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Celebración de una sociedad feliz

En mayo de 1997 me invitaron a un almuerzo en la redacción del periódico Folha de S.Paulo. Durante algo más de una hora y media, me sometí a una amigable aunque intensa interpelación, referente a la acción de la FAPESP en el terreno del financiamiento de la investigación. Cabe recordar que en aquel momento nos aprestábamos a lanzar el programa de apoyo a la innovación tecnológica en pequeñas empresas: el PIPE. Y que el proyecto Genoma sería lanzado en octubre de ese mismo año.

El director general del diario, Octavio Frias de Oliveira, conducía una inteligente argumentación cuando, a mitad de charla y tras algunos segundos de silencio, fusiló con un veredicto incuestionable: “¡Si ustedes son tan buenos como dicen, entonces son muy malos en el marketing!” Una vez absorbido el impacto de una declaración tan franca y espontánea, no me quedó otra más que reflexionar y asentir: efectivamente, una institución que percibe el 1% de los ingresos tributarios del estado no solamente tiene la obligación ante los contribuyentes de mostrar claramente qué hace, sino también de mostrar que hace un buen uso de sus recursos.

¿Cómo mostrarles al mismo tiempo y de manera precisa y accesible a los no expertos lo que se hace, cómo se hace y cuáles son los resultados de lo que hace una agencia de fomento a la investigación científica y tecnológica? Desde agosto de 1995 circulaba entre la comunidad científica del estado de São Paulo el boletín Notícias FAPESP. Esa iniciativa había empezado tímidamente, con tan solo cuatro páginas en blanco y negro.

Los parcos mil ejemplares impresos llegaban únicamente a los directores de las facultades y departamentos de las universidades, sin alcanzar a la mayoría de los investigadores. Tampoco los contribuyentes paulistas sabían acerca de la existencia del boletín y del fin dado a su dinero. Con el apoyo de la FAPESP y de los científicos paulistas, Notícias FAPESP creció y se transformó en la revista Pesquisa FAPESP en octubre de 1999, que empezó a distribuirse entre los investigadores de la Fundación.

Desde entonces la revista se transformó en un importante instrumento para el sistema científico del estado. Se creó una sinergia entre lo que sucedía en las universidades e institutos — e incluso en las empresas que apostaban a la innovación — y la difusión sistemática de tales acciones. La comunidad de investigadores empezó a tener una mejor comprensión acerca de la importancia de divulgar los proyectos, de mostrar cómo se gasta el dinero de los impuestos. En marzo de 2002 se dio otro salto: la publicación se abrió en términos editoriales hacia la producción científica nacional, llegó a los kioscos de diarios y revistas de las principales ciudades brasileñas y empezó a recibir anuncios y suscripciones, como una manera de compensar en parte la inversión en la revista.

Los medios de comunicación aprendieron a ver a la FAPESP con otros ojos a partir de este crecimiento de la revista. Debido a que se distribuye entre los periodistas, poco a poco los reportajes que aparecieron inicialmente en Pesquisa FAPESP empezaron a integrar la pauta de los principales medios de comunicación del país — esto no sin cierta resistencia. Un episodio paradigmático ilustra las dificultades de aquellos tiempos. A la época del lanzamiento del proyecto de secuenciamiento de la bacteria Xylella fastidiosa, esto es, en 1997, no hubo prácticamente ninguna cobertura de parte de la prensa. Solamente los dos principales diarios de São Paulo publicaron la noticia, y uno de ellos con días de retraso. Hoy en día ese cuadro ha cambiado. Los programas y proyectos financiados por la FAPESP se difunden en todos los medios, ya que éstos reconocen el valor que tales emprendimientos tienen para la sociedad.

Pesquisa FAPESP colabora de manera importante con la Fundación y, por añadidura, con la comunidad científica — hoy en día no solamente la paulista, sino también con la comunidad científica la nacional. La publicación transformó los proyectos de investigación en una fuente inagotable de inspiración para la práctica del periodismo científico. Y le imprimió a su vez calidad a la comunicación, pues la elaboran periodistas con perfecto dominio de su instrumento, que es la propia revista. Aseguró la calidad de la información científica, producto de la interacción y la colaboración con los investigadores. La sociedad entre la revista, la Fundación y los científicos ha rendido incluso más frutos, como es el caso de Agência FAPESP, que efectúa la divulgación electrónica diaria, vía Internet, de la ciencia y de la política científica y tecnológica brasileña.

La creación de la revista y de la agencia se dio también porque la misión institucional de la FAPESP, tal como fuera estipulada por ley, contempla la difusión de las actividades de investigación que financia. Por tal razón, la publicación de la revista se concreta a través de un proyecto especial coordinado por un filósofo: el profesor Luiz Henrique Lopes dos Santos, y cuenta con un Consejo Editorial integrado por científicos que siguen de cerca la acción de la institución. Esta condición de proyecto, aunque especial, asegura que la revista cumpla su doble finalidad de ser al mismo tiempo un medio institucional y un divulgador de la ciencia. El marketing sugerido por Octavio Frias de Oliveira tenía toda la razón de ser. Hoy en día es más que eficiente; pero no para vender ilusiones, sino como un instrumento de información para los contribuyentes y para los científicos.

 Es el director científico de la FAPESP

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