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Recursos naturales

Luzeia: La superguaraná

Los investigadores pretenden elevar la productividad con la utilización de nuevas variedades y perfeccionamiento en las técnicas de plantación

064-071_Acai-Guarana_203-3Casi sin transpirar bajo el fuerte sol del mediodía de comienzos de noviembre, el marañense José de Ribamar Cavalcante Ribeiro presenta las nuevas variedades del árbol de guaraná (Paullinia cupana) que crecen en el campo experimental de Embrapa Amazonia Oriental en Maués, el principal municipio productor de guaraná del estado de Amazonas. La Luzeia, una de las variedades, sorprende por su alta productividad, elevada resistencia genética a las enfermedades más comunes de ese cultivo y –una característica que interesará directamente a los consumidores– por su tenor de cafeína, de un 4,6%, algo considerado muy alto para la guaraná.

El tenor de cafeína de las variedades de guaraná consumidas actualmente es de un 3%, algo mayor que el del café (del 1% al 2%). Además, el efecto estimulante de la cafeína de guaraná puede ser más duradero, debido a su unión con los taninos. A su vez, los taninos representan el 7% del peso seco y ayudan a reducir los residuos del metabolismo celular conocidos con el nombre de radicales libres, cuyo exceso es  perjudicial para el organismo.

En los experimentos de campo, algunas plantas más productivas de esta nueva variedad, probablemente debido al microclima existente en la estación experimental, produjeron hasta 35 kilogramos (kg) de frutos por planta: un rendimiento de hasta 5 kg de semillas torradas. La BRS Maués, que hasta ahora era la variedad más productiva, lanzada en 2000 y bastante cultivada, produce más de 1,5 kg, pudiendo alcanzar hasta 3 kg de semillas torradas por planta, según Firmino José do Nascimento Filho, un ingeniero agrónomo paulista que trabaja en el perfeccionamiento genético de esta especie desde 1983 e integra el equipo de Embrapa para guaraná.

Los secretos de una buena guaraná: plántulas bien cuidadas desde el vivero...

EDUARDO CESARLos secretos de una buena guaraná: plántulas bien cuidadas desde el vivero…EDUARDO CESAR

José Clério Rezende Pereira, fitopatólogo de Embrapa, al cabo de seis años realizando ensayos intensivos en campo, verificó que la Luzeia presenta una elevada resistencia a dos afecciones causadas por hongos que son comunes en el árbol de guaraná: la antracnosis, que ataca a las hojas y reduce la producción de frutos, y la proliferación que deforma las yemas y las flores. Una característica adicional es su probable resistencia a la sequía. “Hace 20 días que no llueve”, dice Ribeiro, el supervisor del campo experimental de Embrapa en Maués, mirando a lo lejos la tierra reseca, “y parece que esta variedad no se ve afectada”.

Para plantar en 2014
En 2011 se lanzaron ésa y otras tres nuevas variedades de árbol de guaraná, algunas incluso con mayor resistencia a las enfermedades, para su uso en el estado de Amazonas. A partir de enero de 2013, los viveristas  comenzarán a producir las plántulas, que comercializarán a partir de octubre con los productores y se plantarán hasta mayo, durante la estación lluviosa de 2014. Si todo sale bien, los frutos negros que parecen ojos podrán cosecharse tres años después de su implantación, con una buena productividad a partir del cuarto o quinto año.

Desde 1976, cuando comenzaron a evaluar y seleccionar las plantas más productivas y resistentes a las enfermedades –como respuesta a la caída de la productividad en la región, provocada por el avance de las plagas–, los investigadores de Embrapa crearon un banco de germoplasma con alrededor de 300 accesos (generalmente un acceso corresponde a más de una planta). De ese material, seleccionaron los 32 que más se destacaban y hasta ahora eligieron 19 nuevas variedades, evaluadas durante al menos 10 años en campo y transferidas a los productores a partir de 2000. Los expertos de Embrapa propusieron una nueva forma de propagarlos, ya no por semillas, tal como se hacía antes, sino por estaquillado, donde las estacas se cortan de gajos de las plantas más sanas y productivas, como una forma de reducir la variabilidad genética, que puede resultar perjudicial cuando es excesiva.

... producen racimos cargados de frutos...

Eduardo Cesar… producen racimos cargados de frutos…Eduardo Cesar

Según él, las variedades que irán a parar a manos de los productores en 2013 mantendrán las características ofrecidas en los test de campo, ya que fueron controladas y se mantuvieron estables durante 35 años. Las nuevas variedades, si son aceptadas por los productores y consumidores, podrán contribuir a recuperar la producción de la región, actualmente de unas 250 toneladas anuales. “Podrían ser mil toneladas por año”, dice Ribeiro. Él cree que esa cota puede lograrse en tres años, siempre que los productores adopten las variedades más productivas y resistentes a las plagas y perfeccionen las técnicas de cultivo, de modo tal que las plantas puedan producir más.

Con ese propósito, el equipo del campo experimental de Embrapa en Maués promueve cursos regulares destinados a mostrar las técnicas perfeccionadas de plantación, abono y poda para los 2 mil productores de la región, en su mayoría pequeños, cuya producción no supera los 600 a 800 kg por año. En 2011, según el IBGE, la productividad promedio de los productores de Maués, Presidente Figueiredo, Itacoatiara y Urucará, en el estado de Amazonas, fue de 206 kg por hectárea (ha) de semilla seca, por debajo de la productividad de Bahía, con 408 kg/ ha. Bahía es actualmente el mayor productor brasileño de guaraná (un 60% de la producción nacional, de alrededor de 2.500 toneladas anuales), seguido por Amazonas (24%) y Mato Grosso (12%). Según los datos del IBGE, los frutos cosechados se utilizan para la producción de refrescos (44%), extractos, jarabes y polvo (24,5%), en laboratorios en general (21%) o se los exporta in natura (10,5%).

... que son torrados lentamente en fogones a leña...

… que son torrados lentamente en fogones a leña…

Firmino do Nascimento relata que él y su equipo intentan ofrecer alternativas para los productores, basándose en la información lograda en los estudios de campo. “Para alcanzar las mejores cifras de productividad”, dice, “los productores deberían prestar mayor atención a nuestras recomendaciones”. Otra posibilidad que se está analizando, reside en la aglutinación de las plantas, que podrían plantarse a una distancia de 4 metros entre sí y 4 metros entre hileras, dando como resultado 625 plantas por hectárea, en lugar de 5 por 5 metros, con 400 plantas por hectárea.

Jesuitas, indígenas y médicos
Empero, no resulta fácil lidiar con hábitos arraigados. Ribeiro comenta que muchos productores observan la planta sana y dudan de hacer la denominada poda de fructificación, que formará nuevas ramas. “La rama nueva es la que produce, las ramas viejas no producen más”, insiste. En el campo experimental de Maués, tan sólo con los cuidados básicos y sin riego, algo que los productores no pueden utilizar, el equipo de Ribeiro recolecta al menos 9 kg de frutos o 1,5 kg de semillas torradas por planta, “¡cinco veces más que el promedio entre los productores!” Ribeiro y su equipo cuidan 5 mil árboles adultos en plena producción y 1.036 comenzando a producir, seleccionando las variedades más prometedoras y ensayando nuevas técnicas de abono y cultivo. “Éramos 30 personas trabajando en el campo en los años 1980, pero las vacantes no se repusieron”.

Falta consenso también en cuanto a cómo secar y torrar los granos cosechados. Algunos productores los secan al sol y los torran en hornos; otros adoptan el método tradicional: utilizan fogones de leña, donde los granos se revuelven continuamente, unas seis horas por día, mientras se tuestan lentamente. El cultivo de guaraná comenzó en Maués, que originalmente se llamaba Luzeia, a cargo de los indígenas Sateré-Maué, que habitan junto al río Maués y sus afluentes. En el siglo XVII, el jesuita João Felipe Betendorf observó que esos aborígenes, luego de tomar guaraná, cazaban durante días y sentían menos hambre. En una retrospectiva histórica del guaraná, Nigel Smith, de la Universidad de Florida, Estados Unidos, y André Luiz Atroch, investigador de Embrapa Amazonia Occidental, registraron que la guaraná  se utilizaba como fortificante, estimulante o para tratar fiebres, dolores de cabeza y diarreas durante el período colonial. En 1872, un médico inglés relató al British Medical Journal que la guaraná de Brasil servía para la neuralgia y problemas urinarios tales como la blenorragia y ya se lo utilizaba con mayor frecuencia en Francia y Alemania.

La guaraná de la Amazonia comenzó a utilizarse en refrescos industrializados y bebidas caseras a comienzos del siglo XX y actualmente es sinónimo de energizante, puro o batido con leche, frutas o huevos. Los usos más recientes señalan que la guaraná contribuye a aplacar el hambre y a perder peso. Una de las pocas fábricas del extracto de guaraná, que se utiliza en varios tipos de bebidas, funciona en Maués y recibe el suministro de la materia prima proveniente de otros estados para complementar la producción local, que un día fue la mayor del país.

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