Imprimir Republish

Trayectorias

La primera impresión

Mucho más que una mera formalidad, las cartas de presentación suelen ser decisivas en los procesos de selección

Bárbara Quintino

La carta de presentación proporciona una primera impresión de los postulantes en los procesos de selección y aunque es muy conocida y utilizada en el ámbito académico y profesional, suele generar dudas a la hora de redactársela. ¿Qué aspectos deben destacarse? ¿Cómo combinar la información personal y la información profesional? ¿Qué debe incluirse para garantizar el interés de analizar el currículum que la acompaña?

Ya sea para la acreditación en programas de posgrado, la presentación de artículos científicos, para obtener financiación para proyectos de investigación, inscribirse en concursos o postularse para un puesto laboral, la claridad y la objetividad son elementos básicos al momento de redactar una presentación. Este documento también constituye una oportunidad para que el autor demuestre, en un máximo de dos páginas, su capacidad para ordenar conceptos y su poder de síntesis. “Mis 40 años de experiencia profesional me permiten afirmar que tan solo el 10 % de las cartas de presentación que recibo cumplen con esos dos ítems esenciales”, dice Bernadette Dora Gombossy de Melo Franco, directora del Centro de Investigación en Alimentos de la Universidad de São Paulo (USP), uno de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid) financiados por la FAPESP. Más allá de la manifiesta dificultad para ir directo al grano, Gombossy recuerda que es muy habitual recibir documentos que no incluyen ni una sola mención directa al destinatario, lo que sugiere que el candidato se ha informado poco acerca de la institución a la que pretende ingresar. “En las cartas muy genéricas uno nota enseguida que el texto fue redactado para enviarlo a varios lugares y a diferentes personas, sin un destino específico. El resultado: el contenido no despierta la atención”.

La participación simultánea en varios procesos de selección a la vez es algo bastante frecuente, sobre todo entre quienes desean ingresar a un programa de posgrado o están en busca de su primera oportunidad laboral. Como cada institución tiene sus particularidades, se recomienda una consulta previa, que normalmente puede hacerse vía internet, para conocer más detalles de la vacante. “Conocer la trayectoria de los investigadores que integran las organizaciones a las que se aspira a ingresar o las líneas de investigación disponibles en cada una de ellas marcará la diferencia a la hora de desarrollar los argumentos de la carta, aumentando las posibilidades de distinguirse entre el resto de los postulantes”, añade Gombossy.

Para lograr una buena redacción

1. Elabore el contenido de la carta con suficiente antelación
2. Indique sus objetivos en forma directa y concisa
3. Evite el uso de argots, frases hechas o emojis
4. Explique cómo se ajusta su perfil a la vacante
5. Solicíteles a pares más experimentados que le revisen su carta
6. Evite las plantillas modelo, disponibles en internet

La dificultad para escribir en primera persona y resaltar las propias cualidades profesionales sin sonar pedante es uno de los retos fundamentales. “Aquí en el centro recibimos cartas provenientes de varios países, de profesionales con títulos de diversos grados. Gran parte de las mismas denotan las dificultades para presentarse”, comenta Gombossy. En un artículo publicado recientemente en la revista británica Nature, figuran recomendaciones de científicos sobre cómo equilibrar la información personal y profesional. Según Steve Oh, director del Stem Cell Bioprocessing Group, del A*STAR Bioprocessing Technology Institute (BTI), en Singapur, es importante que los candidatos indiquen sus habilidades sociales y demuestren interés por trabajar en grupo. El profesor Wei Gao, docente de ingeniería mecánica del Instituto de Tecnología de California en Pasadena (EE. UU.), recomienda cierta dosis de prudencia en la elaboración del documento. A su juicio, es importante ser comedido al describir los logros propios, aunque el remitente ya haya conseguido grandes cosas en su carrera.

“Además de ser breves, las cartas de presentación deben revelar los aspectos que distinguen al postulante. Ese cariz estará presente en los relatos menos genéricos, que mostrarán quién se es en términos profesionales”, sugiere Bernardo Bueno, coordinador de la licenciatura en escritura creativa y docente del Programa de Posgrado en Letras de la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul (PUC-RS). Pero también advierte: priorizar solamente la objetividad puede hacer que la presentación sea demasiado formal y ocultar el motivo de la postulación para la vacante. “El candidato puede demostrar su interés resaltando aspectos de su trayectoria que se ajusten a la oportunidad anhelada”, dice Bueno. Por otra parte, extenderse en información subjetiva podría hacerle perder el interés del evaluador. Pueden incluirse relatos de superación, pero este recurso debe utilizarse con mesura para evitar un efecto contrario al que se espera.

Gombossy, de la USP, pone de relieve la necesidad de evitar el lenguaje que se utiliza habitualmente en las redes sociales. Los términos ambiguos, la inclusión de emoticones o las demostraciones de intimidad se consideran algo totalmente impropio. “Algunos optan por enviar un video, algo que no sería muy apreciado para un primer contacto”, opina la investigadora, haciendo hincapié en la necesidad de no olvidarse de incluir el resto de los documentos solicitados, como el currículum. “Cuando a mí me pasa eso, le pido a la secretaría que responda solicitando la información completa, para evitar la descalificación”, añade.

Entonces, ¿cómo pueden tenerse en cuenta tantos aspectos y redactar un texto atractivo sin ser impersonal o demasiado subjetivo? Puesto que no existen recetas que garanticen el éxito de este tipo de comunicación, un aspecto fundamental consiste en observar atentamente el enunciado de cada llamado selectivo. Algunas empresas e instituciones establecen normas que deben contemplarse en la elaboración de la carta, incluyendo el rellenado de los formularios que preceden a las solicitudes. “El lenguaje también puede variar según las distintas áreas. En el campo de las artes, por ejemplo, el texto puede hacer referencia a géneros literarios, algo menos recomendable en el ámbito de las ciencias exactas”, advierte Rodrigo Petronio, coordinador del posgrado en escritura creativa de la Fundación Armando Alvares Penteado (FAAP). La redacción del texto con antelación también posibilita una revisión de su contenido y realizar correcciones eventuales, sin desvirtuarlo. “Es muy probable que el postulante incurra en equivocaciones si redacta la carta a último momento”, reflexiona Bueno, de la PUC-RS.

Bárbara Quintino

Más allá de la búsqueda de ofertas de empleo, pasantías o concursos relacionados con la investigación científica, recientemente también se ha solicitado el envío de cartas de presentación para el ingreso a la educación superior. En la Escuela de Administración de Empresas de São Paulo, de la Fundación Getulio Vargas (FGV-Eaesp), son definitorias en la segunda etapa del proceso de selección, determinado quienes pasan a la fase de entrevista. “Queda claro que en esa etapa no le exigimos al candidato que destaque su experiencia profesional, pero es importante que describa los motivos que lo impulsan a querer formar parte de nuestro alumnado”, dice Mário Aquino Alves, del Centro de Estudios de Administración Pública y Gobierno de la institución.

Por medio de la carta de presentación, a la que se considera como una especie de tarjeta personal en el marco del proceso selectivo de posgrado, los evaluadores buscan vislumbrar el potencial de compromiso y pertenencia de los solicitantes. La elaboración de los llamados historiales de formación también constituye una forma de ejercitar la escritura sobre uno mismo.

Tras completar una parte de su investigación de maestría en la Universidad de Jaén, en España, la bióloga paranaense Josisleine Allaion se mantuvo atenta a los procesos de selección para programas de doctorado abiertos este año en las instituciones de enseñanza e investigación de ese país, y se inscribió en varios de ellos. Para evitar correr el riesgo de enviar cartas genéricas, adaptó la información de acuerdo con las diferentes ofertas disponibles en cada una de las universidades. “Presté atención a la escritura correcta de los nombres de los investigadores a quienes estaba destinada la carta, describí mis objetivos según las líneas de investigación disponibles e intenté ser concisa en cuanto a los motivos para elegir la institución”, relata Allaion, quien, incluso teniendo la posibilidad de redactar las cartas en inglés, optó por utilizar el español, para poner de manifiesto sus conocimientos del idioma.

Tras ser aceptada en seis universidades diferentes, Allaion iniciará este mes sus estudios de doctorado en el Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca. Ella considera que la carta de presentación fue importante para asegurarle una beca de estudios que otorga el banco Santander. Al redactar las cartas, la bióloga notó que sería oportuno informar que en 2020 había obtenido un máster en ciencia de los alimentos en la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la USP con una beca concedida por la FAPESP, ya que el llamado a concurso establecía prioridad para aquellos postulantes que ya hubieran accedido a algún tipo de financiación. “También opté por incluir el texto de mi carta de presentación directamente en el cuerpo del correo electrónico, adjuntando solamente mi currículum”, añade Allaion. A pesar de que esta es una práctica que tiene buena acogida entre los evaluadores, es importante comprobar si en el reglamento de la candidatura figuran orientaciones al respecto del formato en que debe enviarse la solicitud, que puede incluir desde el uso de un formato de archivo específico hasta instrucciones sobre el tipo de letra y de espaciado que ha de utilizarse.

Republicar