DANILO ZAMBONILa internacionalización de centros de investigación y desarrollo (I&D) de grandes empresas empieza a acelerarse y a ganar mayor espacio Brasil. Son amplios laboratorios multinacionales cuyo objetivo es generar conocimiento y desarrollar tecnología para productos innovadores destinados al mercado o a clientes específicos. Este año, los ejemplos mayores fueron los anuncios este de dos centros de investigación y desarrollo: un de IBM y otro de General Electric (GE), que se instalarán en el país en lugares aún indeterminados, pues son objeto de negociaciones con socios empresariales y gobiernos en sus niveles federal, estaduales y municipales. Pesan en la decisión de la elección de la ciudad o la región la oferta de incentivos fiscales, tanto en la exención de impuestos como en financiamientos de parte de agencias gubernamentales, y la existencia de profesionales calificados para ejercer las funciones de investigación dentro de las empresas. Los representantes de ambas multinacionales citan valores, pero noticias difundidas en la prensa indican una inversión de 250 millones de dólares de IBM y una de 120 millones de GE, totalizando 370 millones de dólares.
Este movimiento mundial de internacionalización de actividades de I&D de empresas multinacionales fuera del país de origen se aceleró fuertemente a mediados de la década de 1990 y a partir del 2000, tal como lo demostró un estudio de 2005 de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad, sigla en inglés). La búsqueda de nuevos mercados emergentes primeramente puso el foco en China, la India y los países del Este Europeo, y ahora se vuelca hacia Brasil, con su creciente mercado interno y las buenas perspectivas económicas. La empresa Du Pont, también de origen estadounidense, presente en Brasil desde hace 73 años, inauguró en 2009 un Centro de Innovación y Tecnología (CIT) en la ciudad de Paulínia, interior paulista, cerca de Campinas. “En los últimos 10 años, la matriz ha orientado el capital de inversión hacia la construcción de centros de investigación corporativa en regiones emergentes, y Brasil forma parte de ese grupo”, dice Ariana Bottura, gerente del CIT de Du Pont. El nuevo centro, que recibió inversiones por valor de 4,5 millones de reales, tiene el objetivo de desarrollar nuevas soluciones de manera más rápida para los clientes de la empresa, que cuenta con un amplio abanico de actividades industriales en las áreas de alimentación, biotecnología, polímeros, química y pinturas. Actualmente, 42 profesionales trabajan directamente en actividades de I&D en dicho centro.
La importancia de estos centros para Brasil radica en la elevación del nivel de la tecnología producida por las empresas en el país y en la contratación de centenares de investigadores brasileños, en gran medida con doctorado. “En un orden creciente de complejidad de las actividades tecnológicas de las empresas multinacionales instaladas en Brasil, en una escala de 1 a 5, gran parte se encuentra concentrada en las franjas 3 y 4, pocas en las 1 y 2, y raras en la 5”, dice el profesor Sérgio Robles Reis Queiroz, del Departamento de Política Científica y Tecnológica del Instituto de Geociencias de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) y ex secretario adjunto de Ciencia, Tecnología y Desarrollo Económico del Estado de São Paulo. Queiroz coordinó durante seis años, de 2004 a 2009, con investigadores tanto de la Unicamp como de la Universidad de São Paulo (USP) y la Universidad Estadual Paulista (Unesp), dos estudios sobre las actividades tecnológicas de filiales brasileñas de multinacionales, un proyecto financiado por la FAPESP en el marco del Programa de Investigación en Políticas Públicas, y otro, en forma de subproyecto, en el marco del programa Proyectos Estructurantes para los Sistemas Estaduales de Ciencia y Tecnología, financiado por la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep), dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCT), y la FAPESP.
“Analizamos fundamentalmente qué es lo que atrae a las subsidiarias como para que traigan a Brasil inversiones en I&D”, dice Queiroz. En los estudios, el grupo del profesor desarrolló un cuestionario electrónico respondido por 89 empresas, y un relevamiento a base de entrevistas con 55 empresas filiales de multinacionales durante el año 2007. El nombre de las empresas, por acuerdo mutuo, no puede darse a conocer. Los resultados indicaron que el factor decisivo para que una empresa se instale en Brasil es la buena oferta de mano de obra calificada, y que tenga aptitud técnica, capacidad creativa y flexibilidad.
Para IBM, el factor “disponibilidad de doctores” pesó favorablemente en la aprobación del centro de I&D en Brasil. “La concentración de doctores en el país es realmente importante. Necesitaremos personal que sepa hacer investigación”, dice Claudio Pinhanez, investigador que trabaja directamente en la consolidación del IBM Research-Brasil. Egresado de la USP en matemática y ciencia de la computación, con doctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), trabajó nueve años en el Centro de Investigación Watson, que es el principal centro de investigaciones de IBM en Estados Unidos. La empresa cuenta también con otros dos centros en dicho país, además de otros cinco distribuidos en China, Israel, la India, Japón y Suiza. Por ahora, las actividades del centro de IBM en Brasil se realizan en las sedes de la empresa de São Paulo y Río de Janeiro. Aún sin especificar cuántos investigadores serán contratados, Pinhanez dice que el laboratorio de Brasil será de gran porte en y que se estructurará con base en investigaciones ligadas al desarrollo de tecnologías y sistemas destinados a procesar informaciones y brindar apoyo logístico al área de recursos naturales, con prioridad para la explotación de petróleo y minería y, en lo que designa como sistemas humanos, en áreas de apoyo logístico para encarar desafíos en los sectores de tráfico aéreo, tránsito en las grandes ciudades, medicina y finanzas, además de soluciones para grandes eventos, tales como el Mundial y las Olimpíadas, que se realizarán en Brasil. Otra área se refiere al estudio de semiconductores para sensores y dispositivos de apoyo a estos sistemas. “Para eso, vamos a contratar a los mejores profesionales”, asegura Pinhanez.
Hasta el mes de agosto, los dirigentes de GE de Brasil aún no comentaban los detalles de su primer centro de tecnología de América Latina. La empresa actúa en sectores de electrodomésticos, motores de avión y equipos médicos, y por medio de un comunicado reveló que el centro de Brasil será el quinto del mundo, sumándose a los ya existentes en Estados Unidos, Alemania, la India y China, que cuentan en total con más de 2.500 investigadores. En el comunicado, GE indica que Brasil fue elegido porque posee una fuerte base industrial, universidades de primera línea e importantes clientes en la industria. GE, IBM y Du Pont son ejemplos de alta inversión en I&D por parte de empresas estadounidense en sus filiales del exterior. Brasil se ubicó en el 16° lugar en estas inversiones entre 2002 y 2006, tal como muestra el informe Science and Engineering Indicators 2010, de la Fundación Nacional de Ciencia (NSF).
Profesionales relevantes
Si bien existe el atractivo de la existencia de un gran número de doctores egresados en Brasil, más de 10 mil por año, la respuesta encontrada por los estudios del profesor Queiroz indica que la mano de obra especializada también es el primer factor de restricción para la instalación de unidades avanzadas de investigación en el país. “Por la relevancia de la mano de obra para la atracción de I&D, no sorprende verificar que ese tema aparece también como el factor más citado por las empresas cuando se las cuestiona acerca de las dificultades para atraer inversiones extranjeras”, escribió el profesor Queiroz. “Muchas compañías indican que hace falta mano de obra específica, fundamentalmente ingenieros”, dice. “Existe una escasez de ingenieros provocada por el crecimiento de la economía. Se gradúan alrededor de 40 mil ingenieros por año en Brasil, pero aún es poco. Hay empresas que tienen 100 ingenieros actualmente, pero van a necesitar 500 en tres años”, apunta Queiroz.
A propósito de la demanda de ingenieros en el país, un estudio dado a conocer en julio de este año por el Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial (Iedi), coordinado por el profesor Carlos Américo Pacheco, del Instituto de Economía de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), muestra que el problema no es sencillo y requiere tiempo. Además de las actividades de I&D a las que los ingenieros están asociados, junto a otros profesionales, éstos también actúan en los procesos de mejora constante de los productos y de los sistemas de producción. De acuerdo con el estudio, cuando es comparado con otros 35 países, Brasil tiene el más bajo porcentaje de ingenieros entre los egresados de la educación superior de la carrera de grado, con un 5% en 2007, mientras que China se ubica en primer lugar, con un 35,6%, seguida por Corea del Sur, con un 25%. Según el estudio del Iedi, “existe una fuerte y creciente demanda de profesionales de ingeniería en Brasil que es detectada no por los estudios económicos, sino por el día a día de las empresas”.
Otro aspecto que apuntan las empresas en los estudios de Queiroz con relación a la mano de obra es la falta de fluidez en lengua inglesa por parte de la gran mayoría de los profesionales, incluso entre los más calificados técnicamente. “Empresas de TIC [Tecnología de la Información y la Comunicación] citaron que eso ha impedido la ampliación de actividades locales, mientras que empresas del sector automovilístico afirmaron que existen vacantes para la contratación que no se cubren debido a las dificultades para encontrar profesionales que hablen fluidamente el inglés”. Entre las dificultades comentadas por los directivos de las empresas se encuentran, en segundo lugar, la burocracia y los altos costos de importación de equipos o insumos relacionados con I&D. En el apartado cooperación con las universidades e institutos de investigación, el 8% de las entrevistas arrojó que son magros los resultados de los convenios y la falta de un mapa de las aptitudes nacionales en las instituciones de investigación.
Incentivo fiscal
En la otra punta, en las entrevistas realizadas personalmente por los investigadores con dirigentes de filiales de multinacionales instaladas aquí, apareció entre los atractivos para convencer a las matrices a traer inversiones de I&D al Brasil el bajo costo de ese tipo de actividades en Brasil en comparación con otros países. Un factor que no interesa y no pesa mucho en las decisiones son los incentivos fiscales. “El incentivo fiscal en forma de exención de impuestos, por ejemplo, es un elemento que marca la diferencia en los costos, pero no se erige en causa para que una empresa elija a Brasil”, dice Queiroz. Para él, el segmento que en el país que exhibe más actividades en I&D en el transcurso de su industrialización es el automovilístico. “Esas inversiones están más bien relacionadas a la D (de desarrollo) que a la I (investigación). Lo que se hace en Brasil en gran parte de las industrias automovilísticas es la creación del producto, y no la elaboración del conocimiento destinado a generar el producto. Es la adaptación de vehículos por ejemplos. Son actividades que requieren de muchos ingenieros”, dice.
Para Queiroz, la atracción de inversiones en investigación y tecnología requiere una estructura institucional, tal como sucede en otros países, con agencias de promoción o departamentos gubernamentales especializados. El foco de estas agencias no es exclusivo para I&D, pero las mismas se han mostrado eficientes en la verdadera competencia entre países para ser el destino de esas inversiones. En São Paulo Investe SP, la Agencia Paulista de Promoción de Inversiones y Competitividad del estado, trabaja desde 2009 para atraer tales inversiones, de la misma manera que la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Apex). “Hacemos la articulación de negocios, para ayudarla a la filial de Brasil a la hora de demostrarle a la matriz la factibilidad de instalar o ampliar la empresa en el estado. Son informaciones sobre los institutos y las universidades, los socios empresariales, los parques tecnológicos y las líneas de fomento, por ejemplo”, dice João Emílio, gerente general de inversión y negocios de Investe SP. La atracción de inversiones en I&D aporta otro tipo de mejora al crecimiento tecnológico y social del país. Para Queiroz, los centros de tecnología también contribuyen para con el llamado efecto de derrame de conocimiento, que es cuando un profesional, cuando sale de este tipo de ambiente de trabajo, lleva sus conocimientos consigo a otra empresa, en lo que constituye una trayectoria normal y común. A menudo se va a una empresa menor, o a un emprendimiento propio.
Los proyectos
1. Políticas de desarrollo de actividades tecnológicas en filiales brasileñas de multinacionales (nº 2003/06388-9); Modalidad Programa de Investigación en Políticas Públicas; Coordinador Sérgio Robles Reis de Queiroz – Unicamp; Inversión R$ 172.215,00 (FAPESP)
2. Estrategia para CT&I en São Paulo: universidades, institutos de investigación y empresas (nº 2006/50409-9); Modalidad Ayuda Regular a Proyecto de Investigación y Proyectos Estructurantes; Coordinador Sérgio Robles Reis de Queiroz – Unicamp; Inversión R$ 2.250.140,00 (FAPESP y Finep)