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Ingeniería

La luz que habla

Un aparato destinado a los discapacitados visuales detecta y comunica nombres de colores y dinero

MIGUEL BOYAYANUn pequeño  aparato de 12 centímetros (cm) de longitud por 6,5 cm de ancho y 5 cm de altura, que pesa no más que 100 gramos, podrá constituirse en una alternativa destinada a mejorar la calidad de vida de los alrededor de 5 millones de brasileños con discapacidades visuales más complicadas como la ceguera. Se trata de un identificador de colores y billetes capaz de emitir el nombre de 40 tonalidades distintas por medio de grabaciones y el valor de los billetes en circulación. Denominado Auire, que significa algo así como “hola” en el idioma de los indios javaés, que viven en el estado de Tocantins, el desarrollo de este aparato estuvo a cargo de los jóvenes ingenieros de computación Fernando de Oliveira Gil y Nathalia Sautchuk Patrício, alumnos de maestría de la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo (Poli-USP). El proyecto es finalista en la competencia internacional Unreasonable Finalists Marketplace, organizada por el Instituto Unreasonable con el objetivo de distinguir a los mentores de proyectos sociales de gran impacto en todo el mundo. La mencionada institución es liderada por cuatro jóvenes empresarios, ex alumnos de la Universidad de Colorado, con sede en la ciudad de Boulder, Estados Unidos, que trabajan con emprendedorismo social en proyectos que puedan recibir apoyo de capital de riesgo, ser sostenibles y tener buenas perspectivas de mercado.

El Auire es una pequeña caja que posee en su interior un circuito electrónico, dos diodos, más conocidos por la sigla LED (Light Emitting Diode), que emiten luz blanca, y tres sensores, uno por cada uno de los tres colores básicos (rojo, verde y azul), que forman los otros colores. En funcionamiento, la luz se dirige hacia la superficie que se pretende identificar y capta la reflexión por los sensores. El software calcula la proporción de cada uno de los colores primarios, e identifica el color resultante. La lista tiene 40 colores grabados y el aparato “dice” el nombre de cada uno de los que más se parecen al color real de la superficie analizada.

“En el caso del dinero, como los billetes en Brasil son distintos colores, si el Auire lee un color rojo específico, detecta un billete de 10 reales. El rosa es para 5 reales y así por el estilo”, explica Gil. “Debido a que tienen colores muy similares, aún no logramos diferenciar con claramente a los billetes de 2 y 100 reales”. Para ello habrá que hacerle algunos ajustes. Por ahora, el prototipo se conecta a una computadora, que procesa los datos mediante un software. “Más adelante introduciremos el software dentro del aparato para que sea autónomo”, dice Gil.

La historia de la creación del Auire comenzó en 2006, dentro de la asignatura del segundo año de la carrera de grado denominada “Prácticas de Electricidad y Electrónica II”, vinculada al programa Poli Ciudadana, que tiene por objeto motivar a los alumnos y a los docentes a desarrollar proyectos de ingeniería para la inclusión social. “La en ese entonces coordinadora de la cátedra, profesora Denise Consonni, propuso los temas que podían trabajarse, algunos de cuño social y otros no”, explica Nathalia. “Para realizar el trabajo tuvimos que formar equipos y escoger uno de los temas. Formé un grupo con otros tres compañeros y los convencí a hacer el identificador de colores para discapacitados visuales, que era uno de los temas del Poli Ciudadana de ese año”. La sugerencia salió de la Fundación Dorina Nowill para Ciegos, que se dedica a la inclusión social de personas con discapacidad visual.

Blog social
“En esa momento, los otros alumnos del grupo no quisieron seguir con el trabajo”, comenta Nathalia. “Me quedé con el prototipo y con la idea de un algún día seguir adelante con eso”. La oportunidad surgió en noviembre del año pasado, cuando Fernando, que es amigo de Nathalia, leyó una noticia en un blog especializado en emprendedorismo social. “Me propuso que nos inscribiéramos en el concurso del Unreasonable Institute y acepté”, recuerda Nathalia. Se inscribieron durante la primera quincena de diciembre.

Los proyectos deben tener formato de empresas, no de entidades sin fines de lucro. En la primera fase de la competencia, los participantes tuvieron que elaborar un plan de negocios que presentase una idea capaz de llegar a un millón de personas, y que en un año fuese autosostenible, además de poder extenderla a otros países en un plazo de tres años. “Presentamos un plan de negocios para abrir una empresa y fabricar el identificador a bajo costo”, comenta Gil. “Nuestra meta es producir el aparato a un costo por unidad de entre 100 y 200 reales. Existen otros similares en el mercado, pero acá en Brasil cuestan alrededor de 1.200 reales.”

Para llegar entre los finalistas del concurso, Nathalia y Gil enfrentaron con su plan a otros 284 competidores. Después de entrevistas telefónicas, quedaron 34 finalistas, de 19 países. Pero ahora, en esta última etapa, no dependerán solamente de ellos mismos. Los primeros 25 proyectos que logren recaudar 6.500 dólares en donaciones hasta el día 15 de marzo serán seleccionados. Pero de nada sirve que el padre de un participante o algún mecenas pretendan donar el valor total o gran parte del mismo. Cada donación no puede superar los 10 dólares. Los dos brasileños compiten con proyectos de diversas partes del mundo. Entre tales proyectos, uno de los que más llaman la atención es el Global Cycle Solutions, desarrollado en Tanzania. Son unos desgranadores y moledores de maíz acoplados a una bicicleta que va suspendida en aleros. Al pedalear, la rueda gira y mueve los aparatos, y así se aumenta la productividad de un trabajo que antes se hacía a mano. Los que logren cumplir la meta de recaudación utilizarán el dinero para costearse 10 semanas de capacitación en la sede del Unreasonable Institute en Boulder, con profesionales y expertos del área de negocios. Una vez culminado el período de capacitación, se expondrán los proyectos ante inversores sociales en el marco de un evento organizado por el instituto.

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