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Reptiles

Las patas de la serpiente

Fósil encontrado en la Argentina fortalece la hipótesis sobre el origen terrestre de las serpientes

“Mi intuición me dice que la más antigua es una especie terrestre, de aquéllas que llamamos fosorial, pues pasa la mayor parte del tiempo escondida debajo de piedras o reptando por túneles”. Fue con esa sospecha que Hussam Zaher, investigador del Museo de Zoología de la Universidad de São Paulo, encerró la entrevista concedida a esta revista en julio de 2002. Zaher hablaba sobre el origen de las serpientes. En aquella época, el debate sobre el tema era intenso y acalorado. La disputa, entablada por medio de artículos científicos, ubicaba a ambos equipos e interpretaciones en polos opuestos.

El canadiense Michael Caldwell y el australiano Michael Lee garantizaban: las serpientes habían surgido en el ambiente marino. Zaher meneaba la cabeza y cuestionaba: incluso en tiempos remotos, eran animales que vivían en tierra firme. En los cuatro años siguientes pocas novedades surgieron y la discusión se enfrió, aunque ambos lados no cediesen en sus argumentos. Ahora, en un artículo publicado el mes pasado en Nature, Zaher describe un fósil encontrado en 2002 en la provincia de Río Negro, sur de la Argentina, que hace recrudecer la polémica y fortalece la sospecha del origen terrestre de las serpientes. Se trata de un animal con patas, de un metro de largo, que vivió hace 90 millones de años. “Es la serpiente más primitiva que conocemos”, afirma Zaher. “Tiene características de una especie primitiva y fósil y fue retirada de una área de sedimentos continentales. Son elementos que confirman el origen terrestre y descartan el ambiente marino.”

El fósil, en óptimo estado de conservación y casi completo, fue descubierto por el equipo del paleontólogo argentino Sebastián Apesteguía, del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, que inmediatamente invitó a Zaher a participar de la descripción del animal. El trabajo comenzó en la Argentina y terminó en Brasil. Atentos a los mínimos detalles y analizando cada milímetro de decenas de minúsculos huesos, los investigadores no tardaron en encontrar el secreto guardado por la nueva especie. La serpiente tiene, de forma evidente y definida, dos vértebras sacras -ubicadas en la región de la pelvis del animal, que son las responsables de la fijación y la sustentación de las patas posteriores, que tienen cerca de 20 milímetros. “Esa es una característica inusitada, que no existe en ninguna otra de las especies actuales ni en las serpientes con patas descritas hasta entonces”, dice. “Esa es la más primitiva de las serpientes ya descubiertas.” Hay evidencias de que la musculatura de las patas sería bastante desarrollada, lo que indica que esos órganos serían usados de forma intensa y constante, auxiliando en la locomoción, por ejemplo.

El análisis de la región posterior del cráneo revela una mandíbula corta, que limitaría los movimientos e indica la incapacidad de ingerir grandes presas. “En ese sentido, guarda semejanzas con las Aniloideas y con la serpiente fósil Dinilysia, dos grupos que están próximos de la base de la rama evolutiva de las serpientes”, compara Zaher. Con escamas de color marrón y anillos en tono casi negro en una reconstitución artística, la madre de todas las serpientes fue llamada  Najash rionegrina. El primer nombre hace referencia al animal bíblico que habría habitado el Jardín de Edén y seducido a Adán y Eva; el segundo homenajea a la región donde se halló el fósil.

La serpiente de Israel
La polémica sobre el origen de las serpientes se remonta al siglo XIX, cuando el paleontólogo estadounidense Edward Drinker Cope planteó por primera vez la idea de que estos animales habrían surgido en un ambiente marino y serían los sucesores de los mosasauros, grandes lagartos ya extinguidos, que también habitaban los mares. Esa tesis fue retomada con gran repercusión en 1997, cuando Caldwell y Lee publicaron en Nature un artículo donde describían la Pachyrhachis problematicus, una serpiente con patas posteriores y alrededor de 95 millones de años, hallada en el sitio arqueológico de Ein Yabrud, Israel -un área formada por sedimentos marinos. Los dos investigadores afirmaron: era el eslabón perdido entre los mosassauros y las actuales serpientes. Pero, al leer el artículo, Zaher no se dio por convencido. “Noté una serie de imprecisiones”, recuerda.

Una respuesta más consistente sólo pudo plantearse dos años después, cuando el brasileño, en alianza con Olivier Rieppel, curador de fósiles del Field Museum de Chicago, Estados Unidos, tuvo acceso a una copia fiel de otro fósil de serpiente con patas -que más tarde sería llamada Haasiophis terrasanctus-, encontrado en la misma región de Israel. La descripción del animal, publicada en Science en 2000, mostraba en el cráneo, dentición especializada en el cielo de la boca y movilidad de la mandíbula. Para Zaher, esas son características de un grupo de serpientes actuales, las macrostomatas, que incluyen a la boa constrictor y a la cascabel (Crotalus durissus). “Mostramos que tanto la Pachyrhachis como la Haasiophis no podrían ser consideradas las serpientes más primitivas conocidas, en la base del árbol evolutivo de las serpientes, pues estaban mucho más próximas de las macrostomatas, que forman un linaje más moderno de serpientes”, dice. “En ambas especies, además de las patas ser accesorias y no funcionales, las vértebras sacras ya están incorporadas al tórax, otra evidencia de evolución más reciente.”

El descubrimiento y la descripción de la Najash representan, por lo menos momentáneamente, la solución del embate científico. La madre de las serpientes se une a una serie de otros ancestros anunciados recientemente: a comienzos de abril, Tiktaalik roseae, un pez con patas descubierto por paleontólogos estadounidenses en una isla de Canadá, se hizo conocido del gran público. En 2003, investigadores chinos ya habían encontrado fósiles de dinosaurios con alas, que pueden corresponder a los parientes más antiguos de las aves actuales. Según Zaher, el esfuerzo de los paleontólogos y el conocimiento más detallado de cuencas sedimentarias argentinas, chinas y canadienses son algunos de los principales responsables por alimentar el debate sobre el origen de los grandes grupos de animales, ayudando a llenar lagunas y a construir de forma más precisa la historia de los linajes en el tiempo. Zaher sabe que la descripción de la serpiente más primitiva conocida hasta ahora reenciende el antiguo debate. “Estamos esperando las reacciones.”

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