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Ciencia

Los seres de las profundidades

Un estudio expande el conocimiento sobre los peces que viven muy debajo de la superficie del mar. Con ello ahora se duplica el total de especies conocidas

ROBERTO LONDONDe nada sirve buscar unMyctophidae en la pescadería del supermercado. Aun cuando se lo pida por su nombre popular – pez linterna -, la cosa no va a funcionar. Con sus entre 5 y 10 centímetros de largo y una característica común con las luciérnagas – su cuerpo cubierto por órganos que producen luz -, los representantes de esta familia de peces viven durante el día en aguas profundas, de hasta 1.500 metros, a lo largo de la costa brasileña. Por las noches, migran rumbo a la superficie formando cardúmenes. Entonces son devorados por peces grandes, como los atunes, estos últimos sí una alternativa para el almuerzo, con sus entre 2 y 3 metros de longitud.

Hoy en día se sabe mucho más sobre los peces linterna; esto como resultado de dos emprendimientos complementarios entre sí, ambos financiados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCT) de Brasil: uno ligado al Programa de Apoyo a Núcleos de Excelencia (Pronex), que se inició hace cinco años para evaluar la diversidad de la fauna de los peces en Brasil, y el Programa de Evaluación del Potencial Sostenible de Recursos Vivos en la Zona Económica Exclusiva (Revizee), iniciado en 1997 con el objetivo de sugerir formas de explotación que no amenacen la supervivencia de las especies más explotadas comercialmente (lea en Pesquisa FAPESP43 ). El libro Peixes da Zona Económica Exclusiva da Região Sudeste-Sul do Brasil, publicado por la editorial de la USP (Edusp) que narra los hallazgos del equipo del Revizee, aportó datos inéditos sobre 185 especies de peces de las profundidades que se incorporaron al Catálogo das Espécies de Peixes Marinhos do Brasil, editado por el Museo de Zoología de la Universidad de São Paulo (USP). Como consecuencia de estos dos trabajos, el número de peces marinos brasileños de especies conocidas pasó a ser de más del doble. Si eran 578 en 1941, fecha del estudio anterior, en la actualidad son 1.297 especies listadas una por una en el catálogo.

A primera vista los peces de la costa brasileña llaman la atención por el contraste de portes – de los minúsculos y coloridos góbidos, de menos de un centímetro de longitud, hallados en los arrecifes coralinos, al tiburón ballena (Rhincodon typus), de hasta 10 metros. Viven a lo largo de los 8 mil kilómetros del litoral brasileño en bordes costeros rocosos, en arrecifes de coral, en las zonas de alta mar más cercanas a la superficie o en las profundidades sin luz, como es el caso de los peces linterna, estudiados minuciosamente por Andressa Pinter dos Santos, alumna del posgrado del Instituto Oceanográfico de la USP y una de las autoras del libro Peixes da Zona Económica Exclusiva, coordinado por José Lima de Figueiredo, del Museo de Zoología de la USP. “Los peces linterna son los vertebradosque más abundan en los océanos”, dice Dos Santos, luego de haber estudiado 37 de las 77 especies halladas en el litoral brasileño.

Los representantes de la familia Myctophidae son actualmente reconocidos como de alto valor ecológico debido a que están en la base de la cadena alimentaria – en otras palabras, porque sirven de alimento a especies de valor comercial, como por ejemplo el atún (de la familia Scombridae) y el calamar (Illex argentinus), o incluso a las ballenas. Si bien hay otras regiones del planeta, de menores dimensiones territoriales y una diversidad de especies aún mayor, como los archipiélagos de Hawai, cabe destacar la cantidad de especies endémicas – exclusivas – del litoral brasileño: son 123, el equivalente al 10% del total de las especies. Este conjunto comprende incluso a peces de gran porte descubiertos recientemente, como la raya Dasyatis marianae. Esta especie, de un metro de diámetro, vive sobre fondos de arrecifes o cascajos, en aguas playas, de un máximo de 30 metros de profundidad, y fue descrita únicamente en 2000.

También hace tres años, biólogos del Museo de Zoología y del Instituto Smithsonian de Estados Unidos informaron acerca del descubrimiento de una nueva especie, el Clepticus brasiliensis, un pez bastante peculiar, también endémico de Brasil. La aleta de la cola de los machos de esta especie, más larga que el propio cuerpo, de cerca de 30 centímetros, exhibe unos largos filamentos de función desconocida. El Clepticus brasiliensis es un recolector selectivo de plancton, un conjunto de diminutos organismos que flotan en la superficie del mar y se encuentran en la base de la cadena alimentaria marina. Otras especies de peces que también se alimentan de plancton nadan con la boca abierta y filtran la comida. Pero lo más intrigante es que este Clepticus es un hermafrodita secuencial: sus ejemplares nacen hembras, y algunas de éstas – no se sabe aún en que proporción – se transforman en machos cuando llegan a la fase adulta. Si muere uno de los machos dominantes del grupo, solamente una hembra se transforma en macho y ocupa ese puesto: para de producir óvulos y empieza a producir espermatozoides.

Entre los hallazgos más recientes todavía se encuentran los nuevos representantes del género Apionichthys, guardados sin identificación desde hace unos 30 años en el Museo de Zoología y de otros museos hasta que fueron estudiados por Robson Tamar da Costa Ramos, alumno de doctorado de Naércio Aquino Menezes, coordinador del catálogo. Ramos descubrió tres especies nuevas descritas este año: Apionichthys menezesi, A. rosai yA. seripierriae, que viven actualmente en ríos de la Cuenca Amazónica, pero descienden de antepasados marinos. Son peces que, como los lenguados, a los cuales están emparentados, tienen dos ojos y el colorido del cuerpo de un lado solamente – de esta forma logran camuflarse: “Viven enterrados o semienterrados en la arena, y los predadores no los pueden ver”, informa Menezes. Vistos desde arriba, aun cuando están nadando, los Apionichthys se confunden con el fondo de los ríos, debido al color oscuro del lado superior del cuerpo.

Cae un paradigma
Debido a la falta de informaciones detalladas sobre la diversidad de peces marinos, antes se pensaba que la fauna brasileña de peces de los arrecifes fuera prácticamente idéntica a la del mar del Caribe, pues ambas son áreas tropicales y vecinas. Pero esta teoría naufragó definitivamente el año pasado, cuando Rodrigo Moura concluyó su doctorado en el Instituto de Biociencias de la USP con el apoyo de la FAPESP, mostrando las diferencias entre los peces que viven en los arrecifes de corales del litoral de Brasil y los del Caribe, antes vistos como idénticos, principalmente debido al patrón de colores de sus cuerpos. “Los niveles de endemismo en los arrecifes brasileños son cuatro veces mayores que los del Caribe, en donde se encuentra el 95% de los arrecifes del Atlántico”, afirma Moura, coautor del catálogo, que actualmente trabaja en Caravelas, en la costa de Bahía, como biólogo de Conservation International Brasil.

Y si bien una idea fue agua abajo, otra cobró fuerza: está más claro que el río Amazonas separa a las poblaciones de peces marinos, al arrojar agua dulce a más de 100 kilómetros de su desembocadura. “El Amazonas funciona como una barrera efectiva contra la dispersión de peces”, comenta Moura. De acuerdo con el investigador, no es imposible atravesar este obstáculo, pero muchas especies deben vencerlo a ritmo lento, lo que permite la diferenciación de especies al sur y al norte de la desembocadura.

Y los resultados del Revizee lo dejan claro: es imposible incrementar en forma significativa – y no predatoria – la cantidad de pescado marino. “La costa de Brasil es pobre en especies comerciales, a diferencia de la de Perú, que cuenta con grandes existencias de anchoveta, debido a las corrientes marinas frías que se acercan al continente”, dice Menezes. “Y lo peor es que las existencias de las especies más explotadas se han agotado”. Según Menezes, actualmente son raros los cardúmenes de sardinas (Sardinella brasiliensis), que antes constituían uno de los principales recursos pesqueros de Brasil, como producto de la pesca predatoria, sumada a las variaciones ambientales locales. El pejesapo (Lophius gastrophysys), antes desdeñado en la pesca comercial, empezó a pescarse intensamente hace pocos años, debido a su carne, considerada exquisita, y hoy en día las poblaciones de dicha especie se encuentran en ostensible declinación.

El Proyecto
Conocimiento, Conservación y Utilización Racional de la Diversidad de la Fauna de Peces de Brasil
Coordinador
Naércio Aquino Menezes – Museu de Zoología/ USP
Inversión
R$ 1.051.000,00 – Pronex (CNPq)

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