La violencia doméstica contra las mujeres también afecta a los niños que la presencian, según indica un estudio realizado por investigadores de la Universidad Federal de Pelotas (UFPel), en el estado brasileño de Rio Grande do Sul. Estas conclusiones se basan en la Cohorte de Nacimientos de Pelotas 2015, que incluye a todos los nacimientos registrados en hospitales entre el 1º de enero y el 31 de diciembre de 2015 en la ciudad de Pelotas. De los 4.275 participantes de la cohorte nacidos vivos, la muestra incluyó 3.730 y 3.292 parejas de madres e hijos seguidos a los 4 años y a los 6-7 años de edad, respectivamente. Las relaciones parentales fueron evaluadas mediante filmaciones de la madre y del niño en tareas interactivas, evaluadas por un equipo de psicólogos y en entrevistas con las mujeres de ambos grupos. Los análisis, coordinados por la epidemióloga Carolina Coll, de la UFPel, mostraron una alta prevalencia de la llamada violencia conyugal: el 21,9 % de las madres declaró haber padecido violencia emocional y el 9,4 % violencia física o sexual en los 12 meses previos a la entrevista. La experiencia violenta dañó la relación entre madres e hijos, debilitando la llamada consistencia parental, que se expresa en la comunicación e interacción con los niños e indujo comportamientos coercitivos de los padres, con resultados similares en ambos grupos (Lancet Global Health, septiembre).
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