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DIFUSIÓN

La ciencia llega al público

La Semana Nacional de Ciencia y Tecnología celebra su 10ª edición con actividades en 700 localidades

Un giroscopio gigante

Eduardo CesarUn giroscopio giganteEduardo Cesar

Durante el mes de octubre, en la región central de Limeira, en el interior paulista, una concentración atípica de autobuses escolares en las cercanías del parque de la ciudad llamó la atención de sus habitantes. Todos los días, los ómnibus transportaban a alrededor de 3 mil alumnos de escuelas públicas de la región hasta el Centro de Ciencias, instalado dentro del parque. El predio fue sede del Festival de Ciencias, Inclusión Tecnológica y Turismo, que durante tres semanas dio marco a la primera participación del municipio en la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología, cuya 10ª edición se realizó entre los días 21 y 27 de octubre en más de 700 ciudades del país. Los responsables de la programación en Limeira dieron comienzo al festival el día 10, antes de la apertura oficial. “Comenzamos antes porque la cantidad de actividades era grande como para incluirla en una sola semana”, dijo José Carlos Neres de Assis, coordinador de la Semana en la ciudad y director del Centro de Ciencias, vinculado con la Secretaría Municipal de Educación.

Desde la primera edición de la Semana, en 2004, una cantidad creciente de localidades se moviliza en torno del evento, que se convirtió en un amplio proyecto de difusión científica. En la primera edición, se realizaron 1.842 actividades en 252 ciudades. Para 2013, las cifras treparon hasta 700 ciudades y unas 30 mil actividades. “En ningún país del mundo existe un evento de ese género con tal despliegue territorial. Entre los países grandes, la India y China no cuentan con una semana nacional de ciencia y tecnología y, en Estados Unidos y Canadá, sólo existen semanas locales o regionales, sin una articulación nacional tal como ocurre aquí”, explica el físico y creador de la Semana, Ildeu de Castro Moreira, quien este año fue el ganador de la 33ª edición del Premio José Reis de Divulgación Científica y Tecnológica, en buena medida, en reconocimiento a su trabajo de coordinación de la Semana y por su actividad destinada a popularizar la ciencia en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI).

En la experiencia brasileña, los municipios poseen autonomía para organizar sus eventos, que incluyen ferias de ciencias, concursos, talleres, carpas de ciencia en lugares públicos, conferencias y exhibición de videos científicos, entre otros. “Hay ciudades donde la Semana produjo resultados duraderos. Belford Roxo, en Río de Janeiro, amparada en la buena respuesta de su población frente a las actividades de la Semana, creó una secretaría municipal de ciencia y tecnología para, entre otras finalidades, organizar el evento todos los años”, dice Douglas Falcão Silva, coordinador general de la Semana en el MCTI, un cargo que fue ocupado por Castro Moreira hasta el año pasado.

Trepadas a los árboles

Eduardo CesarTrepadas a los árbolesEduardo Cesar

La Semana Nacional de Ciencia y Tecnología, creada para hacer partícipe a la población, especialmente a los jóvenes y a los niños, de los temas científicos, en esta edición de 2013 fue intitulada “Ciencia, salud y deporte”, y su programación estuvo enfocada al aprendizaje sobre el funcionamiento del cuerpo humano en los deportes. Este tema se eligió para debatir acerca de los próximos eventos deportivos mundiales que se llevarán a cabo en Brasil: el Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. En varias ciudades se realizaron actividades interactivas que abarcaron distintas modalidades deportivas, además de conferencias con deportistas.

Movilización
En Limeira, más allá de las atracciones permanentes del Festival de Ciencias, tales como el planetario, el miniestablecimiento rural y las exposiciones Biomas do Brasil y Olho do céu [Ojo del cielo], hubo actividades con atletas locales campeones y medallistas en los Juegos Paraolímpicos, que disertaron sobre el impacto del deporte como modo de superación de las deficiencias físicas. En el estado de São Paulo, unas 37 ciudades cobijaron actividades referentes a la Semana. En la capital, la actividad principal se desarrolló bajo la coordinación de la Universidad de São Paulo (USP). “El evento universitario se realiza desde hace dos años en el Parque CienTec, que en esta edición recibió alrededor de 2 mil visitantes por día y movilizó a 300 mil voluntarios”, informa Roseli de Deus Lopes, una de las coordinadoras de la Semana Nacional en el estado.

“Nuestro objetivo fue mostrarles a los jóvenes que el conocimiento puede adquirirse por medio de ejemplos de la vida cotidiana y que la curiosidad muchas veces puede estimularse de forma muy sencilla”, dice Fábio Ramos Dias de Andrade, director del Parque CienTec, dependiente de la Prorrectoría de Cultura y Extensión Universitaria de la USP. Entre los atractivos de la programación había un giroscopio gigante, una caminata por la selva, escalada de árboles y un recorrido, de una plataforma a otra, utilizando una bicicleta dispuesta sobre una cuerda. “Nunca antes había hecho eso. Mientras estaba allá arriba pude respirar aire puro, observar de cerca las hojas de los árboles e incluso oír explicaciones sobre fuerzas físicas y gravedad”, relata Patrícia Rocha Cabral, de 14 años, alumna del primer año de enseñanza media de la Escuela Estadual Simón Bolívar, en Diadema (São Paulo), luego de trepar a un árbol con la ayuda de estudiantes del Instituto de Biociencias de la USP, que trabajaron como voluntarios. El stand del Instituto Biológico se destacaba dentro del pabellón que agrupó exposiciones de las distintas unidades de la USP y de otras instituciones. Las atracciones ‒insectos vivos‒ provocaban, en primera instancia, repugnancia en el público. El recelo luego dejaba paso a la curiosidad y todos querían tocar a los bichos. Los más visitados por los niños eran un bicho palo hembra, un insecto de 22 centímetros de longitud muy similar a una ramita; la mayor cucaracha del mundo, proveniente de Madagascar, cuyo tamaño varía entre 5 y 9 centímetros; y la mayor cucaracha brasileña, a la que se conoce como cucaracha fantasma.

Estudiantes participan en la apertura de la Semana Nacional en Parintins, en el estado de Amazonas

TIAGO LIGHTEREstudiantes participan en la apertura de la Semana Nacional en Parintins, en el estado de AmazonasTIAGO LIGHTER

En el interior del estado hubo ciudades que cooperaron entre sí para aumentar el impacto en el público. Un ejemplo, según informa la profesora Lopes, fue el municipio de Bauru, que participa en el proyecto desde la primera edición celebrada en 2004 y concentra varias actividades. Alrededor de 30 instituciones participaron en la Fiesta de la Ciencia, un evento que forma parte de la Semana Nacional y que, este año, recibió a un público de unas 10 mil personas. Algunas de esas instituciones y parte del público visitante son provenientes de ciudades cercanas, tales como Botucatu y Jaú. El evento de Bauru también alentó la participación de nuevas localidades en la Semana Nacional. “Instituciones de ciudades tales como Franca, São José do Rio Preto y Adamantina nos consultaron para conocer el modelo, organizado en forma horizontal y descentralizada, no verticalmente. Lo propio ocurrió con universidades del norte y del nordeste”, explica el periodista Luis Victorelli, coordinador de la Semana en Bauru.

La ciudad de Bauru ostenta una significativa producción científica relacionada con la presencia de la Facultad de Odontología y del Hospital de Rehabilitación de Anomalías Craneofaciales, ambos pertenecientes a la USP, del Instituto Lauro de Souza Lima, especializado en la enfermedad de Hansen (lepra), y de unidades de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), además de entidades e instituciones privadas. En el marco de la Semana, la comunidad científica de la ciudad se comprometió en actividades de divulgación científica, dice Victorelli. También son frutos de esa dedicación la fundación, en 2012, de la Asociación Bauruense de Ciencia y Tecnología (ABCT), que organiza actividades de divulgación científica en la ciudad; y la creación por parte del municipio de la Escuela Parque de Difusión de Ciencia y Tecnología (la Estación Ciencia de Bauru), en 2010, que se encuentra en fase de implementación.

La Semana Nacional cumple la función de ofrecerle actividades a un público poco familiarizado con la ciencia. Según los datos de la Investigación de la Percepción en Ciencia y Tecnología 2010, coordinada por el MCTI, solamente un 8,3% de la población brasileña visita, cada año, museos o centros de ciencia y tecnología, plataformas que se utilizan en todo el mundo para acercar el conocimiento científico al común de la población. Un estudio realizado en 2009 por la Asociación Brasileña de Centros y Museos de Ciencia revela que el país cuenta con más de 190 centros y museos de ciencia. “Ese número aún es pequeño. Es necesario multiplicar esos espacios por todo el territorio, pero eso cuesta caro”, analiza el coordinador Douglas Falcão Silva.

Pérdida de impulso
Ildeu de Castro Moreira dice que la adhesión de nuevas ciudades ‒Cachoeiro do Itapemirim, en el estado de Espírito Santo, y Limeira, por ejemplo‒, sobre todo en el interior del país, demuestra que es factible generar una movilización nacional todos los años. “La Semana Nacional se transformó en un evento que articula a los gobiernos estaduales, municipales y al gobierno federal, más allá de las propias instituciones educativas y de investigación”, pondera. Y admite que se perdió el impulso en algunas ciudades, como por ejemplo Florianópolis, donde disminuyó la cantidad de actividades promovidas. “Como se trata de un evento descentralizado, las coordinadoras estaduales o municipales son susceptibles a la modificación local de políticas o gobernantes”, dice.

Visitantes observan un experimento durante el evento en Bauru

Flávio GuedesVisitantes observan un experimento durante el evento en BauruFlávio Guedes

Los ejemplos más destacados del éxito en el interior de Brasil se encuentran en la región norte. El año pasado, Amazonas se convirtió en el único estado en lograr la participación de todos sus municipios ‒son 62‒ en actividades presenciales dentro de la Semana Nacional. “Esto representa un avance en el desafío de interiorizar la ciencia”, sostiene Odenildo Teixeira Sena, secretario estadual de Ciencia, Tecnología e Innovación y coordinador de la Semana en el estado de Amazonas. Para celebrarlo, la apertura del evento de este año se trasladó por primera vez desde la ciudad de Manaos, donde se realiza desde 2004, hacia la localidad de Parintins, ubicada a 300 kilómetros de la capital del estado. Otra modificación alteró el enfoque de la programación, que esta vez privilegió la innovación en micro y pequeñas empresas financiadas con recursos públicos. Una de esas empresas presentó un embutido dulce elaborado con copuazú o cacao blanco (Theobroma grandiflorum), y otra, una mermelada de arazá (Eugenia stipitata), frutos de la Amazonia occidental.

Hasta 2007, la única fundación de apoyo a la investigación científica en la región norte era la de Amazonas (Fapeam). Ahora, tan sólo el estado de Roraima no dispone de una Fap. Sena opina que el surgimiento de las fundaciones instauró un clima favorable para la concreción de la Semana Nacional en la región. El estado de Rondônia, que promovió 20 actividades en 2004, este año realizó más de 2 mil. Según la geógrafa Catia Zuffo, docente de la Universidad Federal de Rondônia (Unir) y una de las coordinadoras que cumplen funciones en la Semana, en ese estado, desde 2005 el evento amplifica el contacto entre la universidad y las comunidades más alejadas. “Este año desarrollamos actividades incluso para comunidades ribereñas y remanentes de palenques. El público del área rural local es significativo”, dice. Los integrantes de Acqua Viva ‒un grupo de investigación en medio ambiente y cuencas hidrográficas coordinado por Zuffo‒ mostraron los resultados de su trabajo en la programación de Porto Velho y promovieron las actividades de la Semana en el interior del estado, con la ayuda de una red de voluntarios. “Realizo expediciones en barco junto a mis alumnos de la enseñanza media por el valle de Guaporé, donde realizo un trabajo articulando la cultura local y la conciencia ambiental”, dice la profesora de geografía Marlene Tomazoni, de la Escuela Estadual Princesa Isabel, en el municipio de São Miguel do Guaporé, una de las integrantes del grupo.

Ese ejemplo revela cómo pueden adaptarse las actividades de divulgación científica a las condiciones locales. “Pero una dificultad radica en que varios municipios creen que no cuentan con capacidad como para ser sedes de la Semana porque no poseen universidades o institutos de investigación”, comenta Douglas Falcão Silva, del MCTI. Por eso el ministerio colabora con algunas ciudades para identificar dónde se encuentra localizada su producción científica. “Una fábrica desarrolló un nuevo proceso para la confección de hilados, y eso incluye ciencia, tecnología e innovación. No es cierto que sólo sea ciencia lo que vemos en los grandes laboratorios. Hay que tener en cuenta a los conocimientos locales”, dice. Otro estímulo, cuyos efectos no se circunscriben a la Semana, fue la creación, en 2012, de una nueva ala del Currículo Lattes, en la cual el investigador puede registrar actividades de divulgación científica. “El CNPq notó la necesidad de destacar en el currículo del investigador las actividades que privilegian la divulgación científica. Creemos que eso está incentivando a una cantidad mayor de investigadores y estudiantes a participar en la Semana Nacional”, dice Ildeu de Castro Moreira.

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