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Especial

La investigación atrae el interés de empresas privadas

El Instituto de Química de la USP apuesta en el futuro

Creado en 1970, el Instituto de Química de la Universidad de São Paulo (IQ-USP/SP) siempre fue una referencia científica. “Con el pasar del tiempo, muchos equipos y toda la estructura física, eléctrica e hidráulica de los antiguos laboratorios se fueron deteriorando”, recuerda Paulo Sérgio Santos, actual director del IQ. Termitas, falta de ventilación adecuada, sobrecarga eléctrica, caídas de voltaje y contaminación del ambiente del laboratorio atentaban contra los experimentos y contra la salud de los investigadores, y la estructura saturada impedía la adquisición de equipamientos más modernos.

El IQ recibió recursos del Programa de Infraestructura de la FAPESP para reformar y ampliar los laboratorios. Actualmente, el instituto reúne a 80 grupos de investigadores en 50 laboratorios, distribuidos por 13 bloques, y cuenta con el apoyo de una Central Analítica donde se encuentran dispuestos grandes equipamientos, como los de resonancia magnética nuclear y de espectometría de masas de uso común. Dichos equipamientos también son utilizados en la prestación de servicios para las comunidades interna y externa a la institución.

“La ciencia evoluciona rápidamente y los equipos e instalaciones pueden tornarse obsoletos en poco tiempo”, comenta Santos. Pero la renovación de la infraestructura de investigación requiere mucho dinero. Por tal motivo, muchas industrias desactivaron sus laboratorios y buscaron soluciones para problemas y nuevas tecnologías en centros de investigaciones como el del IQ.

Santos cita como ejemplo el sistema de conversión de energía solar en energía eléctrica desarrollado en el Laboratorio de Fotoquímica, ya en fase de negociación de patente y que ha despertado el interés de empresas multinacionales. También han despertado el interés de las empresas las investigaciones que estudian la relación entre las estructuras moleculares y las actividades biológicas de las moléculas, realizadas en el Laboratorio de Espectometría Molecular y que podrán ayudar en el estudio de la diabetes y el mal de Alzheimer.

Análisis clínicos
Los recursos del Infra permitieron también que la investigadora Marina Franco Maggi Tavares instalase el Laboratorio de Cromatografía y Electroforesis Capilar (Lace), hace dos años. Desde entonces, su equipo trabaja en el desarrollo de nuevos métodos de análisis clínicos, como el de hemoglobina glucada, que permite evaluar, por un período de dos a tres meses, el tratamiento de un diabético. En la línea de investigación en alimentación, sus análisis están utilizando electroforesis capilar para proponer nuevas técnicas de análisis de leches, chocolate en polvo y cereales. Una de las áreas de mayor inversión en el laboratorio es la de desarrollo de métodos para el análisis de compuestos y productos fitoterápicos y cosméticos, para atender a una necesidad de monitoreo y normalización de la Vigilancia Sanitaria.

“Las excelentes condiciones de trabajo en el Lace permitieron que, en el primer semestre de 2001, fuera el único laboratorio considerado apto por el Instituto de Tecnología en Fármacos del Ministerio de la Salud para analizar impurezas en remedios genéricos para el Sida, distribuidos gratuitamente en los puestos de salud”, dice.

En el Laboratorio de Química de Productos Naturales, la necesidad de salas asépticas sin virus o bacterias era fundamental para las investigaciones con cultivo de tejidos vegetales. “Antes de las reformas no podíamos realizar nuestro trabajo adecuadamente, ni integrar programas como el Biota-FAPESP”, cuenta Paulo Moreno. Ahora es posible realizar investigaciones de identificación de plantas y el aislamiento de substancias químicas de interés, como el taxol, quinino, etc. Estas líneas de investigación son importantes, ya que el 25% de los medicamentos existentes en el mercado es hecho a partir de plantas o de sus derivados con bioactividad.

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