La investigación científica brasileña, como se sabe, viene ganando terreno en la geografía de la ciencia mundial, dado que el aporte del país a la producción científica internacional creció de un 1,6% del total de artículos publicados en 2002 a un 1,9% en 2006, según datos que figuran en la base Thomson Reuters. Pero la incidencia de los diversos campos del conocimiento en el desempeño brasileño es desigual. En el marco de un estudio divulgado en la edición del mes de julio de la revista Scientometrics, se elaboró un inédito mapeo acerca del desempeño de cada conjunto de disciplinas dentro del total de los artículos brasileños divulgados en periódicos internacionales. El trabajo revela que el área de ciencias exactas y de la Tierra cuenta con casi un 70% de investigadores que publican más de la mitad de sus artículos en periódicos internacionales, aquéllos divulgados en otros idiomas fuera del portugués, mientras que en campos tales como la lingüística y las artes, más de un 80% de los investigadores solamente publica en revistas nacionales (vea el gráfico). El estudio está firmado por Paula Leite, doctora por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), y por sus dos supervisores, Jacqueline Leta, docente en la UFRJ, y Rogério Mugnaini, de la Universidad de São Paulo (USP).
Una de las peculiaridades del artículo alude a lo inédito de su fuente: el mismo se cimentó en el análisis de una base de datos con más de 51 mil investigadores de la Plataforma Lattes, del CNPq (el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico). “El Currículo Lattes constituye un ejemplo único en el mundo. Posee una cobertura de la totalidad de la producción de los investigadores brasileños y es actualizado frecuentemente”, dice Jacqueline Leta. El grupo contó con acceso a una diversidad de datos de miles de investigadores brasileños, con su producción científica realizada entre los años 1997 y 2004. La información también incluía el nombre de cada investigador, su sexo, campo del conocimiento, año de graduación, institución, si lideró o no alguna investigación, si dispone de beca de productividad del CNPq y grado de competencia en idiomas. La productividad científica, medida según la cantidad de artículos, se dividió en dos categorías: las publicaciones nacionales, aquéllas divulgadas en portugués, y las internacionales, difundidas en otras lenguas, preferentemente en inglés. De toda la muestra, 7.076 investigadores no han publicado ningún artículo durante ocho años.
Para estimar la incidencia de las publicaciones internacionales en cada sector de la comunidad científica brasileña, Rogério Mugnaini, graduado en estadística y profesor de métodos cuantitativos en políticas públicas de la USP Este (Escuela de Artes, Ciencias y Humanidades) propuso el International Publication Ratio (IPR), o Índice de Publicación Internacional, determinado por la razón entre la cantidad de publicaciones internacionales y el número total de publicaciones. Como el desempeño se manifestó bastante heterogéneo, se optó por descartar a los investigadores que habían producido menos de tres artículos durante el período, lo cual hizo que el número de investigadores analizados disminuyera hasta 34.390 nombres. Ese universo se clasificó en cinco grupos. Los de IPR 1 son los “altamente internacionales”, aquéllos que contaron con entre un 80,1% y el 100% de artículos publicados en revistas en otros idiomas. Los de IPR 2 fueron clasificados como “mayoritariamente internacionales”, con un rango entre el 60,1% y el 80% de publicaciones internacionales. Luego aparecen el grupo intermedio (IPR 3), entre un 40,1% y un 60% de publicaciones internacionales, el grupo de los “mayoritariamente nacionales” (IPR 4), entre un 20,1% y un 40% de las publicaciones internacionales, y el de los “altamente nacionales” (IPR 5), con hasta un 20% de publicaciones internacionales.
El análisis del desempeño según los campos del conocimiento revela que las ciencias exactas y de la Tierra, que agrupan disciplinas tales como la física y la química, son líderes entre los más internacionalizados. La mitad de sus investigadores se encuentran comprendidos en la categoría de los “altamente internacionales”. Sumados con los “mayoritariamente internacionales”, el grupo alcanza casi el 70% del total. Menos de un 20% se perfilan entre los “altamente nacionales”. Inmediatamente detrás aparecen biología e ingeniería, con alrededor de un 30% de investigadores con IPR 1, y las ciencias de la salud, con alrededor de un 10%. El resto de las áreas ostentan menos de un 10% de sus investigadores con IPR 1, en el siguiente orden: agrarias, humanidades, sociología y lingüística y artes. En el caso de las agrarias, existe un pelotón de al menos un 10% de los investigadores encuadrados en las categorías “mayoritariamente nacionales” e “intermedio”. “Resulta importante observar que la agricultura es un campo importante dentro de la ciencia brasileña, con un patrón de publicaciones particular con fuerte interés regional de investigación”, escribieron los autores. En tanto, las tres últimas categorías, que comprenden a las ciencias humanas, presentan un 80% de investigadores “altamente nacionales”, aquel grupo con menos de un 20% de publicaciones internacionales.
Los datos de la investigación proveen una fuerte evidencia de las diferencias en cuanto a las culturas de publicación y cita entre las diferentes áreas del conocimiento. En lo que respecta a la publicación de artículos en revistas internacionales ‒aquéllas que cuentan con mayor visibilidad y reconocimiento‒ resulta una exigencia ineludible entre los investigadores de áreas tales como física, astronomía y medicina, los colegas del área de ciencias agrarias tienen por costumbre divulgar la mayor parte de su producción en periódicos nacionales, tal como sucede entre los de ciencias humanas, quienes también optan por publicar en libros. Y esas diferenciaciones no se limitan al tipo o al origen de la publicación. Rogério Mugnaini, quien trabajó en la biblioteca electrónica SciELO, es el autor de otro artículo, publicado en diciembre de 2010, que mostraba las diferencias de comportamiento también en las citas realizadas en los artículos. Mugnaini analizó el patrón de citas de revistas brasileñas en la base SciELO. Comprobó que los libros son considerablemente más citados en una revista de ciencias sociales aplicadas, mientras que en el área de salud pública se hace uso de este tipo de documento en proporciones equiparables con los artículos científicos. En las revistas de física y medicina las citas referentes a revistas internacionales son mucho más frecuentes. Y en las revistas de veterinaria y de ciencias de la información se destacan las crónicas y las tesis. “Un cuestionamiento que encaminó este análisis fue la fuerte dependencia de los indicadores de impacto, cuyo cálculo se basa estrictamente en citas recibidas por artículos”, afirma Mugnaini. “Al analizarse las bases de datos de las revistas se percibe que otros tipos de documento presentan relevancia para la literatura publicada en las revistas de diferentes áreas”, expresa.
Una discusión entre los autores está relacionada con la adopción de la estrategia destinada a forzar a los investigadores a publicar sus hallazgos preferentemente en revistas internacionales de gran impacto. “Cada área cuenta con su dinámica particular. Incluso renombrados investigadores de sociología o ciencias humanísticas del país cuentan con la mayoría de sus publicaciones realizadas en Brasil y en portugués”, dice Jacqueline Leta. “¿Sería adecuado forzar a los investigadores de ciertas áreas a realizar algo que ellos no desean o no están calificados para hacer? Ésta es la cuestión que necesitan debatir la comunidad científica y los responsables por la formulación de políticas”, afirma la profesora. Rogério Mugnaini observa que cada área está negociando criterios propios – y eventualmente inspirándose en ejemplos de otros – para pautar su estrategia de internacionalización. Menciona las diferentes reglas que las coordinaciones de área de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes) implementaron para evitar contradicciones y distorsiones en el sistema Qualis, la herramienta utilizada para clasificar a los periódicos en los cuales los programas de posgrado publican su producción científica, que valora las revistas con mayor factor de impacto, como es el caso de varias de las internacionales. “En el área de probabilidades y estadística se decidió contemplar no sólo el factor de impacto, sino también la vida promedio de la revista. Esto es para evitar equiparar revistas consolidadas con otras que, por buscar repercusión, privilegian las investigaciones con interés inmediato”, afirma Mugnaini.
Otros campos, tales como las ciencias informáticas, asocian el factor de impacto con las citas del Google Académico, un signo de la aplicación del conocimiento. “Existen revistas en las áreas médica y biológica que son valoradas por su relevancia, independientemente de su factor de impacto, mientras que en las ciencias sociales lo que vale es simplemente que la revista se encuentre indexada, ya que no tiene sentido pensar en el factor de impacto”, afirma el investigador. No obstante, tales negociaciones no constituyeron un obstáculo para la visibilidad en el exterior de la producción científica, observa Mugnaini. “Cada tres años, la Capes reevalúa los cursos de posgrado y eleva un poco el nivel de evaluación”, sostiene. El artículo de la Scientometrics revela que, por dificultosa que sea la creación de políticas que comprendan a todas las áreas del conocimiento, el sendero de la internacionalización está surtiendo efecto. Pese a las culturas de publicación en cada sector, todos exhiben un incremento en el índice de publicaciones internacionales, si se compara el período comprendido entre 2001 y 2004 con el que fue de 1997 a 2000.
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