La fama de los violines Stradivarius transciende la esfera de los entendidos en música. Los sonidos de los instrumentos confeccionados en el siglo XVIII por el italiano Antonio Stradivarius y por su coterráneo Guarnieri del Gesù son tenidos como inigualables. Los especialistas intentaron durante siglos descubrir el secreto en las cuerdas y en el cuerpo de madera de esos violines, violonchelos y guitarras. Ahora un trío estadounidense liderado por Joseph Nagyvary, de la Universidad Texas A&M, puede estar cerca de desvendar el misterio. El grupo comparó muestras de madera actual y de lascas de instrumentos fabricados entre 1717 y 1840, sometidas al análisis por resonancia magnética nuclear y espectroscopia por infrarrojo. Los resultados muestran que lo que da origen a los sonidos que encantaron los oídos en los últimos 300 años no es la madera en sí, sino el tratamiento químico para protegerla de los ataques por insectos y de las agruras del tiempo. Cuando los detalles de esa química sean develados, ¿quién sabe y no surge una nueva generación de Stradivarius?
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