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Carta de la editora | 131

Las diversas caras de la modernización

Casi hasta el final de los años 1980 el dengue era una enfermedad muy distante de lo cotidiano de las clases medias y alta en Brasil. En Río, noticias esporádicas sobre la contaminación de algún personaje conocido solía sorprender – e incluso a causar espanto. ¿Cómo se dejó picar por el ridículo Aedes? Desde ese entonces, las cosas han cambiado mucho, a punto tal de que el país conociera una seria epidemia de la enfermedad en 2002, con casi 800 mil casos notificados. En los años subsiguientes, campañas educativas ayudaron a hacer caer esos números. Pero el 2006, con casi 300 mil casos registrados hasta octubre -y 61 muertes como resultado de la enfermedad-, trajo el temor de una nueva epidemia y, peor aún, el miedo de la entrada de un nuevo serotipo del virus en el país, el 4, considerado el más letal.

Sin embargo, tal como informa en el reportaje de la portada la editora asistente de tecnología, Dinorah Ereno, 2006 llegó al final también con excelentes noticias para el control futuro y el combate frontal al dengue. Para comenzar, un sistema de monitoreo del mosquito transmisor, articulado con una trampa orientada para atraer a las hembras preñadas, y algunos otros mecanismos para el control de la infección en las áreas críticas. Para completar, el desarrollo de mosquitos transgénicos, con la mira puesta especialmente en las crías de Aedes estériles. Es posible que dentro de más algún tiempo estas nuevas tecnologías ayuden a Brasil a disfrutar de la situación privilegiada que tuvo en relación al dengue durante unos buenos años a mediados del siglo XX. De hecho, el país pasó por una tan exitosa campaña de combate contra el mosquito causante de la enfermedad en la década de 1950 que observadores internacionales concluyeron que se lo había erradicado. Pero en 1967 estaba de regreso.

No quedan muchas dudas entre los estudiosos de la sociedad contemporánea de que el verdadero desarrollo científico y tecnológico de un país se articula en muchos frentes. Y uno de ellos, por lo que todo indica con un peso fundamental en esta ecuación, es el nivel de educación formal del conjunto de la sociedad. En ese sentido, el osado proyecto, en marcha en Brasil, de hacer accesible a los niños de las escuelas públicas – y a sus familias – computadoras portátiles muy baratas, que de repente los ubique en la contemporaneidad del mundo, puede producir una revolución cultural de grandísimo alcance en este país. Y es sobre este proyecto, sus bases políticas y tecnológicas, que se inclina el reportaje firmado por nuestro colaborador Yuri Vasconcelos y por el editor especial Fabrício Marques.

Incentivar la entrada de lo que es más contemporáneo en determinado territorio, romper con el atraso, modernizar, parecen imperativos de los espíritus movidos por el deseo de la transformación – revolucionarios, en el límite. ¿Será verdad? No siempre. Como en la gran lección de Tomasi di Lampedusa en Il gattopardo, traducida en imágenes geniales por el aristócrata comunista Luchino Visconti, la modernización con una cierta frecuencia es llevada a cabo por personajes absolutamente conservadores. Y no siempre depositarias de aquella inequívoca grandeza del Principe di Salina evidenciada en el cine por Burt Lancaster. Esos recuerdos vienen a colación del reportaje firmado por el editor de humanidades, Carlos Haag, que muestra, con base en las evidencias y reflexiones de la tesis doctoral de un cientista político de la Universidad Federal de Bahía y otros estudios, cómo el senador Antonio Carlos Magalhães pudo haberse convertido en la figura perfecta para plasmar el proyecto de modernización en que se empeñaban en la década de 1960 las elites conservadoras de  Bahía.

La referencia al cine abre aquí la oportunidad para destacar la entrevista a Thomaz Farkas, un hombre multimedios que contribuyó decisivamente, de 1964 a 1980, a la producción de casi cuatro decenas de documentales altamente reveladores sobre nuestro país. Son cortometrajes, algunos medios y largometrajes que poco a poco vuelven a la escena en esa búsqueda de las nuevas generaciones por responder a una pregunta que en la boca del conservador Francelino Pereira, político de Minas Gerais ya fallecido, pareció en los años del autoritarismo militar una sorprendente ironía: al final – él indagó como si resonase la nación entera-, ¿qué país es este?

Para finalizar, el realce de la ciencia en esta edición va para la entrevista del editor de ciencia, Carlos Fioravanti, y del editor especial Ricardo Zorzetto con el médico Mauro Fisberg, sobre la anorexia y otras enfermedades fabricadas por el deseo de un cuerpo cuyo diseño fue originalmente determinado por la industria de la moda. Es un tema que demanda acciones urgentes y coordinadas contra una dictadura que también mata -la de la moda.

Mis votos por que tengamos bellas noticias y grandes experiencias en 2007.

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