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Tecnociencia

Las causas de la rebeldía infantil

Quienes tienen hijos o trabajan con estudiantes saben cuánto es difícil lidiar con niños y adolescentes con edades entre 7 y 14 años. Sin embargo, la desatención, la desobediencia, la falta de interés y de educación, que tantas veces sacan de las casillas a los adultos, pueden ser producto, no de la irreverencia y la rebeldía, tan comunes a esa edad, sino de algún trastorno psiquiátrico. Uno de cada ocho estudiantes de entre 7 y 14 años presenta al menos un disturbio emocional –los más comunes son los trastornos de conducta, las ansiedades, las fobias, el déficit de atención o la hiperactividad y la depresión –de acuerdo con un estudio llevado a cabo con 1.251 estudiantes de 22 escuelas públicas (urbanas y rurales) y de cuatro escuelas privadas de Taubaté, São Paulo.

El estudio, publicado en el Journal of the American Academy of Child and Adolescent, indica que la mayor incidencia de trastornos se dio entre los estudiantes de las escuelas públicas. “Aún no se sabe exactamente el motivo, pero las poblaciones más carentes presentan mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales”, dice la psiquiatra infantil Bacy Fleitlich Bilyk, investigadora de la Universidad de São Paulo (USP) y coautora del trabajo, realizado conjuntamente con Robert Goodman, del King’s College, de Londres.

Si bien ese estudio llegó a una proporción de 12,7% de niños y adolescentes con algún problema psiquiátrico, trabajos similares efectuados en el Reino Unido indican que por allá dicha tasa es menor (del 9,7%). “La baja escolaridad de los padres, con la consecuente dificultad para detectar los problemas de los hijos, y la falta de apoyo de una red social, pueden ser algunos de los factores que expliquen esta situación”. Para Bacy, el estudio advierte sobre la urgencia de estructurar una red de atención psiquiátrica para niños y adolescentes. “Hoy en día no existe en Brasil una planificación en salud mental infantil”, comenta la investigadora. “Niños considerados pesados o maleducados a veces requieren tratamiento, y le costaría poco al gobierno capacitar a los agentes de salud, e incluso a los propios padres y maestros para que al menos detecten estos problemas.”

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