La disminución del consumo de grasas puede que no sea la mejor alternativa para reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y de mortalidad, según enuncia en su conclusión principal el estudio más comentado en las redes sociales en 2017. El paper, que recomienda abandonar hidratos de carbono, se ubica al tope del escalafón de los 100 artículos de mayor impacto en internet, elaborado por Altmetric, una empresa del Reino Unido que monitorea la influencia de la producción científica dejando de lado las citas en otros artículos y recurriendo a un análisis de las menciones en sitios web, redes sociales, Wikipedia, portales de noticias y blogs. Muchas de las investigaciones científicas que suscitaron más debates durante el año pasado se ocupan de temas tales como los estereotipos de género, los estigmas en torno a las enfermedades mentales y los efectos de los cambios climáticos. Otras abordaron cuestiones tales como los planetas capaces de contener vida y el riesgo de que los robots les roben el empleo a los seres humanos. El ranking completo se encuentra disponible en: altmetric.com/top100/2017/.
El artículo que encabeza el ranking de 2017 salió publicado en la edición de agosto de la revista The Lancet y es obra de científicos de varios países, incluso de Brasil, y evaluó la dieta de unas 130 mil personas en 18 naciones durante los últimos 10 años. Según la base de datos Scopus, de la Editorial Elsevier, por el momento, el trabajo fue mencionado 10 veces en otros artículos. Pero logró un gran impacto en un público muy diverso: fue citado en más de 7.400 entradas publicadas en Twitter, 422 páginas en Facebook y 130 portales web de noticias. “Gracias a los datos provistos por Altmetric es posible disponer de un esquema más completo del alcance inmediato de la investigación científica en la sociedad”, dice el cardiólogo Álvaro Avezum, director del Departamento de Investigación del Instituto Dante Pazzanese, en São Paulo, y uno de los autores del artículo. El número de citas, dice, es un parámetro instituido para evaluar la importancia de la producción científica, pero no aporta pistas al respecto del modo en que la población percibe sus resultados.
Las revistas médicas The Lancet, BMJ y JAMA predominan en el ranking con 22 artículos
El ranking de Altmetric se divulga anualmente desde 2013. El año pasado, los 100 artículos de la lista recibieron, en total, más de 200 mil menciones. La mayoría de ellas fue en Twitter (165 mil), figurando a continuación los sitios web de noticias (25 mil) y luego Facebook (6.164). “Las redes sociales son las fuentes más importantes para evaluar el interés de la gente al compartir o comentar posteos en donde se divulgan los artículos científicos”, explica el experto británico en bioinformática Euan Adie, fundador de Altmetric. “En tanto, para analizar el alcance de los papers, resulta más interesante considerar la repercusión en los medios de prensa”, añade.
Un artículo que se publicó en la edición de mayo en la revista Research Policy quedó ubicado en el segundo puesto del escalafón al repercutir no sólo en más de 7.300 tuit, sino también en periódicos importantes y portales de noticias, tales como el español El País y el estadounidense Yahoo. El estudio reveló que un tercio de los 3.659 doctorandos de las universidades de la región de Flandes, en Bélgica, corría riesgo de desarrollar algún tipo de enfermedad psiquiátrica. “Si bien se trata de un problema del ámbito universitario, el debate sobre las presiones que afrontan aquellos que optan por seguir una carrera académica y los trastornos psicológicos relacionados con la vida en el posgrado resultan evidentes en todo el mundo. Eso justifica el interés del público por el tema”, comenta el biólogo Atila Iamarino, uno de los creadores de la red ScienceBlogs Brasil.
El 49% de los artículos se encuentra disponible para su lectura en forma gratuita
En el tercer puesto, quedó un paper del Journal of American Medical Association (Jama), rubricado por científicos de varias instituciones de Estados Unidos. El estudio analizó datos del Medicare, el sistema de seguros de salud administrado por el gobierno estadounidense, entre 2011 y 2014, y descubrió que los pacientes con edad igual o superior a 65 años tratados por médicas registraron tasas de mortalidad significativamente menores en comparación con aquellos que fueron atendidos por profesionales del sexo masculino en el mismo hospital. El estudio sugiere que las diferencias de género en los modelos de la práctica médica pueden tener implicaciones clínicas en el tratamiento de los pacientes.
“Como puede verse, muchos de los temas están relacionados con la salud humana y la aptitud física”, resalta Euan Adie. Poco más de la mitad de la lista (el 53%) corresponde a artículos publicados en revistas médicas o que están destinados a quién se desempeña en la medicina. “Se trata de un campo del conocimiento cuyos avances científicos y los descubrimientos afectan directamente la vida de la gente, a diferencia, por ejemplo, de la física cuántica”. Uno de los artículos que generó más revuelo en 2017 propuso una metodología controversial para diagnosticar la depresión basándose en fotos publicadas en Instagram. El estudio, que salió publicado en la revista EPJ Data Sience, un trabajo de científicos de la Universidad Harvard y la Universidad de Vermont, ambas en Estados Unidos, recopiló 43.950 fotos publicadas en esa aplicación por 166 participantes. Las imágenes fueron analizadas por medio de un software que ayudó a identificar que los individuos depresivos de la muestra tendían a publicar fotos que eran, en promedio, más azules, más oscuras y más grises que aquellas que publicaban los usuarios sanos.
El 69% de los papers tiene al menos un autor de Estados Unidos
Para el epidemiólogo Carlos Augusto Monteiro, docente de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (USP), la lista de Altmetric sirve como advertencia para que la comunidad científica tome recaudos acerca de la forma en que los resultados de investigaciones científicas se están difundiendo al público. “Muchos estudios sobre la salud y la medicina se divulgan en las redes sociales como si fueran definitivos, pero no siempre los resultados presentados reflejan un consenso dentro de la comunidad científica”, dice Monteiro. Ese es el caso, afirma, de la investigación que quedó en el primer puesto del ranking de Altmetric. “Pese a que llegó a ganar varios titulares en periódicos, el estudio publicado en la revista The Lancet arroja conclusiones muy taxativas, como la que afirma que los consejos alimentarios deben modificarse, y ha sido objeto de críticas de epidemiólogos de todo el mundo, porque adopta metodologías controversiales”.
El nombre del farmacéutico Anderson Martino-Andrade, de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), fue a parar a la lista de Altmetric porque firmó como autor, junto con científicos de otros países, un artículo que identifica un declive de más de un 50% en el recuento de espermatozoides en los varones occidentales. El trabajo cobró gran repercusión, principalmente en portales de noticias, donde se lo citó en 396 reportajes en varios países. “Analizamos 185 estudios que salieron publicados sobre el tema entre 1981 y 2013, que evaluaron un total de 42 mil muestras de semen. Algunas de las hipótesis para explicar la baja concentración de espermatozoides son el aumento de la obesidad, el tabaquismo, el estrés y la creciente exposición a los agrotóxicos”, explica Martino-Andrade. “Se trata de un tema controvertido entre los científicos, porque hay grupos que rechazan que haya un declive en la concentración de espermatozoides y que eso pueda afectar la reproducción humana. También debería informarse al público al respecto de este tipo de conflictos, muy frecuente, por otra parte, que existen en la ciencia”, dice.
La revista Nature ostenta la mayor cantidad de artículos (16) en el ranking
Euan Adie, de Altmetric, hace hincapié en el hecho de que los artículos no siempre alcanzan notoriedad en internet precisamente por sus contribuciones científicas. “Muchos papers llegan a estar en boca de la gente en las redes sociales debido a errores detectados luego de su publicación o porque el tema en cuestión es naturalmente polémico”, dice. Él comenta que en esta última edición del ranking no hubo casos de errores o fraudes, pero recuerda situaciones poco comunes que se registraron en años anteriores. “En una ocasión, un artículo figuraba en el top 100 porque su autor había escrito una petición de matrimonio en la sección de agradecimientos”. En 2014, un trabajo tuvo gran repercusión en las redes sociales a causa de un descuido de los autores y de los editores del Journal of Ethology. El artículo, que versaba sobre la variación del nivel de melanina, el pigmento que le confiere el color a la piel, en diferentes ambientes, se publicó con un comentario inusitado sobre una de las referencias que se citaban en el texto: “Aquí debemos hacer mención al artículo de porquería de Gabor”. El paper fue sustituido por una versión nueva, pero eso no fue suficiente para evitar la catarata de comentarios en internet, casi todos mofándose del desliz que habían cometido los autores.
Para analizar la importancia nacional e internacional de la difusión de artículos en las redes sociales, científicos de Brasil, Canadá y Estados Unidos investigaron cómo se compartieron papers sobre el virus del Zika entre los usuarios de Facebook y Twitter durante el primer semestre de 2016, cuando la enfermedad fue declarada una emergencia internacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El trabajo, que salió publicado en enero, en la revista PLOS ONE, reveló que, pese a que la lengua inglesa prevalece en las entradas publicadas en ambas redes sociales, en Facebook, alrededor del 24% de las publicaciones fueron hechas en otros idiomas, entre los que despuntan el portugués y el español.
En el estudio, también se observó que las publicaciones comentando artículos con al menos un autor brasileño tuvieron un 13% más de posibilidades de ser escritas en portugués en Facebook que en Twitter. “Los resultados indicaron que la comunicación científica sobre el zika en las redes sociales fue predominante en idioma inglés, aunque se considere a Brasil como el centro de la epidemia”, comenta Germana Barata, investigadora del Laboratorio de Estudios Avanzados en Periodismo de la Universidad de Campinas (Labjor-Unicamp) y autora principal del estudio.
“En Twitter, los científicos publican mayormente en inglés, y por eso logran un público más global. En tanto, en Facebook, el impacto de las publicaciones escritas en lenguas no inglesas es local”, explica Barata, quien hizo una pasantía de posdoctorado en la Universidad Simon Fraser, en Canadá, en el área de ciencias de la información.
Según ella, el análisis indica que las informaciones científicas serían difundidas mejor entre las poblaciones afectadas si los editores consideraran divulgar los resultados en portugués o en español vía Facebook.