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Carta de la editora | 180

La fascinación por las redes y las telas

¿Alguien conoce hoy en día qué significa Bitnet? ¿Una pregunta algo complicada, cierto? Lo que se ocultaba detrás de esa sigla referente por “Because It’s Time Network”, constituía la única vía de conexión virtual de Brasil con Estados Unidos y Europa, antes que en un incierto día de enero, hace ya 20 años, comenzasen a ingresar en las computadoras de la FAPESP las primeras señales de internet. La vieja red conectaba a la Fundación directamente con el Fermilab, el laboratorio de física de altas energías de partículas atómicas de Illinois (EE.UU.) y, a partir de ahí, los científicos brasileños podían establecer contactos e intercambiar información con sus colegas de otros institutos de investigación de Estados Unidos y Europa. La conexión creada en 1989 funcionaba vía línea telefónica punto a punto, sin necesidad de discado, por intermedio de un alambre de cobre inserto en un cable submarino, ya que, por supuesto, aun no estaba disponible la fibra óptica para ese tipo de servicio en aquel mundo remoto.

En realidad, más que distante, hablamos de un mundo inconcebible para las nuevas generaciones. Hace algunos meses la escuché a una de mis nietas, que contaba con 6 años de edad en aquel momento, interrogar con perplejidad a mi hija, mientras operaba un juego en la computadora o, ya ni recuerdo con exactitud, creaba en la pantalla un avatar para mí, de una semejanza asombrosa: “Mamá, ¿cómo te divertías cuando no existía internet?“. La pregunta capital es: ¿cuál era ese otro mundo en el que vivíamos hace sólo 20 años? ¿Y cómo se fue montando éste en el que hoy vivimos? Es el costado político-tecnológico de esa historia absolutamente fascinante, y especialmente su cara brasileña, lo que aparece en la portada de este mes de Pesquisa FAPESP, con motivo de cumplirse en enero, dos décadas de vida de internet en el país.

Un reportaje imperdible, que expone de manera inspirada y detallada los orígenes del montaje de internet en Brasil y sus protagonistas principales, elaborado por nuestro editor de tecnología, Marcos de Oliveira. Y no podría igualmente haberla realizado otra persona del equipo, ya que él es, en colaboración con los periodistas Claudia Izique y Roberto Tanaka, autor de un libro sobre el tema que se halla en fase final de preparación en la FAPESP, bajo la batuta de la gerente de comunicación de la Fundación, Maria da Graça Mascarenhas. Doy fe que la insistencia en hacer ese libro y eludir todos los percances que se presentaron en el camino, sobre todo los referentes a cómo redactarlo y comprobar cada información, ya abarca casi una década. Su pronta publicación amerita el festejo. Además, ¿puede el lector indagar, qué tiene que ver la FAPESP con la implantación de Internet en Brasil? Me limitaré a responder: ¡todo! Y le recomiendo que lo compruebe en esta edición realizando un hermoso viaje en el tiempo y en el espacio virtual.

Quedé por mera fascinación, presa en la red de internet durante más tiempo del que pretendía. Pero todavía queda espacio en el papel como para mencionar otras telas, tales como las de las arañas Araneus omnicolor, donde éstas se dejan parasitar de manera vergonzosa por las avispas Hymenoepimecis veranae. Transcribiré un pequeño tramo del reportaje elaborado por Maria Guimarães, nuestra editora de Pesquisa Online, para que el lector se sienta impulsado hacia el artículo: “hallaron una avispa posada en una tela sin araña a la vista — tan pronto como una mosca cayó presa de la tela, la araña emergió de la hoja enrollada que le servía de cobijo y, antes de poder alcanzar su bocado del día, fue atacada. La avispa atrapó a la araña e insertó el ovipositor en la boca de la dueña de la tela, liberando una sustancia paralizante por tiempo suficiente como para poder pegar un huevo en la parte posterior del abdomen de la víctima”.

Para finalizar nuestro recorrido por redes y telas, un destacado final: el artículo del editor de humanidades, Carlos Haag, sobre Companhia Siderúrgica Nacional (CSN) y los motivos por los que la compañía haya configurado una prueba crucial para el desarrollismo. Aparte de suministrar el acero para la construcción de Brasilia y los metros de São Paulo y Rio de Janeiro, entre tantas otras obras fundamentales del asentamiento de Brasil en el siglo XX, es decir, además de su peso económico, la CSN se transformó en un símbolo del “Brasil del futuro”, la promesa de independencia económica y social del Estado Novo. Así, algo del suelo brasileño, le agrega valor a esta edición que, tal como el lector habrá percibido, despierta mi entusiasmo como editora.

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