en otros países tropicales, imagina.
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