WILSON DIAS/ABRFue el fallo más importante en más de cien años de historia del Supremo Tribunal Federal (STF), según juzga Celso de Mello, uno de sus ministros. Durante la tarde del día 29 de mayo, los once jueces de la Corte autorizaron la prosecución de las investigaciones con células madre extraídas de embriones humanos en Brasil al rechazar la Acción Directa de Inconstitucionalidad (Adin) propuesta por el ex procurador general de la República, Cláudio Fonteles, contra uno de los artículos de la Ley de Bioseguridad (Nº 11105). Seis de los votos declararon la improcedencia de la Adin. Los restantes cinco ministros, aunque no habían considerado inconstitucional a la ley, fijaron reservas que, en mayor o menor grado, podrían imponer límites a la actividad científica. Pero fueron votos perdidos.
Con la histórica decisión, el STF avaló el retorno de las investigaciones brasileñas con células madre embrionarias, que permanecían a baño maría debido a la incertidumbre originada por la Adin. Ese fallo puso una espada sobre nuestras cabezas, afirma la genetista Lygia da Veiga Pereira, quien espera obtener en su laboratorio de la Universidad de São Paulo (USP) el primer linaje brasileño de un tipo particular de célula. Capaces de regenerar diferentes tejidos del cuerpo como por ejemplo la piel, los huesos o las neuronas-, las células madre embrionarias suscitan desde hace tiempo el interés de los investigadores y de la población en todo el mundo, porque representan una esperanza en el tratamiento para problemas graves contra los cuales los medicamentos no surten el efecto deseado. La producción de un linaje nacional de células madre embrionarias humanas es un gran avance para la ciencia brasileña. Debe dota de autonomía al país, que puede dejar de depender de la importación de linajes producidos en el exterior, dice Lygia, que trabaja en procura de ese objetivo desde el año 2005 con Stevens Rehen, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Seguí adelante confiando en el buen sentido del STF, cuenta Lygia.
No es una tarea fácil. Desarrollar una familia significa extraer células de un embrión en los estadios iniciales de desarrollo y hacerlas reproducirse en laboratorio sin que pierdan su característica más interesante: la pluripotencia, que es la capacidad de originar otras células del cuerpo. Utilizando una técnica innovadora ?en la cual se cultivan células de embriones humanos sobre fibroblastos humanos-, Lygia y Rehen ya consiguieron generar una linaje brasileñ, pero los resultados aún no han sido plenamente satisfactorios. Ahora pretenden repetir el experimento adoptando el método clásico utilizado en el mundo entero, en el cual esas células se cultivan sobre fibroblastos de ratones. Ellas son adecuadas para su utilización en investigación, pero no para tratamientos, explica Lygia, que pretende transferir la técnica a otros laboratorios del país tan pronto como ella sea dominada.
Ese es un nuevo aprendizaje, dice el médico Antonio Carlos Campos de Carvalho, investigador del Instituto Nacional de Cardiología y de la UFRJ, donde también trabaja con familias de células madre embrionarias humanas importadas. Carvalho y otros cuatro grupos de la UFRJ intentan desde el año 2005 aumentar la obtención de determinados tipos de células madre, que podrían utilizarse en la reparación de algún tejido dañado. Mediante la decisión del STF, obtuvimos tranquilidad para poner a estudiantes de maestrías y doctorados a trabajar en esos proyectos, afirma Carvalho.
La genetista Mayana Zatz, líder de la movilización en favor de la liberación de las investigaciones, dice que el potencial terapéutico de las células madre embrionarias es inmenso. Pero es necesario tener paciencia: no se sabe cuándo ni cuáles enfermedades podrán ser efectivamente tratadas, advierte. Los investigadores ya se hallaban trabajando con células madre embrionarias, tanto importadas como brasileñas porque no estaba prohibido. Pero ninguno estaba investigando demasiado porque no se sabía si ellas serían interrumpidas. Ahora los investigadores van a lanzarse en ese camino: elevar proyectos, conseguir financiación, realizar investigación, dice Mayana. La investigadora resaltó que el aval del STF no significará una reducción en la investigación con células madre adultas, que pueden extraerse de varios órganos, aunque no presentan la versatilidad de las embrionarias. La investigación con células adultas generará resultados a corto plazo, pero las embrionarias permitirán el tratamiento de una gama más amplia de dolencias, afirmó
El ministro de Ciencia y tecnología, Sérgio Rezende, recordó que las investigaciones con células madre apoyadas por el gobierno federal desde el año 2004, podrían otorgar los primeros resultados en el año 2009. Hasta ahora esos proyectos recibieron alrededor de 24 millones de reales. Es cierto que, para los primeros resultados concretos, contamos con un largo camino por delante. Pero es preciso destacar que esas investigaciones intentan proporcionar respuestas para males tales como las lesiones raquimedulares, la diabetes y las enfermedades genéticas, explicó el ministro.
REPRODUCCIÓNClonación prohibida
Las investigaciones con células madre embrionarias están contempladas en la Ley Nacional de Bioseguridad, sancionada en marzo del año 2005 (lea el artículo de tapa de la revista Pesquisa FAPESP, edición nº 110). La utilización de embriones fue habilitada en condiciones restringidas: sólo está permitido el uso de células madre de embriones excedentes de los procesos de fertilización in vitro aun en el caso de que se muestren inviables para la reproducción o si estuvieran congelados desde hace por lo menos tres años. Quedó prohibida la clonación de embriones que, en teoría podría generar células y tejidos realizados a la medida para el tratamiento de un individuo.
Pero luego de su entrada en vigor surgió un impasse jurídico. En el mes de mayo del año 2005, el entonces procurador general de la República, Cláudio Fonteles elevó la Adin al STF. Él recusó el artículo 5º de la ley, precisamente el que dispone acerca de la utilización de embriones almacenados en clínicas de reproducción (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 113). Según Fonteles, tales disposiciones se contraponían con la protección que la constitución confiere a la vida humana. Esta acción suscitó la primera audiencia pública realizada en la historia del STR (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 135). Por iniciativa del ministro ponente, Carlos Ayres Britto, el STF reunió a veintidós científicos en Brasilia para debatir la siguiente cuestión: ¿cuándo comienza la vida? El juicio recién daría comienzo en el día 5 de marzo, con la lectura del voto de Ayres Britto, quien refutó la tesis de Fonteles. Dejar de contribuir para devolver a las personas la plenitud de la vida ¿no sería una inhumana omisión de ayuda?, indagó Britto. La por entonces presidente de la corte, la ministra Ellen Gracie, acompañó el voto del relator, pero la sesión fue interrumpida por un pedido de revisión del ministro Carlos Alberto Menezes Direito, y sólo retomada el día 28 de mayo.
Direito, quien pertenece a la Unión de los Juristas Católicos de Río de Janeiro, planteó en su voto que la extracción de células madre fuera condicionada a la no destrucción del embrión congelado. Además de él, los ministros Ricardo Lewandowski, Eros Grau, Gilmar Mendes y Cezar Peluso propusieron enmiendas que preveían límites a la investigación. Pero prevaleció la tesis del ponente, apoyada también por los ministros Marco Aurélio Mello, Ellen Gracie, Celso de Mello, Cármen Lúcia y Joaquim Barbosa, quienes votaron por la liberación de las investigaciones bajo los términos que expresa la Ley de Bioseguridad, sin restricciones.
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