Puede estar próxima la conciliación entre dos abordajes distintos de clasificación zoológica: uno con base en datos morfológicos (de estudios anatómicos y fósiles) y otra en evidencias moleculares (resultantes de análisis de ADN). Biólogos de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, integraron 430 árboles filogenéticas con 315 artículos científicos publicados entre 1969 y 1999. Como resultado, crearon otros seis órdenes de un grupo de mamíferos: los que tienen placenta. Ya existían 18 órdenes establecidos. En el estudio publicado en la revista Science (2 de marzo), las ballenas están en el grupo vecino al del hipopótamo y ambos en el orden Artiodactyla, por causa de la forma de los huesos de los dedos (en la ballena, escondidos en las aletas); el topo, con los elefantes y los peces vacas, en un conjunto de animales con ancestrales comunes, en el orden Afrotheria. Sin embargo, sigue en pie la idea de que las clasificaciones moleculares pueden servir como estructura para estudios de las relaciones evolutivas, mientras las evidencias morfológicas y fósiles siguen siendo usadas para registrar los cambios a lo largo de las eras geológicas.
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