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Presentación

Medio siglo de FAPESP

La idea de establecer una fuente permanente de recursos para fomentar la ciencia y la tecnología, a los efectos de servir de apoyo al desarrollo económico y social del estado de São Paulo, comenzó a germinar hace 70 años, cuando científicos paulistas mostraron su capacidad para solucionar cuestiones técnicas y científicas inherentes a la defensa nacional, al solicitárseles su colaboración con el esfuerzo de guerra brasileño.

Con la democratización, producto del fin del Estado Novo, la comunidad académica y la Asamblea Estadual Constituyente de 1946  fueron capaces de integrarse para incluir en la Constitución de 1947 un dispositivo de apoyo a la investigación científica que contó con el aliciente de diputados de partidos políticos con distintas perspectivas, en especial el de Lincoln Feliciano, del Partido Social Democrático (PSD), y Caio Prado Júnior, del Partido Comunista Brasileño (PCB).

El artículo 123 de la Constitución Paulista estableció que “el apoyo a la investigación científica estará a cargo del Estado por medio de una fundación organizada  en los moldes que estipula la ley”.

El inciso único del dispositivo preveía el fundamento que adjudicó autonomía a la futura institución para mantener la regularidad en el cumplimiento de su misión: “Anualmente, el Estado le asignará a esta fundación, en carácter de renta bajo su exclusiva administración, un monto no inferior al medio por ciento del total de su recaudación ordinaria”.

La institución efectiva de la fundación quedó incluida en el Plan de Acción del Gobierno de Carvalho Pinto (Page). Aprobado por la Legislatura en 1959, el Page cumplió esa meta con la Ley 5.918, del 18/10/1960, promulgada por el gobernador. Dos años más tarde, la institución comenzó a funcionar de acuerdo con los estatutos aprobados en el Decreto 40.132, del 23/5/1962, firmado por Carvalho Pinto.

Entonces se registró nuevamente un ejemplar esfuerzo de integración entre la comunidad científica, el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo de São Paulo, que resultó en principios de acción sólidos y republicanos, consustanciados en los Estatutos de la FAPESP, que por ahora siguen siendo actuales y eficaces .

En el transcurso de este medio siglo, la FAPESP mantuvo los lineamientos básicos de acción de los que la concibieron e implementaron: apoyar la investigación de calidad en todos los campos del conocimiento, sin distinción entre investigación teórica y aplicada, mediante un proceso decisorio realizado por el sistema de “peer review”, con becas destinadas a la formación de investigadores y financiamiento de proyectos regulares propuestos por investigadores graduados.

Pero, para “construir la autoridad” de la FAPESP –en el sentido que Hannah Arendt le diera al concepto–, fue necesario agregar algo más a lo que ya venía haciéndose desde su creación. De este modo, amén del exponencial aumento de la cantidad de proyectos evaluados y seleccionados, la actuación de la Fundación pasó por importantes cambios en los paradigmas de organización de la investigación.

Contribuyó con esto la decisión de la Asamblea Constituyente Estadual de 1988, en un nuevo ejemplo de integración de la comunidad académica con el Legislativo, por la cual el porcentaje de la recaudación anual del estado destinada a la FAPESP subió del 0,5% al 1% y se añadió a su misión el desarrollo tecnológico, por iniciativa de los diputados Aloysio Nunes Ferreira y Fernando Leça, consustanciada en el artículo 271 de la Constitución Estadual de 1989.

Los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepids) fijaron plazos para el funcionamiento autónomo de centros complejos en áreas estratégicas de investigación. Y se crearon otros programas de investigación abarcadores, con estructura organizacional compleja. Algunos ejemplos de ello son el Biota-FAPESP, para el estudio de la biodiversidad y la proposición de políticas para su uso sostenible; el BIOEN, de investigaciones sobre bioenergía, y el Programa FAPESP de Investigaciones sobre Cambios Climáticos Globales. El acercamiento al sector empresarial para estimular la innovación en la producción  quedó contemplado en los programas de investigación asociada (Pite) y el de  investigación innovadora en pequeñas empresas (Pipe).

La internacionalización de la FAPESP, mediante acuerdos con entidades afines en el mundo, ha sido una constante durante los últimos años. Es una respuesta al desafío de la importancia del potencial de interacción entre investigadores nacionales y extranjeros para el avance del conocimiento.

Así, la FAPESP, merced al trabajo de todos aquéllos que participaron durante estos 50 años en su Consejo Superior y su Consejo Técnico Administrativo, de sus personal y de la comunidad científica paulista, ha sido capaz de hacer su aporte para que el estado de São Paulo se ubique mejor en el país y en el mundo, con el conocimiento que generan las investigaciones que fomenta.

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