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Carta de la editora | 117

La polisemia de la resistencia

La fundación del psicoanálisis se asienta sobre la histeria. Tanto la mirada como escucha sensible de Freud ante las histéricas es decir, no solamente ante sus síntomas y sus discursos lo llevaron paulatinamente a develar el inconsciente y, más adelante, a percatarse de la resistencia de las pacientes al tratamiento. Posteriormente, éstas les suministraron poderosas indicaciones sobre la eficacia del flujo de las asociaciones libres, lo que abrió el camino al análisis de sueños el acto inaugural y la piedra de toque del psicoanálisis. Sin embargo, existe una impresión más o menos generalizada de que la histeria habría sobrevivido poco a Fräulein Anna O., la paciente de Breuer, y a Frau Emmy von N., Miss Lucy R., Kataharina y Fräulein Elisabeth von R., todas éstas pacientes de Freud, y todas ellas mujeres de cuyas historias tomamos conocimiento por los relatos de fina labor literaria presentes en los Historiales clínicos, que forman parte del los Estudios sobre la histeria, publicación de mayo de 1895, alrededor de dos años después de la Comunicación preliminar, el primer informe científico de Breuer y Freud sobre el tema. Al exhibir simbólicamente las marcas de una pesada represión sexual en su cuerpo, represión ésta de la cual mal se daba cuenta, la histérica era aparentemente un personaje del siglo XIX, que se desvanecería al mismo tiempo que el psicoanálisis fuera avanzando a través del siglo posterior. El camino del siglo XX, por entre guerras de todo tipo, muerte de las grandes utopías y notables avances técnicos y científicos que cambiarían profundamente a la sociedad y la sociabilidad humanas, parecía derivar hacia otros males de la mente y del espíritu, más adecuados a los pavores de estos tiempos, tales como el síndrome de pánico, la bulimia y la anorexia.

Pues bien, el hermoso artículo estampado en la portada de esta edición de Pesquisa FAPESP informa acerca de algo completamente diferente: no es cierto, la histeria no murió. Sucede que hoy en día se encuentra encubierta por diagnósticos incorrectos de epilepsia. Esto es lo que informa Carlos Fioravanti, editor de ciencia, a partir de la página 42, con base en estudios llevados a cabo en el Hospital de Clínicas de São Paulo y en otros centros médicos especializados de los estados de Goiás, Paraná y Río Grande do Sul, además de São Paulo: uno de cada cuatro casos diagnosticados como epilepsia en Brasil corresponde a decir verdad a histeria. Es más: pese a su nombre, que remite a la palabra útero, la histeria no es un trastorno psíquico que acomete pura y exclusivamente a las mujeres, sino que afecta a los hombres también. Realmente, vale la pena leerlo.

Pero esta edición echa luz también sobre otros elementos ocultos. Expone otras zonas de sombra. En general, imaginamos que estamos tranquilos y gozando de paz cuando, al cabo de un día agitado y de mucho trabajo, podemos por fin relajarnos en la cama, al abrigo de las sábanas y edredones perfumados, con una almohada suave, a esperar que el sueño nos llegue. Pero es un dulce engaño: un increíble batallón de minúsculos parientes de las arañas y las garrapatas, de apariencia tan fea que, si pudiéramos verlos, justificarían las más terribles pesadillas, anida allí ahí mismo, en nuestra cama, junto a nuestros cuerpos. Me refiero a los ácaros, el terror contemporáneo de los alérgicos de todo el mundo, lógicamente, pues constituyen un eficientísimo disparador de crisis de rinitis, asma, conjuntivitis y otros males. El artículo del editor asistente de ciencia, Ricardo Zorzetto, se refiere a partir de la página 52 a cómo estos bichitos encontraron en las casas, y particularmente en los dormitorios, sus paraísos particulares. Pero no existen razones reales para desesperarse: el artículo también explica cómo librarse de estos monstruosos arácnidos.

Y más luz o, mejor dicho, refracción de la luz. Un nuevo pigmento blanco, cuyo desarrollo Pesquisa FAPESP siguió de cerca desde sus primeros pasos, de esto hace ocho años, estará presente dentro de algunos meses en la formulación de pinturas en todo el mundo. El Biphor tal es su nombre es el resultado de un convenio o sociedad entre la Unicamp y la empresa Bunge, y se elabora a base de nanopartículas de fosfato de aluminio, según informa Marcos de Oliveira, editor de tecnología, en las páginas 80 y 81. Este pigmento competirá con el dióxido de titanio, la materia prima actual de las pinturas blancas.

Para concluir y cerrar el círculo, por cierto, un movimiento siempre seductor, vale a pena leer el cuento de este mes, de Ana Elisa Ribeiro, que cuenta un poco más sobre las mujeres, las que escriben y las que leen. ¿Dónde será que aprendieron eso? En la animosidad del alma para con el mundo, en la hermosísima resistencia de los textos que redactaban.

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