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Memoria

Los secretos del corazón

Un libro de 1628 que explicó la circulación sanguínea sale ahora publicado en edición trilingüe

Memoria_fig3-4 Editora UnifespEn tan sólo 17 años, vieron la luz en Inglaterra tres de las más importantes obras de su cultura, por el significado que tuvieron para la religión, la literatura y la medicina: la traducción autorizada de la Biblia del rey James I (1611), la edición de las piezas de William Shakespeare (1623) y el tratado médico Exercitatio anatomica de motu cordis et sanguinis in animalibus (1628). Este último libro, escrito por William Harvey (1578-1657), es tenido como el modelo fundador y el prototipo del método científico en la investigación médica actual. Conocido como De motu cordis, dicho tratado salió publicado en marzo pasado en edición trilingüe (latín, francés y portugués) de editorial Unifesp, y en portugués su nombre es Estudo anatômico do movimento do coração e do sangue nos animais.

El estudio de Harvey salió publicado en aquel tiempo en Francfort, Alemania, por precaución. En la época aún imperaban las enseñanzas del médico griego Galeno de Pérgamo (132-200 d.C.), estudioso y practicante de la medicina hipocrática en la Roma imperial. Galeno describió correctamente la anatomía del corazón y se dio cuenta de que funcionaba como una bomba, pero creía que la sangre se producía en el hígado, y desde allí era distribuida a los otros órganos y a los diversos tejidos. También creía que había un espíritu vital, engendrado en el corazón, que recorría las arterias y las venas junto con la sangre.

Memoria_livro Editora UnifespEstas impresiones de Galeno perduraron durante 14 siglos, hasta comienzos del siglo XVII. En ese entonces fueron ligeramente modificadas por otros médicos, como los italianos Realdo Colombo (1516-1559) y Andrea Cesalpino (1519-1603), hasta que definitivamente cayeron por tierra con De motu cordis. En el primer capítulo, Harvey se refiere a la oposición que esperaba de parte de los anatomistas, que se empeñaban en demoler la nueva doctrina y calumniarla. Sabía que podría ser peligroso poner en cuestión las centenarias doctrinas de Galeno, de allí la elección de Francfort para publicar su tratado.

Debido a que era médico de la corte del rey Carlos I de Inglaterra, pertenecía al Colegio Real de Médicos de Londres y tenía una sólida reputación, poco o poco Harvey convenció a sus colegas ingleses acerca de la veracidad de sus descubrimientos, aunque los mismos recién tuvieron aceptación en los restantes países de Europa a finales del siglo XIX.

De motu cordis tiene 72 páginas y 17 capítulos en los cuales Harvey revela los secretos de la circulación de la sangre en los animales y en el hombre y descarta definitivamente con sumo cuidado y elegancia los erróneos conceptos de sus  predecesores. Describió la circulación de la sangre con base en la observación minuciosa de la anatomía y del funcionamiento del corazón y del sistema circulatorio de una enorme cantidad de animales de todas las especies que pudo diseccionar, desde la estrella de mar hasta el hombre. Y siempre que le fue posible con el espécimen vivo, para investigar mejor. Ni siquiera su loro se salvó cuando murió.

Memoria_folha_de_rosto Editora UnifespEl modo en que Harvey describió sus investigaciones es ejemplar, similar en todo a la construcción de una tesis universitaria de los días actuales, dice el traductor Pedro Carlos Piantino Lemos, profesor de cirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo y cirujano del Instituto del Corazón (InCor). Primeramente exhibe las opiniones de los filósofos y de los médicos griegos y latinos referentes a los aspectos anatómicos y fisiológicos del corazón y de los vasos sanguíneos, las compara con sus propias observaciones y las cuestiona. Después analiza sus  propias observaciones mediante evidencias fácticas y demostraciones lógicas. Por último llega a la conclusión de que la sangre, impulsada por el corazón, recorre las arterias y las venas del cuerpo de los animales y del hombre mediante un movimiento constante y circular, es decir, expone definitivamente los secretos del corazón.

Además de ser docente y cirujano, Piantino Lemos es investigador y traductor de textos históricos de medicina. De motu cordis no es su único interés. Ha trabajado con De humani corporis fabrica, de Andrea Vesalius (Ateliê Editorial, Unicamp e Imprensa do Estado, 2003) y De re anatomica, de Colombo.

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