Estamos acostumbrados a escuchar hablar de la estabilidad tectónica del suelo brasileño – que asegura la ausencia de terremotos. Pero en la Sierra do Espinhaço, en Minas Gerais, puede estar ocurriendo, en este mismo instante, un lento y silencioso movimiento hacia arriba. Indicios de este tipo de deslizamiento, que consiste en la elevación natural de las masas continentales, fueron detectados en las investigaciones de André Salgado, bajo la dirección del profesor Roberto Valadão, de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG).
La causa de dicho movimiento puede estar directamente relacionada con la erosión acelerada que se registra en el lugar. Según los investigadores, la Depresión de Gouveia, en el Espinhaço Meridional, está padeciendo un “desnudamiento” geoquímico: la pérdida de masa resultante del retiro de material iónico por la agua, que se produce cuando el agua penetra en el suelo y reacciona químicamente con las rocas. La tasa de material iónico de los ríos de la región fue considerada superior a lo que sería de esperar. Este proceso químico favorece la erosión mecánica, por desagregar el material rocoso en sedimentos cada vez menores, más fáciles de ser transportados mecánicamente por el viento o por el agua de la lluvia.
El resultado, los investigadores ya lo han constatado, aparece en la forma de surcos, barrancas y depresiones, marcas de relieve que denuncian el acelerado proceso de erosión. Ésta, a su vez, provoca una necesidad de equilibrio de las masas, razón del deslizamiento hacia arriba. “La intensidad de los procesos erosivos nos lleva leva a creer que la región posee condicionantes naturales que los favorecen”, explica Valadão. Esos factores naturales, combinados con la acción humana, pueden causar un desastre de grandes proporciones. Por eso Valadão asegura que las prácticas agrarias tradicionales son contraindicadas en esa región.
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