El Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón (LNLS) está invitando a empresas brasileñas innovadoras para participar en la construcción del Sirius, su nueva fuente de luz sincrotrón de tercera generación, que reemplazará a la fuente actual, que opera desde 1997. El costo del proyecto es de 650 millones de reales, que serán financiados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI) y otros colaboradores. El 28 de junio, el LNLS promovió el workshop intitulado Asociaciones Sirius, en el cual presentó ante alrededor de 50 representantes de empresas un conjunto de desafíos tecnológicos involucrados en la construcción de la nueva fuente. Se espera que al menos un 70% del proyecto se realice con la participación de colaboradores. El workshop siguió una sugerencia de la FAPESP, que en 2009 le presentó al MCTI la idea de utilizar la oportunidad de construcción del Sirius para estimular la capacitación para la investigación y el desarrollo en empresas del estado de São Paulo.
Pedro Wongtschowski, presidente del Consejo Administrativo del Centro Nacional de Investigación en Energía y Materiales (CNPEM), la organización social encargada de la gestión del LNLS, manifestó que la iniciativa constituye una oportunidad para que las empresas brasileñas se fortalezcan. “La importación siempre será la segunda alternativa. Nuestra meta consiste en atender las demandas de la ciencia y la tecnología del país y generar oportunidades para que la industria nacional pueda invertir en innovación”. De acuerdo con el físico Antonio José Roque da Silva, director del LNLS, este tipo de convenio genera varios impactos para las empresas. “Para una gran compañía, la interacción es ventajosa, pues involucra a sus equipos en desafíos sofisticados, y ella se posiciona como proveedora en el mercado de aceleradores”, afirmó Roque da Silva. Ya hay dos compañías comprometidas: Weg, de Santa Catarina, para la construcción de electroimanes, y Termomecanica, de São Bernardo do Campo, que aportará tubos de cobre con laminación diferenciada. En tanto, dijo Roque da Silva, para las empresas en formación la perspectiva también es cerrar un contrato significativo, un reto para un negocio que aún procura afirmarse.
La fabricación de los electroimanes por parte de Weg constituye un desafío para la empresa, puesto que no se trata de productos habituales en sus líneas de producción, afirmó Antonio Cesar da Silva, director de marketing y relaciones institucionales de la compañía. “Siempre nos atrajeron los retos en el área tecnológica. Tanto es así que, además de un consejo administrativo, contamos también con un consejo científico y tecnológico”, dijo. Para Luis Carlos Rabello, consejero de Termomecanica, la posibilidad de participar en el proyecto Sirius rendirá algo más que los beneficios económicos: “El convenio será productivo para nuestra empresa y para el país, que aún carece de innovación tecnológica”.
Selección
El LNLS seleccionó un conjunto de desafíos que se están presentando ante las empresas (obsérvese en el recuadro). Entre ellos hay, por ejemplo, “monitores fluorescentes de perfil de haz de electrones” y “desarrollo de fuentes de corriente de baja potencia”, identificados a partir del mapeo del conjunto de sistemas y componentes del anillo. Algunos de ellos deberán responderse concretamente para el año que viene, mientras que otros pueden estar listos más adelante. En el caso de los electroimanes de Weg, la entrega será pactada en con el correr del tiempo: es necesario fabricar más de mil piezas. Otros componentes, tales como el tablero de monitoreo, recién se necesitarán cuando el túnel esté listo, en 2016. En las próximas semanas, las empresas que demostraron interés serán evaluadas según su capacidad técnica. Una vez seleccionadas, deberán cumplir un cronograma estricto, que incluye la creación de prototipos, test y fabricación. Una parte de los componentes será producida en el exterior. “Ciertos sistemas sofisticados requieren un largo plazo de producción, tal como es el caso de la fabricación de espejos. No habría tiempo para producirlos en el país”, dijo Roque da Silva.
Comprometer a empresas en la construcción de grandes instalaciones científicas es una práctica común en Europa y Estados Unidos, pero es algo todavía poco frecuente en Brasil. El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) utiliza la capacidad de empresas de tecnología aeroespacial para varios proyectos. La construcción de la cúpula del telescopio Soar, en los Andes chilenos, y el desarrollo de detectores de rayos cósmicos para el observatorio Pierre Auger, en Argentina, ambos proyectos apoyados por la FAPESP, tuvieron como proveedores a empresas nacionales de alta tecnología (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 188). “El LNLS ofrece una oportunidad para la capacitación y el desarrollo de empresas del estado de São Paulo, que podrán remitir proyectos a programas de la FAPESP, como el Pipe, por ejemplo”, dijo Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la FAPESP, quien participó en el workshop. “No sirve de nada tener un país en el que la ciencia y la investigación son fuertes en la academia y no en las empresas”, sostuvo. En la construcción del primer acelerador, entre 1987 y 1997, se registró escasa participación de las empresas. “El primer acelerador se construyó prácticamente todo dentro del laboratorio, incluso debido a la coyuntura de aquel entonces, con una inflación alta, trabas a la importación e incertidumbre financiera”, afirmó Roque da Silva.
La radiación de luz sincrotrón se genera mediante electrones producidos en un acelerador, que quedan circulando en el interior de un gran anillo casi a la velocidad de la luz y, cuando atraviesan imanes, sufren una deflexión provocada por el campo magnético. Así se emiten fotones que producen la luz sincrotrón. Las ondas electromagnéticas son aprovechadas por científicos de todo el país en el LNLS en estaciones de trabajo o líneas de luz distribuidas en determinados puntos del anillo, para estudios sobre la estructura atómica de materiales tales como polímeros, rocas, metales y también proteínas, moléculas para medicamentos y cosméticos, o incluso imágenes tridimensionales de fósiles o hasta de células. Por sus características técnicas, Sirius será el único de tercera generación en América Latina. “La colaboración con el sector empresarial es decisiva, puesto que nos brindará el horizonte para esa perspectiva de innovación y de desarrollo científico y tecnológico en el país”, dijo el secretario ejecutivo del MCTI, Luiz Antônio Elias.
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