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Paleontología

Luzia y los perezosos

Mamíferos enormes fueron contemporáneo del más antiguo fósil humano de América del Sur

Una antigua sospecha ahora ha sido confirmada: Luzia y los enormes perezosos terrestres, los “elefantes” sudamericanos, fueron contemporáneos y compartieron el mismo pedazo de tierra. El nombre de la mujer es una referencia al fragmento de esqueleto humano más antiguo encontrado en América: el cráneo de una joven que vivió hace 11 mil años, hallado en la región de Lagoa Santa (Minas Gerais), rica en sitios prehistóricos.

Los animales a los cuales se hace referencia, una versión terrestre y aventajada de los actuales perezosos, que viven arriba de los árboles, constituyen probablemente el ejemplo más espectacular de los animales extinguidos que componían la megafauna de la porción sur del continente americano. La duda sobre la coexistencia del hombre con esos cuadrúpedos peludos -que dependiendo de la especie, podían pesar hasta 5 toneladas y medir 6 metros de largo total- se desvaneció con la divulgación, en abril, del resultado de una prueba de carbono 14 a la que fue sometido un fragmento de costilla de un perezoso terrestre desenterrada en los alrededores de Lagoa Santa, perteneciente a la especie Catonyx cuvieri, una de las 13 identificadas en Brasil hasta ahora.

“El examen mostró que ese perezoso habitó en dicha área hace 9.990 años”, dice el bioarqueólogo Walter Neves, del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (IB-USP), que le había encomendado el análisis al laboratorio estadounidense Beta Analytic. Neves coordina un proyecto temático de la FAPESP que propone una nueva teoría de la ocupación de América. Los perezosos terrestres, mamíferos del orden de los Xenarthra, que se originó y se desarrolló en América del Sur y cuyos representantes actuales se restringen a tres grupos de animales -perezosos arborícolas, tatúes y tamanduás-, surgieron hace alrededor de 50 millones de años. Pero no se sabía exactamente cuándo se extinguieron -si antes o después de la presencia del hombre en esta parte del continente.

Con el resultado de la datación, se comprobó de manera inequívoca que los perezosos aún andaban por las sabanas de Brasil, su hábitat, hace alrededor de 10 mil años, por lo tanto, a posteriori de los primeros registros de la presencia humana en América. Ergo, los perezosos gigantes y los seres humanos deben haber tenido algún grado de convivencia durante un cierto tiempo.La hipótesis de que los perezosos terrestres y el hombre hayan estado lado a lado en Minas Gerais fue sostenida a mediados del siglo XIX por el naturalista danés Peter Lund, que realizó muchas excavaciones en Lagoa Santa y halló fósiles de esos grandes animales.

Durante las últimas décadas, el paleontólogo Cástor Cartelle, de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), también venía defendiendo esa tesis, mucho antes de que la datación estuviera lista. “Tenemos huesos de perezosos con marcas de cortes que deben haber sido efectuados por humanos”, dice Cartelle. En breve estarán listas nuevas pruebas de carbono 14, realizadas con huesos de otras especies de perezosos rescatados del suelo de Minas Gerais, lo que no hará sino aportar nuevas las evidencias de la convivencia entre los hombres y esos portentosos animales.

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