PAULA GABBAILa actividad de los investigadores sufre transformaciones motivadas por el avance del trabajo en red y por la creciente presión para publicar nuevos conocimientos en revistas especializadas. Dos investigadores españoles resolvieron investigar los efectos de esos cambios analizando un objeto de estudio poco frecuente: la jerarquía de las firmas de los varios autores de un artículo científico. Mediante un paper publicado durante la última edición de la revista Scientometrics, Rodrigo Costas, del Centro para Estudios en Ciencia y Tecnología de la Universidad Leiden, en Holanda, y María Bordons, del Instituto de Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología de Madrid, en España, analizaron el orden de las firmas de los artículos publicados por 1.064 investigadores españoles entre 1994 y 2004. El universo de los autores pertenecía a tres áreas del conocimiento: biología y biomedicina, ciencias de materiales, y recursos naturales (que incluye disciplinas tales como ecología, geología y oceanografía).
La principal conclusión del estudio fue que, con el aumento de la edad y el ascenso en su carrera, el investigador va tendiendo a ocupar el último lugar en la lista de nombres de autores, que es la posición de mayor prestigio. Pero existen matices. En áreas donde prima una colaboración menos intensa, tal como la de recursos naturales (con un promedio de cuatro autores por artículo), es bastante común que el rol de líder de la investigación, en general, aquél que firma en último lugar, quepa a un investigador con edad más avanzada, señal de que el tiempo de carrera es un factor importante para la definición del jefe de grupo. Pero en el campo del conocimiento en el que el trabajo en red es preponderante, tal como en el caso de biología y biomedicina (con promedio de siete autores por artículo), el factor que define el liderazgo no es tanto la edad, sino el puesto profesional. Los investigadores que se destacan rápidamente en su carrera logran ocupar con mayor frecuencia el último lugar en la lista de firmantes. Aunque el estudio se restringe a científicos españoles, los autores aseguran que el fenómeno no resulta una realidad aislada. Aunque haya matices de país a país, son cada vez menores dada la creciente internacionalización de la ciencia, afirman Rodrigo Costas y María Bordons, quienes resaltan la importancia del orden de las firmas para el reconocimiento del investigador. La autoría es un parámetro que se evalúa y otorga prestigio profesional.
Las reglas que inciden en la posición del nombre de los autores varían entre los distintos campos del conocimiento, pero la convención más utilizada reserva las posiciones de privilegio para el primer nombre de la lista (generalmente, el responsable por el trabajo experimental) y el último, que cumple el rol de supervisión y liderazgo. Los autores remanentes tienden a aparecer en las posiciones intermedias, en orden decreciente de aporte. Existen excepciones en campos tales como la economía, la matemática y la física de altas energías, que, por motivos peculiares, frecuentemente optan por el orden alfabético.
El crecimiento de las cooperaciones, además de revelar que el mundo de la investigación se va tornando cada vez más complejo, también hace más ambiguo el sentido de la autoría y de la posición del autor en la lista de firmantes, observan los investigadores. En los casos de cooperaciones multilaterales, en la que los miembros de varios grupos se hallan involucrados, los patrones de firma adquieren nuevos formatos. La posición de los autores frecuentemente está determinada luego de una exhaustiva negociación entre los investigadores, que puede incluir, por ejemplo, una rotación en la posición del autor principal en los artículos científicos sucesivos para premiar en forma adecuada a los miembros de los diferentes equipos. En el caso de una investigación realizada en colaboración entre dos o tres grupos de investigación, ciertamente se originará una discusión al respecto de quiénes firmarán los artículos y el orden de esa lista, dice Samile Vanz, docente de la Universidad Federal de Río Grande do Sul y autora de una tesis doctoral sobre cooperaciones en la investigación brasileña (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 169). Para el caso de campos como es el de la física de altas energías, donde varios grupos participan en las investigaciones y la lista de coautores alcanza el millar, no existe ese tipo de negociación y los nombres aparecen en orden alfabético.
Una posibilidad frecuente entre grupos multidisciplinarios, según Samile Vanz, es la preparación de diferentes artículos: cada uno enfocado en una de las disciplinas involucradas. El investigador de aquella área específica resulta el responsable por la preparación del artículo, pero todos los otros aparecen como coautores, y, en ese caso, aparecen en el medio de la lista, independientemente de su edad o status profesional. puedo brindar un ejemplo concreto, ya que me sucedió a mí: un grupo de investigadores me invitó para realizar un estudio sobre co-citaciones de un periódico. El grupo preparó un trabajo con el resultado del análisis y lo remitió a un congreso del área, en el que el líder de la investigación apareció en primer lugar y yo en el medio de la lista, arriba de un alumno de maestría. Sin embargo, yo preparé un artículo para publicar en una revista de mi área y, en ese caso, pese a utilizar los resultados de la investigación, enfoqué el artículo en la técnica utilizada para el análisis de los datos. Obviamente, figuré en primer lugar en el orden de los nombres, afirma Samile.
PAULA GABBAIAmbiguedades
Revistas, asociaciones e instituciones científicas internacionales están exigiendo que cada uno de los autores de un artículo científico declare previamente cual fue su aporte específico. La declaración de los autores inhibe la inclusión de aquéllos que colaboran en forma secundaria, aunque haya ambigüedades en los varios campos del conocimiento al respecto de la definición de quién debe y quién no debe firmar. En Brasil, todavía son escasas las revistas que exigen esa declaración, pero la tendencia es que ese expediente también se establezca aquí, dice el editor jefe de la revista Scientia Agricola, Luis Reynaldo Ferraciú Alleoni. Los diversos factores relacionados con la calidad de los periódicos científicos serán temas del próximo encuentro de la Asociación Brasileña de Editores Científicos (Abec), que se desarrollará en el mes en curso, afirma Alleoni, quien es profesor en la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz, de la Universidad de São Paulo (Esalq-USP) y será uno de los disertantes en ese evento. Queiroz comenta que las reglas varían bastante en su área. Cuando se trata de un artículo de ciencias agrarias vinculado con la biología, normalmente se remite a las pautas de la biología y de las ciencias médicas, en las que el líder figura último. Si bien que existen excepciones, tal como es el caso del famoso artículo publicado en la revista Nature, en julio del año 2000, acerca del mapeo del genoma de la bacteria Xylella fastidiosa, en que el líder firmó en primer lugar, dice, refiriéndose al investigador Andrew Simpson, del Instituto Ludwig. Para el caso de otros tipos de artículos, a veces el supervisor/ director firma último, a veces en segundo lugar, cuando se trata de artículos derivados de tesinas o tesis, o hasta en tercer lugar, cuando hay participación de co-directores, sin que exista un modelo preponderante, afirma Alleoni. Generalmente, el resto de los colaboradores aparece en orden decreciente. Existen también los que optan por citar colaboradores que no participaron activamente sólo en los agradecimientos, lo cual me parece más recomendable. Así como hay ejemplos en los que aparece el estadístico como uno de los autores, que colaboró en la organización y delineado del experimento y en el análisis de los resultados. Eso sucede cuando el análisis estadístico resultó fundamental para que el autor principal interpretara los datos, asevera.
Según el estudio publicado en la revista Scientometrics, existen varios enfoques para definir la autoría y, aunque ninguno de ellos sea universal, los criterios más aceptados incluyen el compromiso con la concepción, planificación y ejecución del trabajo científico, la interpretación de los resultados, la participación en la escritura de una parte sustancial del manuscrito y la aprobación final de la versión que será publicada. En algunos campos, ciertos criterios, tales como la participación efectiva en la escritura del artículo, prevalecen sobre otros. En opinión de Vera Lúcia Menezes de Oliveira e Paiva, editora de la Revista Brasileira de Linguística Aplicada y docente en la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), el autor es aquel que se sienta y escribe. La producción intelectual en lingüística es diferente que la de áreas en las que hay un gran equipo de investigación y el resultado solamente puede lograrse porque existía mucha gente involucrada, dice ella. Cuando existe más de un autor, firma primero, generalmente, el que tuvo una participación mayor. Si la participación fue equilibrada, resulta común que el investigador de mayor renombre firme primero, pero no existe ninguna regla, afirma. La revista dirigida por Vera no acepta la inclusión del director como coautor de artículos que derivan de tesinas o tesis. Cuando recibimos un artículo, analizamos el Currículo Lattes de los autores. Si fuera evidente que se trata del resumen de una tesis y que uno de los autores es el director de tesis, lo rechazamos inmediatamente, sin analizarlo, afirma. Si es el alumno quien escribe, el autor es él. El director puede obtener reconocimiento, pero como director y no como coautor.
Director genuino
En el área médica, la inclusión del nombre del director es aceptada. Si fue un director genuino, él ayudó a concebir el artículo. Y todos los que participaron física o intelectualmente del artículo pueden firmar como coautores, afirma Maurício da Rocha e Silva, editor de la revista Clinics, una publicación de la Facultad de Medicina de la USP, citando el reglamento de la Asociación Mundial de Editores Médicos (Wame, su sigla en inglés). Rocha e Silva, quien es profesor emérito en la Facultad de Medicina de la USP, comenta que todavía prevalece una regla, a su juicio perniciosa, que es la de citar entre los autores de un artículo del área médica al jefe del servicio en el cual el investigador principal se desempeña, aunque no haya efectivamente participado en el estudio. Es una regla no escrita. Supe de un investigador que desafió esa convención y sufrió represalias, afirmó. No logro entender por qué eso se mantiene, ya que no aporta nada al currículo del jefe del servicio, generalmente, un profesor titular. La revista Clinics exige que el autor principal del artículo declare la participación de cada uno de los firmantes. Eso generalmente inhibe la inclusión de nombres que no participaron en forma directa.
Ese debate involucra nuevas definiciones al respecto de la ética en la investigación, afirma Rogério Meneghini, coordinador de la biblioteca de revistas científicas SciELO Brasil y especialista en cienciometria, la disciplina que procura generar informaciones para estimular la superación de los desafíos de la ciencia. Nosotros aquí en la SciELO estamos discutiendo esa cuestión. Existe mucha gente que firma sin tener una participación efectiva y recibe reconocimiento solamente porque se encuentra en una posición de mando institucional. A veces se trata de un investigador que se dirigió a Brasilia para actuar en un organismo administrativo y evidentemente no tuvo tiempo para participar. Según Meneghini, el tema debería discutirse en la comisión recientemente constituida por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) para la discusión de casos de fraude científico en Brasil.
La presión por publicar, expresa Meneghini, motoriza la exageración. Él comenta que, cuando dirigía el Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón (LNLS), en Campinas, se rehusaba a incluir su nombre en los trabajos realizados en la institución. Mis subordinados querían incluir mi nombre, pero yo les decía que el hecho de leer el artículo previamente y ofrecer mi opinión no me calificaba como autor, afirma. Cierta vez, sintió la presión al oír de un evaluador insinuaciones de que existían líderes de la investigación en el LNLS que publicaban poco. Pero lo que mayormente preocupa a Meneghini es el hecho de que los brasileños aún no se destacan demasiado en los artículos formulados por las grandes redes internacionales. Los brasileños firman artículos en grandes redes en campos como la medicina, astrofísica y física de partículas, pero nunca los veo en primer lugar.
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